Amado Boudou procesado INCERTIDUMBRE OFICIALISTA EN LA CÁMARA ALTA POR EL PAPEL DEL VICE El próximo 30 de julio debe asistir Capitanich, pero en el kirchnerismo no saben si habrá sesión.
Tic, tac, tic, tac. Como si de una bomba de tiempo se tratara, la cuenta regresiva ya empezó a correr y cuando aún faltan diez días en el oficialismo ya miran a la Casa Rosada para saber qué instrucciones se le dará a Amado Boudou de cara a la sesión en la que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, cumplirá con su obligación de informar al Senado sobre la marcha del Gobierno.
"En la próxima sesión Amado va a estar y el bloque va a tener que defenderlo", afirmaron a LA NACION allegados al vicepresidente, que, casi de inmediato, agregan: "Eso hoy, porque esto es día a día".
Ése es el nivel de incertidumbre que vive el kirchnerismo desde que el juez Ariel Lijo procesó a Boudou en la causa Ciccone y puso a la oposición en pie de guerra contra el vicepresidente, reclamándole que pida licencia en su cargo.
Por lo pronto, en los despachos oficiales ya saben que el próximo miércoles 30, cuando debería concurrir Capitanich, la oposición tiene previsto ir al recinto con una nueva batería de críticas a Boudou.
"Nosotros vamos a volver a plantear el pedido de licencia no bien aparezca Boudou en el recinto", adelantó Gerardo Morales (Jujuy), jefe del bloque radical, ante una consulta de LA NACION sobre la estrategia para la sesión de informe de Capitanich. La misma política seguirán el Frente Amplio Progresista y, con menos ímpetu, Pro y el PJ disidente.
Más aún, Morales aseguró que la UCR enfrentará a Capitanich con uno de los escándalos que más perjudican al gobierno de Cristina Kirchner. "Nos gustaría preguntarle al jefe de Gabinete muchas cuestiones sobre el caso Ciccone", adelantó.
Más complicaciones
Pero en el oficialismo saben que el escenario se puede complicar en los próximos días, ya que a Boudou lo esperan nuevas desafíos judiciales.
"Hay que ver qué pasa el 23", expresó un vocero kirchnerista, en referencia a la citación del juez Claudio Bonadio para que el vicepresidente declare en la causa por la adquisición irregular de un automóvil. El magistrado lo convocó para el miércoles último, pero postergó la audiencia en virtud de que ese día Boudou iba a estar al frente del Poder Ejecutivo por el viaje de la Presidenta a Brasil, no sin antes advertirle que si volvía a esquivar su comparecencia le pediría el juicio político ante el Congreso.
A estos imponderables debe sumarse el desgaste que la situación judicial de Boudou genera en el bloque oficialista.
Si bien aún no hay grietas a la vista, la unidad de la bancada empieza a flaquear. En ese sentido, no ayudaron mucho declaraciones como las del ministro del Interior, Florencio Randazzo, que admitió en público que la situación del vicepresidente le está haciendo daño al Gobierno.
"Hay diferentes posiciones en el bloque", reconoció un legislador con acceso al despacho de Boudou, antes de aclarar que si bien "hay cansancio en los muchachos, por ahora nadie va a sacar los pies del plato".
Mientras tanto, el vicepresidente pasa sus días en una soledad política notable. Sin agenda oficial de relevancia, su principal actividad es permanecer en su despacho de la presidencia del Senado desde las 9 hasta las 21 todos los días de la semana.
Sin muestras de apoyo relevantes, la semana pasada apenas si lo visitó Luis D'Elía. Su actividad se circunscribe a reunirse con sus abogados para afinar la estrategia judicial.
A esta altura, parecen haber quedado un siglo atrás los días en que Boudou abandonaba el palacio legislativo por la puerta de senadores y abordaba al auto oficial en plena calle Hipólito Yrigoyen. Ahora, cada vez que deja el edificio se monta un operativo para que el rodado salga por el acceso vehicular que da a la esquina de la avenida Entre Ríos, desde donde parte raudo en dirección hacia Plaza de Mayo.
Fuente: Lanación.
Lunes, 21 de julio de 2014
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