Viernes, 19/4/2024   Paso de los libres -  Corrientes - República Argentina
 
INTERES GENERAL
Pandemia, desigualdad y operaciones disuasivas
a pandemia ocasionada por el virus Covid-19 encontró a la Argentina en una situación sanitaria muy dañada y en la encrucijada de la renegociación de la deuda. El Presidente de la Nación generó, a través del enfoque humanitario en el tratamiento de la pandemia, un grado de empatía que desespera a los sectores que no se resignan al cambio de giro en gobernanza y por ello en estos días asistimos a una de las operaciones disuasivas más eficaces con el objetivo de infringir daños colaterales al gobierno en la coyuntura de la cuarentena, el «Plan para la liberación masiva de presos», enunciado del género «fake news» que permitió avanzar con ventaja comparativa, debido a las sensibilidades que hacen mella incontestable en el «sentido común».

El acoso planetario del COVID19 ha dado lugar a una vorágine de reflexiones de todo tenor y espesura. Casi todas esas manifestaciones comparten un diagnóstico sombrío y subrayan la flagrante desigualdad que queda al descubierto, las abrumadoras diferencias que se exhiben, ya que justamente la partícula no repara en diferencias por enclave social – es «universal» hasta para la gente de mayor edad, sin miramientos de clase -, ni en las jerarquías de género –aunque hay una leve mayor letalidad para los varones. No se puede ser tan original, voy a sumarme al diagnóstico. La partícula ha socializado absolutamente la exposición al riesgo y esa comunidad del ataque es lo que permite ver mejor la profundidad de las divergencias sociales. El virus es en cualquier caso politizable, como ocurre con todas los fenómenos de la naturaleza en interacción con la cultura. La asistencia médica pública puede reducirse a su mínima expresión en épocas normales, les pobres, les excluides, pueden estar a merced de su buena suerte donde no hay organismos estatales suficientes en número, recursos y distribución geográfica, y pueden arreglarse como puedan con nosologías que refieren cierta constancia y hasta estratificación – sí, hay una distribución social de las enfermedades, sin ir más lejos, nuestra población travesti no sobrepasa los treinta y poco. En épocas normales, países de cierta tradición sanitaria pública – como el nuestro -, pueden sufrir la embestida de gobiernos a contra pelo de la intervención estatal en los resortes básicos para garantizar la existencia, y darse el lujo de reducir el costeo de la salud. La doctrina monocórdica y monovalente neo-liberal ha hecho un curso amplio desde el abandono del estado de bienestar – a veces se nos escapa que esa atribución de árbitro del Estado ancló en algunas concepciones de radicalidad liberal-, pero la factura neo-liberal es un producto de la recomposición más reciente del capitalismo devenido en centralmente financiero.

Cansancio del Estado que debe olvidar el principio de cobijar a todes, sacramentación del mercado cuya mano invisible sabe qué hacer. Es cierto que la adaptación del dictatum neoliberal difiere según países con mayor o menor carga de tradición de estatalidad, pero sobre todo, con relación a algún sentido general preservado por la política por cierta justicia distributiva y no apenas como ariete de los grupos dominantes. En términos gramscianos clásicos, allí donde la política es más esmerada en producir el fenómeno de la hegemonía aumenta la posibilidad de que haya intervención estatal para asistir en materia de educación, de salud, de servicios básicos. Desde luego no es el caso de la peculiar adopción neo-liberal en los países de América Latina, y el ejemplo de nuestro país asoma como catástrofe del experimento, hipérbole del desatino ya que hay que ser muy desatinado para alcanzar tamaña escala de endeudamiento. Si en la mayoría de nuestras sociedades el contraste entre ricos y pobres resulta abrumador – debe pensarse que el 1% de la humanidad posee el 80% de la riqueza -, es abismal en nuestras latitudes y de modo particular en la Argentina ¿Es necesario recordar que la pobreza aumentó al compás de la intemperie de las políticas de ajuste, que se extendió la impudicia del hambre? Coincidió – menos mal!- con un periodo libre de la amenaza de una epidemia infecto-contagiosa de vértigo, de modo que el experimento argentino no trepidó en liquidar el Ministerio de Salud, de limitarle recursos, de abandonar programas. Es bien sabido que faltaron vacunas, que la incidencia del sarampión trepó peligrosamente, que el Estado nacional estuvo ausente de la epidemia localizada del hanta virus (casi ni se enteró la población fuera de Chubut), que fueron desfinanciadas las instituciones de investigación y que el dengue ha alcanzado una expansión gravísima – hay más muertes por dengue que por COVID19 al momento de estas líneas. Para colmo, la última medida importante de quien fuera Secretario de Salud al actualizar el protocolo de actuación ILE (interrupción legal del embarazo), fue vetada por el entonces presidente de la Nación. La pandemia nos encontró en una situación sanitaria averiada y que apenas se recomponía, con ingentes esfuerzos para resolver la crisis alimentaria, sin presupuesto y en la encrucijada de la renegociación de la deuda. No se alcanza tal vez a dimensionar el coraje y la convicción con que ha actuado la máxima autoridad de la Nación, pero seguramente sí por el grado de adhesión extraordinaria que concitó en la población la medida del aislamiento social. La enorme empatía que ha despertado el Presidente seguramente se parangona con la generalizada perspectiva- contra fáctica-, de lo que hubiera podido ocurrir de haber persistido el ciclo neo-liberal.


Sábado, 2 de mayo de 2020

   

Tel: 03772 - 422647 | contacto@elpasodeloslibres.com.ar
| San Martín 1135 - Paso de los Libres - Corrientes
| Director: Juan Sebastián Fiori
Copyright ©2013 | www.ElPasoDeLosLibres.com.ar Todos los derechos reservados.