LA VICTORIA ROMPIO CON 24 AÑOS DE AUSENCIA EN LAS SEMIFINALES 10 razones para la clasificación El 1-0 corona una racha exitosa de cinco triunfos, que iguala la mejor racha de la Argentina en Mundiales, lograda en 1986, y que incluye a la Selección entre los cuatro primeros de la Copa del Mundo, junto a Brasil, Alemania y Holanda. 1 Lionel Messi: Fundamental en los dos primeros partidos de la fase inicial en los que quedó asegurada la clasificación para los octavos de final. Aunque no juegue en su mejor nivel, sus compañeros saben que es capaz de desnivelar en cualquier momento y se sienten respaldados. El respeto de los rivales por el equipo argentino no es el mismo si él juega o no. Contra los belgas sobresalió en dos jugadas: la pisadita en el área en la que lo bajaron y un pase a Di María, que lamentablemente terminó con la lesión del volante del Real Madrid. Messi resolvió casi siempre solo (y éste es un mérito considerable) porque pocas veces lo acompañaron en el armado de las imprescindibles pequeñas sociedades que abren defensas rivales. Corre, se compromete, no baja los brazos si las cosas no salen.
2 Angel Di María: Si Messi fue el abanderado, el Flaco ex jugador de Central asumió muy bien el rol de escolta. Jugando por la derecha, o por la izquierda, rindió siempre bien y mucho más cuando las cartas venían mal barajadas, como en el partido contra Suiza, en el que convirtió el gol que evitó la definición por penales. Su capacidad para arrastrar marcas y su remate de media distancia sumaron puntos. Va a ser muy lamentada su ausencia en los próximos dos encuentros.
3 El sorteo: Argentina consiguió el primer lugar en su grupo porque se sacó todos los premios y resultó favorecida en el sorteo, ya que le tocaron rivales de menor jerarquía. Y eso le permitió entrar en una llave accesible, en comparación, por ejemplo, con el dueño de casa. Brasil debió enfrentarse a los agrandados Chile y Colombia (para ganar una especie de fuertemente desgastante mini Copa América), mientras que Argentina tuvo que jugar con Suiza y Bélgica. Alemania, por su parte, debió vérselas con Argelia y Francia.
4 La suerte: Al sorteo que lo llevó por caminos accesibles hay que agregar un poco de buena fortuna, en algunas circunstancias del juego, la suerte que suele acompañar a los campeones puede decirse con una mirada optimista. El cabezazo en el palo y el posterior rebote al lado del poste en la última jugada del encuentro contra los suizos aparece en el primer plano. También se puede sumar el gol en contra de los bosnios en el debut, el rebote en un rival que dejó la pelota servida para que Higuaín perdiera la virginidad, el rebote (cabeza-rodilla) de Rojo en el tercer gol contra Nigeria, y el hecho de que el árbitro no cobrara el discutido penal de Zabaleta contra los iraníes, que pudo costar un tremendo dolor de cabeza.
5 Algunos cambios de Sabella: El técnico de la Selección había equivocado el rumbo con la formación inicial en el encuentro contra los bosnios, pero ya sea porque les hizo caso a los jugadores, a su intuición o lo que sea, no se encaprichó, pegó un volantazo y el equipo mejoró. También le salió bien eso de poner, en reemplazo de Agüero, a Lavezzi, a quien le asignó la tarea de tirarse unos cuantos metros atrás para frenar la subida rápida de los rivales. Lavezzi cumplió con su misión y achicó los espacios en los cuales los adversarios se sentían muy cómodos en los partidos previos al Mundial. Sabella también acertó con las entradas de Demichelis y Biglia por Federico Fernández y Gago.
6Gonzalo Higuaín: Fue la figura en el partido de ayer. Además del gol, inquietó mucho sobre todo en el primer tiempo, manejó muy bien la pelota y salió de situaciones muy incómodas para entregarla redondita. Su enorme despliegue físico hizo que terminara extenuado. Cuando muchos pedían su reemplazo por lo mal que había andado en partidos anteriores, Sabella decidió darle continuidad e Higuaín le respondió con un gran partido. En el gol tuvo una notable capacidad de reacción, olfato de goleador de raza, para meter la media vuelta que dejó parado al arquero belga. La pelota le había llegado sucia tras un rebote, pero el él la limpió con un disparo letal. Apareció cuando más se lo necesitaba.
7 Sergio Romero: No es Neuer, el arquero de Alemania; no tuvo que resolver un partido como lo hizo el brasileño Julio César contra los chilenos, pero cumplió y les dio tranquilidad a sus compañeros de la línea de fondo. Sus mejores atajadas se dieron en la primera fase. No se le puede adjudicar ninguna responsabilidad en los tres goles (dos de Nigeria, uno de Bosnia) que le hicieron. Contra Bélgica salió mal en uno de los mil centros que le tiraron, y sufrió más con pelotas rebotadas en sus compañeros en remates rivales que en tiros directos.
8 Javier Mascherano: No es el capitán del equipo, pero es el que tiene la voz de mando. Antes de empezar el alargue contra los suizos habló ante todos sus compañeros y dijo algo así como “no nos olvidemos que hemos venido aquí a hacer historia”. Al margen de su influencia sobre el resto, jugó casi siempre bien, entregando la pelota a los que más saben, acertando en nueve de cada diez pases. Ayer hasta se animó a meter una gambeta en las últimas líneas rivales. Es el volante central que cualquiera quisiera tener en su equipo.
9 La fortaleza anímica: El equipo argentino se la cree. Encaró este campeonato con la idea de que se podía llegar al séptimo partido y se les dio. Los resultados favorables en el inicio ayudaron mucho y aunque todos saben muy bien que para superar a Holanda hay que levantar mucho la puntería están convencidos de que se puede seguir escalando. Jugando menos de lo que se puede ganaron 5 de 5 (Brasil ganó 3 y empató 2; Alemania y Holanda ganaron 4 e igualaron 1) y eso refuerza el optimismo.
10 El peso de la historia: Frente a rivales con menos medallas y menos blasones, los muchachos de Sabella hicieron valer los antecedentes, algo que también le permitió a Brasil estar entre los cuatro primeros del campeonato. Bélgica, por ejemplo, arrastraba un largo invicto y había tenido buenas actuaciones en los encuentros anteriores, pero con Argentina se mostró tímido, apichonado y sólo presionó con intensidad en los minutos finales, cuando todo se les iba de las manos.
Por Juan José Panno
Desde Brasilia
Domingo, 6 de julio de 2014
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