El candidato imperturbable Por Hugo Presman Daniel Scioli es un político integrante de un grupo generacional nacido a la política con la revolución conservadora de los noventa, que venía a enterrar definitivamente el estado de bienestar nacido a partir de la crisis mundial de 1929 y potenciado y desarrollado en la década del primer peronismo. De todas las figuras que ingresaron desde afuera del ámbito político, el que ha llegado más lejos y va por más es Daniel Scioli.
Carlos Reutemann, Palito Ortega, Daniel Scioli, son ejemplos exitosos surgidos de la intuición de Carlos Menem, quien en su momento de esplendor tenía la varita mágica para convertir en actores políticos a figuras populares provenientes del deporte o del espectáculo. Tienen la particularidad de un discurso insustancial, poblado de superficialidades, que transita por un sinnúmero de lugares comunes, de apelaciones al optimismo irreductible, de buenas intenciones. El ejemplo cundió y pasó a formar parte de la era de la videopolítica y la despolitización, en la que los que parten de un conocimiento adquirido en otros ámbitos ajenos al político, tienen un hándicap precisamente por lo que carecen, es decir de su conocimiento político y de la preparación necesaria para ejercerla.
Desde el campo empresario llegaron Mauricio Macri, Francisco de Narváez, Juan Carlos Blumberg, Alfredo Olmedo, y del artístico y deportivo, Miguel del Sel, Nacha Guevara (quien después de ser elegida se arrepintió), y Héctor Baldassi, entre otros.
Emparentados en un discurso superficial y muchas veces soporífero, se incluyen políticos que han hecho los pasos escalofonarios como Hermes Binner, Fernando de la Rúa, Sergio Massa, y siguen los nombres.
Pero de todos los que ingresaron de afuera de la política, el que ha llegado más lejos y va por más es Daniel Scioli. Diputado con Carlos Menem, Secretario de Deportes en la breve presidencia de Adolfo Rodríguez Saá, continuó en el mismo cargo con su sucesor Eduardo Duhalde. En su libro “Memorias del incendio. Los primeros 120 días de mi presidencia”, el ex gobernador y presidente elegido por el Parlamento sólo le dedica una línea a su designación: “Daniel Scioli, que era diputado nacional en representación de la Capital Federal, continuó como Secretario de Turismo”.
Cuando se preparaba para postularse a candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Kirchner le propuso integrar la fórmula presidencial. Sobre el particular hay dos versiones: la primera, que ante la posibilidad que Duhalde le impusiera a Roberto Lavagna, Kirchner se anticipó proponiendo en el cargo a Scioli que siempre midió bien en las encuestas. La otra es que Duhalde buscaba un reaseguro y podía proponer a su mujer Hilda Chiche Duhalde; anticipándose a la jugada le propuso el cargo al diputado Scioli. Así lo cuenta Daniel Miguez en su libro “Kirchner íntimo”: “A Eduardo Duhalde le gustaba Roberto Lavagna como compañero de fórmula de Kirchner. Pero chocaba con dos problemas: no querían ni Lavagna ni Kirchner. Pese a eso, la potencial candidatura del economista fue una posibilidad que dio vuelta hasta último momento, exactamente hasta que Néstor eligió a Daniel Scioli. Ante de eso hubo un intento del duhaldismo para que la candidata a vicepresidenta fuera Hilda “Chiche” González de Duhalde, y también rondaron los nombres de Alberto Balestrini y Juan José Álvarez. Para el viernes 21 de febrero del 2003 estaba prevista una reunión en la casa de Carlos Ruckauf en el Barrio Norte de Villa Gesell, entre el anfitrión Duhalde y Lavagna. Kirchner supuso que se trataba de un último intento de convencer al ministro de Economía y decidió actuar rápido. Citó en secreto a Daniel Scioli, para esa misma noche, en la Casa de la Provincia de Santa Cruz... Le propuso que sea su candidato a vicepresidente. Scioli le dijo que en sus planes estaba ser candidato a jefe de Gobierno porteño, pero acotó sin dudar. 'Contá conmigo. Me pongo a trabajar ya' fue su respuesta”
Walter Curia, periodista de Clarín, en su libro “El último peronista. La cara oculta de Kirchner”, al respecto escribió: “Scioli había sido convocado por Kirchner el viernes a la Casa de Santa Cruz… Allí fue la oferta: “Quiero que me acompañes en la fórmula. El cargo yo no se lo ofrecí a nadie. Sos el único con el que hablé el tema”, le aseguró Kirchner… Ya había jugado la carta de su vice en una exclusiva con Clarín con la intención de frenar una operación del sector predominante en la CGT -“los gordos”, como los bautizó el periodista Ricardo Ríos- que buscaba convencer a Duhalde de postergar las elecciones y postular a Roberto Lavagna… Scioli presumía de ser el dueño del secreto mejor guardado del país cuando el diario lo sorprendió en la puerta de su habitación del Costa Galana, en Mar del Plata, adonde había ido para el casamiento del dueño. Clarín anunciaba que era el vice de Kirchner”
El testimonio de Alberto Fernández en su libro “Políticamente incorrecto. Razones y pasiones de Néstor Kirchner”, discurre por caminos similares aunque aporta algunos datos interesantes: “Así a pesar de que Daniel Scioli se había comprometido con las formas políticas del menemismo, poco a poco Kirchner empezó a sentir simpatía por él y a percatarse que era un político popular, dos razones importantes para invitarlo a integrar la fórmula”. También confirma que Duhalde también pensó en su mujer como vicepresidenta para custodiar a Kirchner. Según el futuro jefe de gabinete, Kirchner le dijo a Duhalde telefónicamente: “No voy a permitirlo porque no soy el títere de nadie”. Con relación a la jugada de Lavagna como vicepresidente sostiene “que el objetivo era que rechazara la propuesta para desgastar la candidatura del gobernador de Santa Cruz y sustituirlo”
Scioli luego, fue dos veces gobernador de la Provincia de Buenos Aires y ahora finalmente espera que su lealtad sea premiada como candidato presidencial del Frente para la Victoria.
Como legislador su trabajo no fue lucido. Entre 1997 y 1999 presentó 20 proyectos, la mayoría vinculados al deporte. Entre 1999 y el 2001 aumentó a 120 proyectos, vinculados a homenajes, reconocimientos, subsidios para obras sociales o fomento de pequeñas y medianas empresas.
El misterio Scioli
Su biógrafo Mariano Confalonieri en el libro “El candidato, vida pública y privada de Daniel Scioli”: “La gente conoce a Scioli, y ese es su mayor capital político. ¿Pero qué es lo que conoce? Que fue un motonauta exitoso, que perdió su brazo derecho durante un accidente en lancha en el Río Paraná, que luego entró en política “sin los viejos vicios”, que fue diputado, funcionario nacional durante las presidencias de Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner- con éste último vicepresidente- Dos veces fue electo gobernador de la provincia más importante del país, pese a ser un porteño que tenía- al momento de declinar su postulación- todas las probabilidades de consagrarse como jefe de Gobierno por el peronismo en la Capital. Hacia afuera, Scioli siempre se muestra tranquilo, sin nervios, no se inmuta cuando lo atacan -incluso, a veces, en forma virulenta- y repite una serie de palabras positivas como si fuera un sacerdote profesando la palabra de Dios. “Con fe, con optimismo, con producción”, son las que más repite. Es motivo de burla por su discurso propositivo. Sin embargo, la burla proviene de sus rivales, porque entre la gente, aún con un mandato y medio encima, sigue teniendo muy buena aceptación, según lo indican todas las encuestas. Es la misma razón por la que el kirchnerismo lo ha utilizado para ganar elecciones en 2003, 2007, 2009 (fue candidato testimonial) y 2011. Es la misma razón por la cual Cristina Kirchner lo ve como un enemigo a derribar. Pero Scioli además de ser un dirigente con buena aceptación entre la opinión pública, es un misterio. Nadie sabe qué piensa. ….Scioli no tiene título universitario, no lee porque se aburre; para no perder tiempo adelanta las películas. Es un consumidor serial de encuestas; quiere saber, todo el tiempo, qué piensan los bonaerenses. Es su principal asesor de imagen. Para algunos es un fiel soldado del kirchnerismo, que se inmoló con las candidaturas testimoniales y con la batalla contra el campo. Para esos mismos es un sumiso que acató cuanta orden le impusieron desde la Casa Rosada -hasta llegar al ridículo de que le eligieron por él su vicegobernador-. Para otros, es un político conservador que está esperando que llegue su hora como candidato a presidente, cuando a Cristina Kirchner se le venza el mandato. Esa porción de la sociedad especula que, por dentro, Scioli piensa todo lo contrario que el kirchnerismo: que está en contra de la inflación, de los juicios a los represores, de los planes sociales, de la Ley de Medios, de la estatización de Aerolíneas Argentinas y de las AFJP. Pero como él nunca respondió a esas inquietudes, no se sabe si eso es cierto……Un hombre que tiene serios problemas para administrar la provincia de Buenos Aires –más allá de factores externos que lo condicionan- ; un hombre que eligió la represión como política de Estado para resolver la inseguridad; uno que es calmo hacia afuera, pero tiene arranques de ira hacia adentro; un hombre que prepara su candidatura presidencial, que hoy es su máxima obsesión……Su vida política se filma o se graba. Parece un multimedios rodante” Todo está cuestionado en su trayectoria, incluso su rutilante carrera de motonáutica. Tanto la revista XXIII como el periodista Mariano García Barace, entre otros, pusieron en dudas sus éxitos deportivos. Éste último escribió: “A mediados de los años 80, mientras disfrutaba del ocio, andaba en lancha por las islas del Tigre. Su padre era propietario de Casa Scioli dedicada a la venta de electrodomésticos y artículos de lujo. En 1987 su fortuna le permitió adquirir una potente embarcación diseñada y construida por el genio del Politécnico de Turín, el campeonísimo Fabio Buzzi. Según los expertos ‘las lanchas del FB Design ganan solas’, porque son las mejores del mundo. Así comenzó a ganar fácilmente las competencias locales de un deporte reducido a unos pocos. Posteriormente perdió su brazo derecho en una carrera en diciembre de 1989. Scioli nos hizo creer que era como Guillermo Vilas, Carlos Monzón o Diego Maradona. Su fama deportiva se la debe exclusivamente a Buzzi y a la financiación aportada por Menem mediante la publicidad de la marca YPF, y otros subsidios que le permitieron disfrazarse de gran campeón. Fabio Buzzi no era un personaje secundario como nos hacían entender los periodistas Enrique Moltoni y Horacio Larrosa en las carreras que trasmitía exclusivamente el Canal 9 de Alejandro Romay, socio del padre de Scioli. Se omitía explicar quién conducía la lancha. El “ingeniero” Buzzi, según estos periodistas era sólo un copiloto o asistente técnico. Fabio Buzzi, uno de los pilotos más exitosos en la historia de la motonáutica. Multicampeón italiano y europeo, record mundial de velocidad 1979 y 1992, Campeón Mundial 1984, 1988, 1994, 1995, 1996, 1997, Campeón Americano 1995, record de velocidad 1999 (Miami – Nassau), y otros records en 2001, 2002 y 2004. Como ingeniero constructor, las lanchas del FB Design ganaron 42 campeonatos mundiales, 22 europeos, 27 italianos y 56 records mundiales de velocidad.”
Scioli carece de estructura política, pero eso no le impidió realizar su rutilante carrera política. Durante su primer mandato de gobernador, como no tuvo influencia en la confección de las listas de legisladores provinciales sólo tuvo tres diputados propios y ningún senador de los trece elegidos por el Frente para la Victoria. En las elecciones del 2011, su poder en el Congreso provincial no cambió. En 2007 obtuvo el 53% de los votos y en el 2011 el 56%.
Los cortocircuitos con el Kirchnerismo
Daniel Scioli comenzó su vicepresidencia suponiendo que tenía una parte del poder político. Por eso el 13 de agosto del 2003, durante el coloquio anual de IDEA, ese año en Tucumán, anunció que el Congreso descongelaría las tarifas de gas y electricidad. Kirchner reaccionó con dureza impensada. Ordenó a todos sus ministros que no le atendieran el teléfono al vicepresidente. Removió a todo el equipo de la Secretaría de Turismo que le respondía a Scioli y cuya permanencia fue una solicitud del motonauta aceptada por el Presidente. Mariano Confalonieri pone en boca del santacruceño la frase: “Si por mí fuera, le sacaría hasta el mozo”. Cuando pedía una audiencia, pasaba horas esperando ser recibido. Ahí comprendió que su lugar era tocar la campana en el Senado. Pero ni siquiera ahí pudo evitar los cortocircuitos con los Kirchner. En este caso fue con Cristina. El 23 de diciembre del 2005 cuando la actual presidenta había sido elegida senadora por la Provincia de Buenos Aires, cometió la gaffe de llamarla “senadora por Santa Cruz. En otra oportunidad la designó por decreto en la Comisión de Asuntos Penales, desplazando al senador socialista Rubén Giustiniani y todo hacía presumir a pedido de Cristina. La información llegó a los diarios. Con su conocido temperamento le dijo: “No me extraña que la Presidencia (del Senado) porque ya hubo otras actitudes vinculadas con estas cuestiones que aparecen en la prensa y nadie saben de donde surgen, sobre situaciones que no suceden”. En otra ocasión, lo increpó con adjetivos duros por la falta de conocimiento de los reglamentos del Congreso.
Scioli se dedicó a realizar homenajes y reconocimientos a figuras artísticas y deportivas.
Cuando trascendió que en materia de seguridad les había dicho a los familiares de una víctima que “tenía las manos atadas”, Néstor Kirchner le preguntó en un acto público poco antes de su muerte que “el gobernador debería decir quiénes le atan las manos”.
Durante todo el año 2012 y buena parte del 2013 Cristina lo sometió a fuertes críticas públicas, incluyendo la de ser un mal administrador, y a un fuerte apretón financiero. Dos meses antes de las PASO, le increpó que no la defendían de las acusaciones sobre corrupción que la alcanzaban junto a Néstor, que dominicalmente derramaba desde los multimedios de Clarín, su mejor empleado, Jorge Lanata.
Entonces el gobernador pronunció una de sus frases más logradas: “Entre el odio y el fanatismo, por el bien del país, tiene que haber un punto de encuentro en los argentinos.” Y le dio, con sus mensajes gestuales, un reportaje a Clarín, el 2 de junio, donde en forma astuta afirmó: “Entiendo a la Presidenta: yo también quisiera que me acompañen más.” Ya conformadas las listas con Martín Insaurralde como primer candidato a diputado por el Frente para la Victoria y con el gobernador adentro, concedió un reportaje a Perfil el 28 de julio donde declaró: “¿Cómo voy a ayudar a destruir lo que yo mismo ayudé a construir? ….Si a mí me votaron hace un año y medio en una boleta que decía: “Cristina, Scioli”, durante cuatro años yo tengo que trabajar de esa manera”. El 3 de agosto le confesó a “La Nación”: “Y un día le pregunté a Cristina ¿Qué pensaba “el Flaco” de mí? Porque a veces me quedaba una sensación encima, con esas reacciones que él tenía. Estaba esa contradicción: por un lado, una situación tensa y, por el otro, cada vez me daba más confianza y responsabilidades…..Entonces Cristina me dice: “Él tenía una cosa muy especial con vos, por todo lo distinto que hiciste en la política, cuando vos demostraste que no abandonás ante las dificultades, que ponés el hombro donde lo tenés que poner. Eso me quedó muy marcado. Y creo que por eso dije en El Mangrullo: “Flaco” conmigo no te equivocaste”
La lealtad de Scioli
Visitó a Menem en su detención domiciliaria, acompañó a Adolfo Rodríguez Saá, cuando desde San Luís anunció su renuncia a la Presidencia de la Nación después que la mayoría de los gobernadores le retiraran el apoyo en Chapadmalal, le cortaran la luz y le retiraron la guardia, y se mantuvo dentro del kirchnerismo, más allá de todos los encontronazos y tropiezos. Sin embargo estuvo a punto de romper su línea de conducta. Ante la pregunta de Fontevecchia en el reportaje citado: ¿“Su jefe de gabinete Alberto Pérez, negoció lugares en la lista de Massa hasta el sábado mismo del cierre de listas”?, Scioli respondió: “son todas habladurías. Guíense por las decisiones que yo tomo y no por las conjeturas”. Sin embargo, lo que posiblemente haya ocurrido ha quedado consignado en el libro de Pablo de León “Massa. El salto del tigre”: “Scioli era parco en las charlas pero pidió, sentado en uno de los mullidos sillones, que fuera sumado al convite Francisco de Narváez. En las tertulias finales en La Ñata, Karina Rabolini insistió varias veces en que era importante que se sumara al esquema el diputado que había vencido a Néstor en 2009. El pedido fue aceptado y el 20 de junio, Día de la Bandera, hubo una cumbre entre el tigrense y el titular de la Unión Celeste y Blanca, en la que no se avanzó mucho. Tuvieron diferencias respecto de lo que debería hacerse luego de alcanzar la victoria electoral, que, al sumarse todos ellos en una misma lista, se podía estimar en un 50%, o incluso más….. Los intendentes del esquema massista querían, mayoritariamente, que el gobernador estuviera presente y que además se hablara con Mauricio Macri para que los intendentes que estaban en su ejido integraran también el acuerdo. Karina Rabolini era fija para el primer o segundo lugar por el sciolismo. Omar Plaini, Natalia Gambaro y Gustavo Ferrari eran defendidos si se ampliaba el acuerdo por el lado de De Narváez y Moyano. Los del Frente Renovador eran los mismos que terminaron en la lista presentada pocos días después. Siempre con Massa a la cabeza. Ahí la cuestión se complicó mucho más, hasta que se volvió al principio: un acuerdo Scioli- Massa, Massa-Scioli, dividiendo las listas de diputados nacionales en un 50% para cada uno, y las de diputados provinciales un 65% para el Frente Renovador y un 35% para el sciolismo…..Pero el viernes 21 de junio, poco más de 24 horas antes del cierre para las presentaciones, uno de los intendentes más hábiles para la política llamó al de Tigre y le dijo: “ Los veo retrocediendo, me parece que se asustaron…..Ese día feriado, en la casa quinta de Scioli, apoltronados en los sillones estaban el gobernador con su esposa, un habitual portavoz suyo y presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni y en los ambientes contiguos, entrando y chusmeando la reunión, andaban Samid, el experimentado peronista porteño Jorge Telerman y Alberto Pérez. …..Scioli explicó: - No quiero quedar como un desleal, como alguien que cambia en los momentos difíciles. Aparte no tiene que ver con mi historia personal. Casi las mismas palabras que días después usaría ante los medios para confirmar su permanencia al lado del Gobierno. -Decidas lo que decidas, Sergio, está muy bien- agregó Scioli, liberando de todo compromiso al intendente.- No, yo ya decidí- ratificó Massa. – No me sentiría cómodo, no sería yo haciendo eso -insistió Scioli sobre el posible salto fuera del oficialismo. Se saludaron cordialmente y Massa se fue.”
Scioli y el poder económico
La idea que Scioli es un envase cuyo contenido se adecúa a quien lo dirige es una aseveración que goza de importantes elementos y visos de realidad. En ese caso, la lealtad levantada adquiere la categoría de obediencia. Y que una eventual presidencia implicaría que el sería el estuche y el contenido lo pondría el poder económico. Una anécdota contada por Mariano Confalonieri, da razonabilidad a esta sospecha. Se trataba de una licitación para restaurar la vieja terminal de micros de Mar del Plata. Se la disputaban el poderoso empresario multimediático local Florencio Aldrey Iglesias, dueño del Hotel Hermitage, y el Grupo Corporativo Roig que tiene negocios en España y en varios países de África. Estos últimos habían contratado al famoso arquitecto tucumano César Pelli, quien diseñó las Torres Gemelas Petronas, en Malasia.
“Fue una tarde calurosa de enero. En una suite del Hotel Hermitage, sentado en dos sillones estaban el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Daniel Scioli; el intendente de la Ciudad de Mar del Plata Gustavo Pulti; el empresario español, Francisco “Paco” Roig, y el publicista marplatense Roberto Fiocca. La reunión la había convocado Scioli para acercar a las partes (su amistad con Iglesias venía de lejos). La presencia de Pelli y los lazos de Fiocca con un sector del kirchnerismo eran un escollo para el gobernador aunque, en rigor, quería deshacerse de ellos para dejarle servido en bandeja el negocio a Aldrey, optó por buscar un acuerdo entre las partes.
“El gallego” se acercó a la ventana, corrió las cortinas, desde donde se apreciaba una vista panorámica de Mar del Plata, y llamó a Roig. – Mirá hacia afuera, ¿Ya ves Paco? Todo esto que ves acá es mío. Tú te has equivocado de socios.
Se volvieron a sentar. Iglesias dirigió la mirada hacia Scioli y Pulti y les exigió con el dedo en alto: -Tú y tú se levantan y se van, no tienen nada que hacer en esta reunión.
Para el asombro de Paco Roig, el gobernador y el intendente obedecieron. El empresario quedó horrorizado con semejante muestra de poder. Más tarde le confesaría a Fiocca: - Roberto, te quiero mucho. Pero he hecho negocios en todas partes del mundo y nunca he visto que un empresario diera órdenes a un alcalde y un gobernador.
Roig se tomó un avión rumbo a España y jamás volvió… Pulti les había prometido a los empresarios que si le traían a César Pelli a Mar del Plata les daría la llave de la ciudad. Pero luego cuando el negocio se desmoronó, admitió su error ante uno de ellos: -Me equivoqué. ¿ Sabés lo que es tener todos los días la tapa del diario La Capital en tu contra?”
Más allá de la verosimilitud de la anécdota, las características exhibidas hasta el presente por Scioli la hace creíble. La misma historia reemplazando a Scioli por Néstor Kirchner o Cristina Fernández la hacen absolutamente desechable por inverosímil. La diferencia está a la vista.
El candidato imperturbable
Nadie con tan poco ha llegado tan lejos y legítimamente va por más. Es un soldado del kirchnerismo, espera ser ascendido a general y recoger la herencia. La historia, que es muy imaginativa, lo ha colocado a la izquierda de su competidor más firme que es Sergio Massa.
Como bien escribió el ensayista Alejandro Horowicz: “Cuando la presidenta ganó en 2011, el gobernador de la provincia de Buenos Aires hizo saber que aspiraba a sucederla. En un mapa político donde la "traición" sigue siendo la principal categoría analítica, donde las explicaciones no abandonan la pobreza del juicio moral, Daniel Scioli hace saber una y otra vez que él es leal. Negarlo es casi imposible…..La proclamación de Massa como candidato a diputado, lo coloca a Scioli a su izquierda”
Difícil es encontrar una explicación a su carrera rutilante, indemne a fracasos de gestión que nunca se traducen en las urnas. Mariano Confalonieri propone una hipótesis cuando escribe: “Oculta sus ideas, opta por el silencio o esquiva todas las preguntas que lo obligan a una definición con una habilidad que ningún otro político tiene en el país…..Como no expresa sus ideas, la gente proyecta en Scioli la imagen del candidato que desea, aunque no lo sea”
Algunas de estas características han sufrido una pequeña mutación en la presente campaña electoral. Se ha visto un gobernador menos anodino y con un discurso con algún pequeño voltaje, pero siempre manteniendo su actitud de candidato imperturbable.
La historia suele también tener giros imprevistos. El vituperado gobernador es el que debe ponerse la campaña al hombro del Frente para la Victoria para tener posibilidades de ser el heredero en el 2015, intentar achicar la diferencia con su principal competidor externo Sergio Massa surgido del vientre del mismo agrupamiento político.
¿Será posible que su lealtad lo haga acreedor a ser merecedor a lo que aspira desde hace mucho?
¿Cristina lo designará su sucesor? ¿O se le pasará la factura de la derrota en la Provincia de Buenos Aires? Personalmente creo que no será el heredero, salvo que el pragmatismo supere toda otra consideración. Pero vuelvo atrás y doy por no escritas estas dos últimas líneas, teniendo presente aquella sabia frase de Samuel Goldwin: “No conviene hacer pronósticos, sobre todo hacia el futuro”
Domingo, 6 de octubre de 2013
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