LA BATALLA DE MAIPÚ Por Felipe Pigna El 19 de marzo de 1818 las fuerzas patriotas sufrieron su primera y única derrota, la de Cancha Rayada. Pero el general Las Heras logró salvar parte de la tropa y pudo así reorganizarse un ejército de 5.000 hombres. Los patriotas clamaban por la revancha que llegaría a los pocos días, el 5 de abril, al derrotar definitivamente a las fuerzas enemigas en Maipú. Poco antes de librar la batalla decisiva, San Martín mantuvo una entrevista con el agente norteamericano W.G.D. Worthington, quien le contaba en un informe a su gobierno: “Al estrechar su mano y en momentos en que el choque de los ejércitos parecía inminente le dije: ‘De esta batalla, señor general, depende no solamente la libertad de Chile sino, acaso, de toda América española. No sólo Buenos Aires, Chile y Perú tienen los ojos puestos en usted, sino todo el mundo civilizado. Dije esto sin presunción y con cierta tímida solemnidad como lo sentía y como lo sintió él por la forma con que escuchó mis palabras’.”
La victoria fue total y América empezaba a respirar otro aire mientras los tiranos comenzaban a asfixiarse, como lo demuestra este informe del Virrey de Nueva Granada . “La fatal derrota que en Maipú han sufrido las tropas del Rey pone a toda la parte sur del continente en consternación y peligro”.
El Times de Londres al informar sobre la victoria de los criollos en Maipú se preguntaba “quién es capaz ahora de detener el impulso de la revolución en América”.
Como bien dice José Luis Busaniche, el triunfo de Maipú entusiasmó a Simón Bolívar y le dio nuevos ánimos para proseguir su campaña: “Bolívar está en un rincón del Orinoco donde la independencia es apenas una esperanza. En agosto llegan algunos diarios ingleses que anuncian la victoria de San Martín en Maipú. Y entonces concibe un proyecto semejante al del paso de los Andes por el héroe del sur: el paso de los Andes venezolanos, remontando el Orinoco, para caer sobre los españoles en Bogotá y seguir si le es posible hasta el Perú, baluarte realista de América. Bolívar escribe al coronel Justo Briceño: “…Las gacetas inglesas contienen los detalles de la célebre jornada del 5 de abril en las inmediaciones de Santiago. Los españoles, invadidos poderosamente por el sur deben necesariamente concentrarse y dejar descubiertas las entradas y avenidas del reino en todas direcciones. Estimo, pues, segura la expedición libertadora de la Nueva Granada. El día de América ha llegado…”
A pesar de semejante gloria y las notables repercusiones, los protagonistas del triunfo seguían sus vidas con la misma sencillez. Cuenta Mitre que después de Maipú, el general Antonio González Balcarce fue al Tedéum con camisa prestada y concluye: “¡Grandes tiempos aquellos en que los generales victoriosos no tenían ni camisa!”
Sábado, 5 de abril de 2014
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