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Bolivia
Luis Arce y Evo Morales se disputan el liderazgo del modelo
Lejos de buscar acuerdos, los dos sectores dominantes del oficialismo se desgastan en una pelea entre dos hombres que tienen dos proyectos personales diferentes.


Tropas y tanques militares llegaron hasta la Plaza Murillo, en el centro de La Paz. Pasado el mediodía del miércoles 26 de junio, irrumpieron en la Casa grande del pueblo, la sede del Gobierno de Bolivia. El presidente Luis Arce encaró al líder de los militares rebeldes: el ahora ex comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga. El mandatario le ordenó que desmovilizara sus fuerzas, pero Zúñiga se negó. El país andino vivió horas de tensión. Según el presidente, fue un intento de golpe de Estado que se disolvió rápidamente. ¿Cuál era el objetivo del alzamiento militar y cómo se enmarca esto en la disputa por las elecciones presidenciales de 2025?

Los militares en la Plaza Murillo, una escena que recuerda esa parte de la historia boliviana: dictaduras militares y civiles, triunviratos, juntas de gobierno, presidentes que no terminaron sus mandatos y decenas de golpes de Estado. Desde mediados del siglo pasado, se registraron una serie de regímenes autoritarios mediante la sucesión de más de una veintena de golpes militares.

Ya en este siglo, en 2003, Gonzalo Sánchez de Lozada renunció a la Presidencia, tras masivas movilizaciones en contra de su plan para exportar gas natural por puertos chilenos. Su vicepresidente, Carlos Mesa, asumió el cargo, pero llegó a redactar tres cartas de renuncia. La última fue aceptada por el Congreso el 9 de junio del 2005. Eduardo Rodríguez, el entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia, asumió la jefatura de Estado con el encargo de celebrar las elecciones generales, que ganó Evo Morales en diciembre de 2005.

Morales propuso una nueva Constitución, con la que nace el Estado Plurinacional de Bolivia en 2009.

Diez años después, Morales anunció su renuncia tras ganar su cuarto mandato, en medio de cuestionamientos por la legitimidad de su postulación y acusaciones de fraude, que siempre negó. Fueron tres semanas de protestas ciudadanas y de sus opositores, a las que se unió la policía y los militares, que le pidieron la renuncia, dejando solo a Morales.

"Estamos renunciando, estoy renunciando, justamente para que mis hermanas y hermanos dirigentes, autoridades del movimiento socialismo no sean hostigados, perseguidos, amenazados". Evo Morales, noviembre de 2019.

El detonante fue que el Tribunal Constitucional habilitó a Morales para que fuera candidato, pese a que la Constitución boliviana establece que una persona no puede gobernar por más de dos periodos consecutivos. Además, Morales desconoció los resultados del referendo de 2016 en el que la mayoría rechazó su intención de modificar la Constitución para ser reelegido por cuarta vez consecutiva.

En ese momento también renunció su vicepresidente, Álvaro García Linera, y la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra. Entonces, Jeanine Añez, quien era vicepresidenta del Senado, asumió la Presidencia de esa cámara y se declara presidenta interina, con biblia en mano, pese a las dudas sobre si la Asamblea contaba con el quórum necesario para instalar la sesión, que duró unos minutos.

“Estamos ante una sucesión presidencial, originada por la vacante de la Presidencia del Estado y la ausencia definitiva del presidente, lo que significa, de acuerdo con el texto y entendimiento de la Constitución, que como presidenta del Senado asumo de inmediato la Presidencia del Estado, tal como lo dispone la Constitución, y me comprometo a tomar todas las medidas necesarias para pacificar el país”. Jeanine Áñez - 12 de noviembre de 2019.

El expresidente se exilió en México y luego en Argentina. Durante el Gobierno de Áñez se anularon las elecciones y se organizaron nuevas en octubre de 2020. Morales propuso como candidato a Luis Arce, exministro de Economía conocido por su papel en el crecimiento económico. Finalmente, Arce ganó con el 55% y obtuvo mayoría en la Asamblea, devolviendo al socialista MAS al poder.

Áñez, por su parte, fue procesada y sentenciada a 10 años de cárcel por su tumultuosa llegada al poder.

Arce y Morales, de aliados a opositores políticos
Al día siguiente de la posesión de Luis Arce, Morales fue recibido al regresar de su exilio. El exmandatario pensó que aún tenía influencia sobre el nuevo presidente, pero las diferencias empezaron a los pocos meses de Gobierno, luego de que Morales pidiera cambios en el Gabinete, a los que Arce se resistió.

El MAS se dividió entre evistas y arcistas, lo que generó una gran disputa por la dirección del movimiento. Una pelea que incluso provocó disturbios en un congreso campesino en la ciudad El Alto, en agosto de 2023, que dejó más de 800 heridos. Sin miras a lograr la unidad, Arce alertó de intentos desestabilizadores.

“Puede que aumenten los sabotajes de cualquier tipo en contra de mi persona y nuestro gobierno, pero, de la misma manera, estoy seguro de que estamos cansados de la confrontación entre bolivianas y bolivianos, de quienes siembran odio y violencia, de quienes sueñan con nuevos golpes de Estado y acortamiento de mandatos". Luis Arce, presidente de Bolivia, 8 de noviembre de 2023.

Por su parte, Morales acusó a Arce de intentar eliminarlo del mapa político, luego de que el Tribunal Constitucional, a finales de 2023, lo inhabilitara como candidato para 2025, tras anular la figura de la reelección indefinida (que la misma corte avaló en 2017) que permitía al líder indígena postularse nuevamente.

“El plan no solamente es quitar el MAS-IPSP (partido político) sino que es proscribir y eliminar a Evo (Morales) como candidato, como ayer dos magistrados del Tribunal Constitucional demuestran ese mensaje”. Evo Morales, expresidente, 30 de diciembre de 2023.

Morales insiste en ser candidato, pese a la decisión del tribunal. Mientras que Luis Arce aún no ha anunciado públicamente si optará a una reelección, en medio de las tensiones del MAS y la crisis política y económica que actualmente enfrenta su Gobierno.

La falta de dólares y combustible, sumado a la oposición de los evistas y otros sectores políticos, arrinconan cada vez más a Luis Arce, que en mayo de este año pidió a las Fuerzas Armadas que lo defendieran de un “golpe blando” en su contra. Las sospechas de conspiración se concretaron, pero llegaron desde el Ejército.

Cuando Zúñiga movilizó a las tropas a la Plaza Murillo, el propio Evo Morales alertó de un intento de golpe de Estado, pero se retractó e insinuó, sin pruebas, un autogolpe, por lo que pidió una investigación sobre la asonada del 26 de junio. Arce niega esta posibilidad y pide a Morales que no se ponga del lado del facismo.


Miércoles, 3 de julio de 2024

   

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