Viernes, 19/4/2024   Paso de los libres -  Corrientes - República Argentina
 
POR PASSARELLI
A los padecimientos de los otros no les importa nada
Hicieron lo imposible por no pagar el «Aporte solidario y extraordinario de las grandes fortunas» aprobado por la AFIP para atenuar los daños por la epidemia del covid 19 que asoló al país. El ejemplo de René Houseman.


Contreñidos por la magistratura, a la que habían apelado, GABRIEL BATISTUTA, CARLOS TÉVEZ, EL KUN AGÜERO y otros ex representantes de la Argentina futbolera, asiduos presentes en su selección nacional de fútbol con la celeste y blanca sobre el pecho, deberán pagar, si no lo están haciendo ya, las cifras que querían evadir, sustrayéndose al «APORTE SOLIDARIO Y EXTRAORDINARIO DE LAS GRANDES FORTUNAS», en sus casos amasadas tras correrle durante años a la pelotita, en medio de la idolatría que les profesaba el país futbolero y el que no lo era.

El ex legendario Bati, convertido en estos años en un locuaz y combativo polemista, defendiendo con pasión una particular forma de entender la «MERITOCRACIA», opuesta a cómo la concibe el Papa Francisco, es propietario de «126.000 hectáreas de campo en la provincia de Chaco«, según lo acusó ya en 2020 una fuente de la Federación Agraria local. Y se mostró todavía más duro y enojado cuando tomó conocimiento del fallo judicial que aniquiló su recurso de amparo. Lo hizo con conceptos severísimos, de los que se publican a continuación los más significativos:

«No quise pagar ese impuesto y me mataron, en todo caso, si querés, NO SOY UN TIPO GENEROSO, pero sin embargo creen que soy un hijo de puta».
«Yo vivo en la otra (Argentina), no tengo banderías políticas, soy Batistuta, me rompí los tobillos para, a los 53 años, tener el derecho a estar rascándome si quiero, por eso no me pareció nunca justo pagar ese impuesto».
Este Batistuta no tiene nada que ver con el inaugural, ése al que Alfio Basile recuerda, aunque yo siempre dudo de su memoria, cuando lo convocó por primera vez para la selección y lo definió «un pibe bárbaro, contagiaba alegría, campechano, bien, bien del interior, bien pueblerino». Yo lo conocí bastante cuando llegó a Italia para jugar en Fiorentina y necesitó poco tiempo para dejar de ser como dijo alguna vez el Coco. Después le retiré el saludo, cuando vino a jugar a Roma, dónde no lo recuerdan ni cuando se ponen a rezar.

Con palabras menos elegantes, dado su nivel cultural, se pronunció Tévez, otro fuerte remador en el bote de los protestatarios. Pobre Carlitos, que saltó de la Villa Miseria a los palacetes más lujosos, olvidándose de aquellos tiempos de correr la galga en los que, como cantaba Edmundo Rivero, sobrevivía «a fuerza de marroco duro».

Un impuesto a los ricos por el Covid 19
Es hora de aclarar cuál era el objetivo de dicho gravamen cuando fue aprobado por el Congreso en 2021 y qué resultados consiguió. Le explico, don Gabriel. El país estaba saliendo muy golpeado por la feroz pandemia provocada por el Covid 19, con los sectores más necesitados que estaban pagando el precio más alto. A principios de ese año, el Congreso convirtió en ley un impuesto «solidario» destinado a gravar, por una sola vez, a las 12.000 personas más ricas del país. Los fondos que se recaudarían estarían destinados a morigerar el impacto de la pandemia que sufría el 41 por ciento de la población que vivía en la pobreza y la indigencia y que, según el INDEC, había engrosado sus filas debido al impacto nefasto del Covid 19.

Según los últimos datos difundidos por distintas fuentes, ese impuesto tuvo un efecto POSITIVO, ya que en el primer semestre de 2022 lo recaudado habría sido una de las causas que ayudó a bajar y contener levemente el dato sobre la pobreza, que habría sido entonces del 38 por ciento, con 10,8 millones de personas beneficiadas. Además, dentro de lo desastrosa que era, y es, la situación de la economía del país, contribuyó con el aumento de los derechos de exportación (las llamadas retenciones al campo) a mejorar otros índices. Por ejemplo, el déficit fiscal que se redujo respecto a 2020 y el Producto Bruto Interno (PBI) que fue en 2021 del 10,3 %, tras haber sufrido una caída del 9,9 por ciento el año anterior, el del pico de la pandemia. No se trata, por cierto, de una mejoría estructural, pero en diciembre de 2021 la economía superaba en un 5 % su nivel anterior de crecimiento.

Sucede que estos datos no se manejan con frecuencia, abrumada como está la sociedad argentina por una inflación que tiende, hacia fines del corriente año, a situarse alrededor del 100 por ciento, lo que confirma lo que decía Juan Perón cuando advertía que «los sueldos suben por la escalera mientras los precios lo hacen por el ascensor». Y eso que en su tiempo el otro azote que es la inflación prácticamente no existía. Inflación de la que no tienen culpa alguna «los de abajo», como son llamados despectivamente los más necesitados, sino que es obra de los productores de precios, entre quienes figura el Estado argentino brutalmente puesto contra la pared por los 50.000 millones de dólares con los que el gobierno de Mauricio Macri endeudó criminalmente al país y por las fortunas que los poderosos almacenan en los paraísos fiscales, como lo demostraron en su momento los «Panamá Papers», con su nutrida lista de argentinos hoy archivada y olvidada.

El Bati, un héroe a pesar suyo
Tranqui entonces, don Bati. No se haga más mala sangre a pesar de que su bolsillo llore. Convengo que no debe ser de fácil asimilación tener que pagar esos 71 millones de pesos (equivalentes a unos 370.000 dólares) que le dictaminó en contra, en un fallo que le hace honor, la Justicia Federal de Reconquista.
Pero piense algo que, seguramente, lo hará dormir en paz a uno como usted, familiarizado con las grandes fortunas: se ha vuelto, sin quererlo, un HÉROE NACIONAL que será receptor del agradecimiento eterno de los argentinos menesterosos, proclives a recordar las cosas lindas -como su ayuda contra los daños del Covid- y a olvidar las feas. Se lo dice un argentino que, después de haber trabajado a los barquinazos para Argentina durante 56 años, tiene una jubilación mínima que apenas supera los 200 euros/dólares, mientras cualquier italiano que tiene parecida antiguedad laboral accedió a una jubileta que le garantiza entre 800 y 1.000 euros/dólares por mes. Claro está, los tanos protestan porque en Alemania , en circunstancias parecidas, un ex periodista jubilado gana el doble. QUÉ LE VACHACHÉ, escribió Discepolín y cantaba Tita Merello.

Hágame caso, don Bati. Sonríale a la vida. Mire si, en una de ésas, resulta que lo distinguen como HÉROE NACIONAL por haber pagado, como Tévez, Agüero, Placente y otros remeros de ese bote que no les hace agua, ese impuesto que a usted le ha amargado tanto el bolsillo.

El ejemplo de Houseman
Alguna vez, en el lejano 1998, EL GRÁFICO me impuso un «stage» en Buenos Aires con el objetivo de adquirir una «mayor familiaridad» con la realidad argentina, que era un desastre por la gestión económica de la presidencia de Carlos Menem, inventor del tragicómico «Uno a Uno». Fue una pelotudez total, ya que yo lo sufría en carne propia, cobrando mi sueldo con atrasos de hasta tres y cuatro meses. Estaba en Buenos Aires cuando estalló un escandalete en el que algún hijo de puta tiró contra RENÉ HOUSEMAN la acusación de estar implicado en un tráfico de drogas. Me mandaron a entrevistarlo y a apretarle las clavijas. Lo encontré en un boliche del Bajo Belgrano y, a los 15 minutos de charlar, me había hecho todavía más hincha furioso suyo. El HUESO me contó una anécdota que me hizo morir, a la vez, de risa y de bronca. Lo había ido a buscar la policía y al botón que le pidió un documento le entregó el pasaporte. Pero el taquero no pudo leer nada: por la mañana se había ido a nadar a la pileta del club y se había tirado al agua con el documento en el bolsillo del pantaloncito y todos los datos se habían borrado. Se lo llevaron en cafúa y estuvo retenido varias horas en la seccional. Como no le encontraron nada le hicieron una contravención por «INDOCUMENTADO» (¡¡¡). Él, el HUESO, el mejor de Argentina en el Mundial 1974 y casi inutilizado en el de 1978 por César Luis Menotti, a quien no quería para nada: «Sabía todo lo que estaba pasando en el ispa, pero nunca nos hizo ningún comentario, yo recién después me enteré que habían desaparecido dos amigos de la villa de Bajo Belgrano, de haberlo sabido antes no habría aceptado la convocatoria para aquel Mundial».

Houseman fue la contracara del Tévez aspirante a evasor fiscal. Escribió un tal Carlos Danil: «Jamás traicionó sus raíces, solidario como pocos, de gran generosidad, si tenía que dormir en el suelo por ofrecerte un colchón lo hacía, se mandaba la parte del lesionado para que entrase un compañero suplente y pudiese cobrar por el partido».

Nota: El artículo periodístico de referencia se tituló «Durísima acusación contra Gabriel Batistuta» y fue publicado el 10 de mayo de 2020, con otras revelaciones, por Pedro Peretti, ex director de la Federación Agraria, quien afirmó que el ex jugador, propietario en la provincia de Chaco de 126.000 hectáreas de campo «paga igual impuesto inmobiliario que el productor dueño de 100 hectáreas«.


Lunes, 5 de septiembre de 2022

   

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