POR SEBASTIAN FIORI La transgresión de la política ![](../galeria/20160512_082309.jpg ) Vivimos en épocas donde el uso de la política oscilo su sentido original y genuino. La política ya no es más vista como la toma de decisiones encaminadas al bienestar colectivo, al de la sociedad en general. Se fue perdiendo su fin en sí mismo, para convertirse en un trampolín personal y egoísta, donde su único desenlace postrimero es el lucro particular y exclusivo.
Existen en nuestra Ciudad profesionales de la política, fieles servidores de ellos mismos, dónde la única pasión que ostentan es la del clientelismo, la corrupción, el abuso de poder y si es posible perpetuarse en los cargos hasta el hartazgo. Llamemos a esto, “la mala y rancia política” o trastorno de lo que debiera ser.
Constan varios ejemplos que podríamos proporcionar, pero queda en ustedes, apreciados lectores, poder descifrar mediante la mera observación de quienes se trata. Solo es necesario verlos caminar entre nosotros regularmente.
Decía Aristóteles: “La política no debiera ser el arte de dominar, pero si el arte de hacer justicia”. “La turbulencia de los demagogos derrumba a los gobiernos democráticos”.
Creo que nos separa un abismo a lo que decía este sabio Polímata Griego.
Cabe destacar, algunos puntos, para no tener amnesia sobre algunas cuestiones que dejaron de ser claras últimamente:
La definición de servidor público dice, que es una persona que brinda un servicio de utilidad social.
Es decir que aquello que realiza beneficia a otras personas y no genera ganancias privadas, más allá del salario que pueda percibir el sujeto por ese trabajo. Esa es la teoría y la vocación de servicio que esta actividad supone, pero desgraciadamente no es así, o existen pocas excepciones.
Muchos funcionarios y gobernantes, se sienten pertenecer a un linaje superior, de “realeza”. O les cuesta mucho entender, el verdadero fin de la política.
Llamarlos “servidores” es una especie de insulto que perturba su intocable fuero interno (y externo) ya que relacionan el término servir con el trabajo que sirvientas y meseros desempeñan sin gloria ni reconocimiento en otras actividades, pero por lo general mas dignas.
Hoy por hoy, las cosas son así: cuando un ciudadano cualquiera quiere ganar dinero solicita un empleo o funda una empresa, y cuando un político quiere ganar dinero, solicita una candidatura o funda un partido. Solo es necesario levantar la cabeza y observar a nuestro alrededor, sobran los ejemplos.
En una Ciudad como la nuestra, Paso de los Libres, Corrientes, donde existe un importante porcentaje de población en la pobreza y con déficit de educación, salud y necesidades básicas insatisfechas, se vuelve fácil comprar los votos con promesas y dádivas materiales. Es el ámbito propicio y fértil para las aves rapaces y forasteras.
Levantemos la vista a los Candidatos que nos ofrecen en la próxima elección local. Tratemos de no cometer los mismos errores y deslices de los últimos años.
Debemos observar que quienes no tienen nada, todo lo que reciben es ganancia, quienes tienen poco todas las promesas son esperanzas, quienes tienen más toda oportunidad es negocio. Los últimos 3 mandatos al ejecutivo local fueron el fiel reflejo de ello.
Existen otros sectores de población más difícil de comprar, con mejor formación y más que perder, que tienen mayor conocimiento para razonar y que tienen la obligación de ejercer un papel de liderazgo en la opinión pública y servir de cadena de información a los ciudadanos para un voto inteligente y solidario que beneficie la comunidad y no el negocio de algunos pocos.
Cada dos años muchos esperan ansiosos su jugoso hueso como pago a su servilismo, hacen mandados, limpian botas, solaparon a sus superiores e inclinaron mil y una veces la cabeza en señal de sumisión. Eso es lo que nos ofrece nuevamente el oficialismo local y provincial hace años, el sometimiento permanente, y la continuación de sus negocios individuales.
Esta es la triste realidad y perversión de muchos años.
Es el momento de otro camino, de torcer para mejor el rumbo de nuestra historia Libreña.
No hace falta explicar a quienes va dirigida esta sencilla epístola.
Cambiemos (de verdad) el rumbo de nuestra Ciudad. Ya nos demostraron su incapacidad y argucia desmedida, no cometamos los mismos errores.
Hasta otro tropezón.
Martes, 29 de agosto de 2017
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