Una búsqueda que atravesó fronteras LAS ABUELAS DE PLAZA DE MAYO ANUNCIARON “EL NIETO 118” Es hijo de Jorge Ogando y Stella Maris Montesano y vive en el exterior. Se comunicó por teléfono con su abuela Delia, una de las fundadoras de la institución, y cuando ella le preguntó si estaba seguro de querer hablar de nuevo, él respondió: “¿Por qué no? Si sos mi abuela”. “Parezco una abuela babosa”, se avergonzó medio en chiste Delia Giovanola de Califano. Habló de “muchos besos”, de “además, abrazos”, de “el amor infinito”, dijo que fue “el día más feliz” de su vida, que “nunca” había habido un día así. Pintaba normal su día, ayer, hasta que a primera tarde le dieron la noticia, esa que de tan esperada se torna increíble. Martín, que fue buscado durante 39 años, desde que su madre fue secuestrada con nueve meses de embarazo, había sido encontrado. “Cómo no estar feliz”, deslizó, con la novedad ya compartida.
Estela de Carlotto fue la primera en ubicarse para dar comienzo a la conferencia de prensa en la que, junto a la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit; el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda; el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; la flamante titular del Banco Nacional de Datos Genéticos, Mariana Herrera; la titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI), Claudia Carlotto, y la propia Delia, informó el hallazgo del nieto 118. “Finalmente es encontrar lo que se creía que nunca iba a aparecer. Nuestra constancia, persistencia, tozudez, nuestro amor de nunca bajar los brazos, premian”, introdujo la presidenta de Abuelas de la Plaza de Mayo desde la pequeña sala del edificio en donde funciona la organización que disponen para la difusión de cada nuevo encuentro.
La noticia, esta vez, era más que nueva. Martín se enteró por teléfono de su verdadera identidad ayer por la mañana. Es el nieto de Delia Giovanola de Califano, una de las doce fundadoras Abuelas, e hijo de su hijo, Jorge Ogando, y Stella Maris Montesano, secuestrados en octubre de 1976. El fue el “premio” ayer, pero “no sólo para su abuela, a quien le quedará pegada para siempre una sonrisa, sino de todas las Abuelas y de la sociedad en su conjunto”, continuó Carlotto, quien llamó a pensar que “esto se consigue no solo con la voluntad de nuestro pueblo sino cuando hay un apoyo desde el estado de derecho que responde, aporta y realiza con hechos”.
Las primeras palabras
Delia se preparaba para asistir a un acto en el Centro Cultural Kirchner al que había sido invitada cuando, a las 13, Carlotto le cambió los planes. “Venite rápido a Abuelas”, le dijo por teléfono. Allí la esperaba, junto con el secretario de la entidad, Abel Madariaga, y la titular de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI), Claudia Carlotto. “Encontramos a tu nieto. Encontramos a Martín”, le dijeron. La abuela del flamante nieto restituido y de Virginia Ogando –con quien compartió la búsqueda del niño hasta que ella se suicidó en 2011– sollozó largo rato. Supo que la noticia era muy nueva y, rápidamente, que Martín quería hablar con ella. “Fue una mezcla de emoción, entre llanto y ternura, y de querer abrazarlo y besarlo a la distancia”, contó durante la conferencia de prensa. El diálogo telefónico duró más de una hora. “Me preguntó cómo era yo, qué hacía, cómo era mi familia. Me asombré: él también quería saber de mí”, reseñó. Delia le preguntó si estaba seguro de que quería volver hablar con ella. “¿Por qué no? Si sos mi abuela”, le contestó él.
Poca información circuló de manera oficial acerca del hijo de Jorge y Stella Maris: que hace 15 años que vive en el exterior; que tiene “hijos y una mujer” y que fue él quien, el 30 de marzo de este año se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo con “fuertes sospechas de ser hijo de desaparecidos”. Fue entrevistado por el área de Presentación Espontánea de la organización, para la que el caso no era desconocido: entre 2006 y 2008 “Abuelas recibió tres denuncias anónimas, por teléfono y por mail, en las que se planteaba que había sido inscripto como hijo propio de quienes decían ser sus padres y se indicaba que en su familia circulaba el rumor de que había nacido en un centro clandestino de detención”, leyó Carlotto el anuncio formal del hallazgo. Lo contactaron con la CoNaDI y el 15 de mayo dio una muestra de su sangre en un consulado argentino del país dónde vive.
“Se sorprendió porque por la demora en llegar los resultados ya daba por descartada la posibilidad”, confesó la titular de la CoNaDI al contar cómo reaccionó el joven frente a la noticia: su sangre coincidió en un 99,99 por ciento con la de Virginia Ogando, su hermana, alojada en el Banco Nacional de Datos Genéticos. El estudio de compatibilidad de Martín –quien según trascendió ayer “agradeció el respeto de su identidad actual”– demoró más de lo usual debido a la instalación del Banco en su nueva sede, en una dependencia del Ministerio de Ciencia y Tecnología. “Este hallazgo destruye cualquier duda sobre la transparencia del funcionamiento del Banco”, indicó Barañao al respecto. Fresneda, en ese marco, también celebró la noticia “de parte de todo el Poder Ejecutivo”.
La historia
El hijo de Delia y su nuera militaban en el PRT-ERP. Los secuestraron el 16 de octubre de 1976 en el departamento en el que vivían con la pequeña Virginia, de tan solo tres años. Allí quedó la niña, hasta que la encontró una vecina que llamó a Delia para contarle qué había pasado. Desde entonces, crió a su nieta; con ella buscó a su nieto. Al momento de su secuestro, Stella Maris estaba embarazada de ocho meses. Según testimonios de sobrevivientes, la joven dio a luz a término a un varón, al que llamó Martín, el 5 de diciembre de 1976. Estaba secuestrada junto a Jorge en el Pozo de Banfield. Luego del parto, fue llevada al Pozo de Quilmes. Desde entonces, Delia se sumó a la incipiente organización de Madres que compartían su situación y luego hizo lo mismo con Abuelas, entidad de la que fue una de las fundadoras. “Nos reuníamos en nuestras casas. Yo siempre iba con Virginia de la mano”. La búsqueda de Delia continuó hasta ayer y seguirá “hasta encontrar a los más de cien nietos que nos faltan”, aseguró.
“Este es un día que no voy a olvidar nunca. Pienso que la mano de mi nieta está presente en todo esto. Cuando se llevaron a mi hijo hice la promesa de buscar a su hijo; cuando Virginia se fue, hice la promesa de buscar a su hermano. Cumplí con ambos, me siento realizada”, concluyó Delia. “Olé, olé, olé, olé, Deliaa, Deliaa”, la saludó la audiencia, nutrida de miembros de su familia, integrantes de diferentes organizaciones de derechos humanos, nietos recuperados, abuelas felices, periodistas, fotógrafos, camarógrafos. Ella sacudió la mano fuerte, y recuperó la sonrisa.
Empujada por las consultas de la prensa hacia el terreno de la puja presidencial, Carlotto insistió en la misma idea de continuidad: “Para nosotros, la diferencia entre los dos candidatos está clara. Nuestro pueblo sabe entender esa diferencia y elegirá a aquel que le de la tranquilidad de vivir, hablar sin riesgos, no tener miedo y acompañar esta democracia que nos costó tanta vida, tanta sangre”, apuntó y cerró: “Lucharemos por la democracia así como luchamos contra Videla”.
Viernes, 6 de noviembre de 2015
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