GICELA MÉNDEZ RIBEIRO “El machismo nos juega en contra” La vocalista se queja de las pocas posibilidades que tienen las mujeres que cantan chamamé en los festivales. Su popularidad en Brasil y la influencia de Tarragó Ros. Gicela Méndez Ribeiro tiene una de las voces más dulces del chamamé local. La tranquilidad y delicadeza con la que habla contrasta con la energía escénica de cada función. Consagrada en Corrientes, también es una de las voces más populares del folklore en Brasil. El 29 de marzo pasado presentó su último trabajo, Voz de frontera, en Falta y Resto.
–¿Por qué Voz de frontera?
–La idea original era que se llamara Andando en continuidad con el disco anterior que se llamaba Por el caminito. Pero cuando le mostramos el proyecto a Antonio Tarrago Ros, que es un poco el padrino de este disco, él me recomendó que el disco tuviera el concepto de frontera y tenía razón. Voz de frontera de alguna manera me pinta en cuerpo entero.
–¿Qué innovaciones presenta desde las letras y la música?
–Si bien soy más melodista que letrista, siempre traté de escribir con metáforas, me agrada escribir así. No me gusta caer en lugares comunes. Creo que la innovación más importante es haber plasmado en el disco una integración del litoral, que no es solamente argentino sino brasileño y paraguayo.
–¿Cómo surgen las canciones?
–Nacen del más allá, de eso tengo certeza. Creo que desde otro lugar nos mandan señales, solo hay que saber escuchar, amar el silencio y la naturaleza para que eso suceda. Además uno siempre tiene que estar alerta en descubrir las ideas que suceden en el camino, así nacen la mayoría de las letras y la música.
–¿Qué fronteras busca romper desde lo musical?
–No quiero romper fronteras, nunca estuvo en mi mente, las fronteras las impone la geografía, la política, la Gendarmería, pero verdaderamente esos límites no existen. Pienso que es como los pájaros, que cruzan volando de orilla a orilla y nunca se sabe dónde está el nido: si allá o acá. Yo nací en la ciudad de Paso de los Libres, vecina con Uruguayana, Brasil, y para mí la frontera nunca fue una separación, sino un punto de encuentro.
–Fue la primera artista argentina en difundir chamamé en Brasil. ¿A qué cree que se debe esa aceptación?
–Se dio naturalmente, Brasil me abrió las puertas, nunca lo analicé y tampoco quiero hacerlo, sólo lo disfruto y estoy eternamente agradecida por ese amor que me dan. Gracias a ACIT, que es unos de los mejores sellos folklóricos de ese país, mi disco pudo llegar a muchos hogares.
–¿Cómo ve a la nueva generación de chamamé?
–Hay muchos jóvenes poniéndose la camiseta, muy buenos cantores, buenos instrumentistas. Hace falta que se animen a componer… Y si no tienen ese don que procuren temas de nuevos autores o de poetas de renombre que todavía los tenemos vivos. Las herramientas están pero a Corrientes le cuesta salir de su zona de confort.
–¿Cómo analiza la política estatal de promoción de folklore?
–Hubo un avance considerable en los últimos años a partir de festivales y la ley de la música, entre otras iniciativas. Dejamos un poco de ser invisibles, pero hay que profundizar más y federalizar aún más el género. El Estado tiene la obligación de mantener vigente la identidad de los pueblos.
–¿En Buenos Aires hay lugar para el chamamé?
–Hay muy pocos espacios y es inentendible ya que el chamamé tiene una riqueza que otras músicas no tienen. El chamamé no tiene el tiempo ni la longitud de la difusión que tiene otras músicas folklóricas. El machismo nos juega en contra… Cuenten la cantidad de mujeres chamameceras en la grilla de los festivales o en los espacios culturales. Nos cuesta el doble ser reconocidas.
Fuente: Revista Veintitrés.
Miércoles, 23 de abril de 2014
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