PABLO VASSEL "La dictadura llevó sus métodos a Malvinas" Fue el primero en denunciar a oficiales que torturaron a sus propios soldados en la guerra del archipiélago sur. Los espejos del horror y el reclamo sostenido por justicia. En 2007, mientras se desempeñaba como secretario de Derechos Humanos de Corrientes, comenzó a reunir voces de colimbas que durante la Guerra de Malvinas habían sufrido torturas y vejaciones de parte de sus superiores, en su mayoría oficiales y suboficiales. La investigación, que incluye casos de crímenes por hambre, se compone de 120 testimonios que dan cuenta de 85 hechos delictivos diferentes. La Corte Suprema de Justicia debe decidir si son delitos de lesa humanidad imprescriptibles, y avanzar en la búsqueda de justicia. Para que el respeto por los "héroes de Malvinas" salde una cuenta que todavía está pendiente.
–¿De qué manera se interiorizó en el tema?
–Empecé a grabar entrevistas, y llegué a un primer grupo de 23 soldados correntinos que denunciaron haber soportado torturas. También recordaron casos de muertes por hambre de varios compañeros. Uno contó cómo un cabo le voló la cabeza de un tiro a un subordinado, mientras discutían en un escenario armado para eso.
–En Malvinas, había muy poca diferencia de edad entre un soldado y un superior. ¿Esto influyó para el maltrato?
–Por supuesto. Hubo episodios, incluso, en donde los colimbas eran mayores. El muerto más joven del conflicto fue un cabo de 17 años, Adrián Gómez. Imaginate que si vos entrabas a la Escuela de suboficiales General Lemos a los 15, podías ser responsable de tropa al poco tiempo. ¿Y cómo remplazaban esa inexperiencia? Con autoritarismo, y siguiendo los mecanismos vejatorios que imponía la colimba.
–Y para colmo, el contexto en las islas era el que marcaba la dictadura...
–Los militares eran fuerza de ocupación de su propio pueblo, y eso lo trasladaron al escenario de la guerra. Malvinas se comprende si se entiende cómo operaba la dictadura. El hambre de los soldados no es muy distinto al que impuso Martínez de Hoz en el país, y las torturas en el sur no diferían tanto de lo ocurrido en la ESMA.
–¿Cómo traza esos paralelos? –Había continuidad de métodos y personajes. Daniel Delfor Polano, por ejemplo, interviene como interrogador en Campo de Mayo entre 1977 y 1979, tortura soldados en las islas en 1982, y en 1986, cuando se intenta desestabilizar al gobierno de Alfonsín en Semana Santa, aparece implicado en aquel atentado al cementerio judío de La Tablada.
–¿Qué estudia ahora la Corte? –Los acusados sostienen que los hechos prescribieron. Contamos con 120 testimonios que imputan a 70 militares por haber cometido 85 hechos delictivos. Todas las unidades de Malvinas presentan casos de tortura, y en todos los grados militares hay acusados de cometer vejaciones. No hay ni un solo caso de superiores muertos por hambre, y sí ejemplos de soldados, que con menos de 1000 calorías por día no tenían fuerzas para estar parados, o sostener el fusil. Que alguien me explique por qué eso no es un plan sistemático. Confiamos en que la Corte apoye nuestro pedido y haya juicio, lo único que falta es la decisión estatal de investigar. Cambiamos mucho entre lo que decimos cada 2 de abril y lo que hacemos después.
–¿Por qué? –Porque si hablamos de nuestros "héroes de Malvinas" en los aniversarios, no podemos olvidarnos a las 24 horas.
Fuente: Ellitoral.
Miércoles, 23 de abril de 2014
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