RÍO, CELESTE Y BLANCA, UNA RADIOGRAFÍA DEL DESEMBARCO DE MILES DE ARGENTINOS Mundial 2014 A menos de 2000 kilómetros de Buenos Aires, miles de hinchas desembarcan eufóricos; la Argentina debuta en el Maracaná, mañana RÍO DE JANEIRO.- Un capricho de la geografía lo hizo posible. Como si se hubieran abierto las compuertas de la frontera, los argentinos invaden esta ciudad tal como lo haría un ejército de ocupación. Algunos llegaron en avión y otros viajaron días eternos en ómnibus destartalados, casas rodantes o autos gasoleros. Se hospedan en hoteles con todo incluido o en algún dormitorio de medio pelo. Otras vinieron en carpa y hay a quienes la caída de la tarde los sorprendía aún sin alojamiento.
A menos de 2000 kilómetros de Buenos Aires, desembarcan eufóricos, se abren paso con cánticos y creen conquistar tierra desconocida clavando sus banderas en las costas de Copacabana, el punto más cosmopolita que hasta ahora regaló Brasil. Es como ver al mundo reducido en esa porción de playa. Aunque con una salvedad: en ese mapa imaginario reinarían los argentinos. Son mayoría entre mexicanos, chilenos, colombianos, europeos y un puñado de africanos. Los cariocas, en parte, observan la fiesta de reojo, distantes de la oleada de turistas. Pero también cuidan su territorio: las banderas brasileñas visten de verde y amarillo los balcones de los edificios que cubren la avenida Atlántica.
"Nos merecemos bellos milagros que ocurran", se lee en esa bandera celeste y blanca que ondea en la playa, a la altura del puesto 4, en Copacabana. Fue hincada por un grupo de amigos de Puerto Iguazú, todos ellos fanáticos del Indio Solari, el autor del mensaje hecho canción en "Amok". Se espera para hoy una congregación de argentinos en ese mismo punto. Harán allí una suerte de banderazo en la víspera al debut de mañana contra Bosnia. Sería el sitio ideal para alimentar el lucrativo mercado negro de la reventa de entradas. Muchos no tienen. Y ni las piensan tener.
"No tenemos la plata para pagar una locura por una entrada. Si no vamos, todo bien", dice Nicolás Falcucci, un rosarino que parece haber encontrado su lugar en el mundo: "Lo de Miguel". Se trata de un puesto de venta de bebidas y alquiler de sillas y sombrillas en el medio de la playa. Miguel, el dueño, es canalla. Y a los de Central les hace precio.
Cualquier tipo de rivalidad entre los clubes argentinos aquí se desvanece. Tal vez surge alguna broma aislada, pero reinan sobre todo la armonía y la buena onda. Caminan por la rambla los de Boca junto con los de River. Los de Colón con los de Unión, y los San Lorenzo con los de Huracán? Lo personifican acodados en una mesa alta del bar Costello Norberto Recaviera, vestido con la camiseta de Gimnasia, y Horacio Rossi, con la de Estudiantes. Son dos amigos platenses que tampoco se desesperan por conseguir un boleto para el Maracaná. "Si sabés de algo, avisanos", le dicen a este cronista. Pedidos como éste se extienden fácilmente cada cien metros, una distancia en la que uno se pude cruzar, sin exagerar, con más de veinte argentinos.
En el mismo bar en que están los amigos platenses, la cogorza tiene estacados a tres bosnios: Adi Ahic, Vildan Hodzic y Ervin Rajkic. Se empinaron dos vueltas de caipirinha a las 11 y siguen a buen ritmo con la cerveza. Son de Viosko, un pueblo a unos 20 kilómetros de Sarajevo. "Un empate sería como una victoria, pero tenemos esperanzas de ganar", se entusiasma Adi Ahic. Sus compañeros prefieren no hacer pronósticos y siguen con lo suyo: la bebida y la compra compulsiva de souvenirs. Los tres se asombran con los cánticos argentinos que guían a toda persona vestida de celeste y blanco hacia el Fan Fest, un sector al aire libre montado por la FIFA en el que se baila, se bebe y se ven los partidos en pantalla gigante.
El público argentino se divide, básicamente, en tres tipos. Los que vienen en tours bien organizados, vestidos de cabo a rabo con la indumentaria oficial y con todo incluido. Los que manejaron horas en autos o en ómnibus, como los Abdala, una familia marplatense a la que parece no sobrarle nada y que llegó a Río sin alojamiento a pesar del pequeño Benjamín, de tres años. Y están los buscavidas, que vienen con mochilas llenas de chucherías para vender y economizar la estadía. Venden cualquier cosa: desde artesanías, camisetas y banderas hasta empanadas, alfajores y dulce de leche. Y aquí podría hacerse un apartado: hay entusiastas que hasta montan un negocio propio, como hizo un grupo de cordobeses que abrirá un boliche en cada sede donde juegue el seleccionado, salvo en la sureña Porto Alegre.
Pese a los diferentes poderes adquisitivos, el bolsillo de los argentinos sufre de manera equitativa la presión impositiva. Todo aquel que use la tarjeta de crédito recibirá en su resumen de gastos un 35 por ciento adicional. Y aquellos que no utilizan tarjeta y se manejan con efectivo, habrán penado para cambiar pesos por reales en el subterráneo mercado paralelo. Con estos aditivos, por cada cuatro pesos se obtiene un real.
Sin desbordes hasta aquí, la convivencia entre los hinchas es una buena señal que entregó el comienzo del Mundial. Sucede a pesar de que muchos de los visitantes toman cerveza hasta caer redondos. Sobre todo los europeos. Algunos argentinos también saben de excesos: se pasean por las calles con jarrones de fernet con coca y botellas de vino. Pero el ranking etílico lo liderarían los ingleses, quienes debutan hoy en Manaos, en la selva amazónica.
En este contexto, la FIFA aportó su granito a la fiebre por el consumo: por una presión de los sponsors, ordenó a Brasil modificar su legislación y sólo por el Mundial se autorizó la venta de cerveza dentro de los estadios. La fiesta sigue. Y con los argentinos como protagonistas.
Otro barra con acceso prohibido
Se trata de Leonel Edgardo, vinculado con Estudiantes
RÍO DE JANEIRO (De un enviado especial).- A otro barrabrava argentino se le impidió ayer el ingreso en Brasil. Se trata de Leonel Edgardo, vinculado con la barra de Estudiantes de La Plata. De esta manera, es el tercer hincha al que se le rechaza el ingreso. A comienzo de la semana ya habían sido deportados Raúl Daniel Attardo (Rosario Central) y Ariel Adrián Abolio (Estudiantes). La rigidez en los puestos fronterizos podría dejar sin viaje a los referentes de las hinchadas más poderosas. Muchos de ellos están evaluando no asistir a los dos primeros partidos e intentar cruzar la frontera recién para el tercer juego, en Porto Alegre, donde la agrupación Hinchadas Unidas Argentinas (HUA) y la barra de Independiente ya cuentan con un alojamiento garantizado. No serán miles ni ingresarán a Brasil en tropa. Con acceso denegado hasta que termine el Mundial, los barrabravas argentinos no aparecieron todavía en escena. La nómina de 2100 nombres que envió el Ministerio de Seguridad a la policía brasileña los obligó a cambiar su hoja de ruta: algunos desistieron de viajar en avión y lo harán por tierra, evitando el cruce fronterizo de Uruguayana, el más vigilado. Cuando falta apenas un día para el debut, a Río de Janeiro llegaron solamente algunas barras del ascenso vinculadas a HUA y la segunda línea de la barra de Rosario Central. Para mañana llegaría la hinchada de Independiente, que tiene previsto viajar en un chárter de Aerolíneas Argentinas.
Fuente: Lanación.
Sábado, 14 de junio de 2014
|