POCAS NUECES Un paro que no consiguió mover el velocímetro Los colectivos circularon, los negocios abrieron y en las escuelas hubo clases. “La gran mayoría de los argentinos ha concurrido a trabajar”, destacó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Moyano estimó el acatamiento en “casi el 85 por ciento”.
Hubo poca gente en la calle, pero los comercios abrieron, las escuelas dieron clases y el transporte público de pasajeros, con excepción de los trenes, funcionó. El segundo paro nacional en el año de las centrales sindicales de Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Pablo Micheli mostró un acatamiento desigual y sin dudas menor al del 10 de abril. La no adhesión de los colectiveros de la UTA le quitó la contundencia que en la huelga anterior, cinco meses atrás, le habían dado las calles desiertas. El Gobierno evaluó que la medida de fuerza fue débil. “La gran mayoría de los argentinos ha concurrido a trabajar”, aseguró en este sentido el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. El titular de la CGT Azopardo, en cambio, aseguró que “casi el 85 por ciento” de los trabajadores se sumó a la huelga, que calificó de “extraordinaria”.
La jornada de protesta convocada contra la aplicación del Impuesto a las Ganancias a los sueldos, la inflación, los despidos y la inseguridad comenzó en rigor en la noche del miércoles. Ya antes de las 22, los camiones recolectores de basura dejaron de salir a hacer sus recorridos. A esa misma hora, en las estaciones de servicio se formaron colas para cargar nafta o GNC, ya que a las 12 de la noche las mangueras de los expendedores serían cruzadas.
A la medianoche, por la adhesión de los maquinistas de La Fraternidad, los trenes fueron estacionados en sus terminales para quedar ahí. Durante la jornada tampoco abrieron los bancos en el centro –en los barrios no todos estuvieron cerrados– ni hubo actividad en los puertos, mientras que los trabajadores de peajes levantaron las barreras.
Acompañando al paro, partidos y agrupaciones de izquierda cortaron varios de los accesos a la Capital Federal en la franja horaria en que la mayoría de la gente viaja al trabajo (ver aparte).
La huelga también afectó los vuelos de cabotaje e internacionales y de manera desigual a la administración pública. En cuanto a las escuelas, la afectación fue parcial, porque el principal gremio docente, la Ctera, que integra la CTA de Hugo Yasky, dictó clases. Como sucede tradicionalmente, muchos padres decidieron de todas formas evitar riesgos y no mandar a sus chicos al colegio. La huelga tuvo mayor incidencia en los colegios bonaerenses, porque en el resto del país los docentes concurrieron a clase como lo hacen habitualmente.
En la ciudad de Buenos Aires se pudo viajar en subte con algunas demoras y un servicio que la empresa Metrovías decidió finalizar dos horas antes que lo habitual. De las cinco líneas no funcionó la B, ya que sus delegados se plegaron al paro. En cuanto a los colectivos, el grueso de las líneas circuló normalmente, si bien en algunas zonas calientes, como el sur del conurbano y Rosario, hubo ataques contra las unidades, tras lo que dejaron de circular.
Cálculos y Ganancias
Las estimaciones de la adhesión al paro que hicieron los dirigentes sindicales de la CGT Azopardo, la CGT Azul y Blanco y la CTA opositora y los números que dio el Gobierno fueron diametralmente opuestos.
Moyano, que lo largo de la jornada dio dos conferencias de prensa, sostuvo que “casi el 85 por ciento” de los trabajadores hizo huelga. “El paro tuvo una contundencia muy importante”, aseguró en la sede la CGT, acompañado por Barrionuevo, Gerónimo “Momo” Venegas y otros jefes gremiales.
“El Gobierno puede negar que haya inflación, puede decir que bajó la inseguridad, pero lo que jamás van a poder negar es la voluntad del trabajador. El trabajador está con bronca y quiere mejores condiciones. Esperemos que el Gobierno escuche”, advirtió.
En cuanto a los colectiveros y la incidencia que tuvieron en la adhesión o no a la medida, Moyano remarcó que los colectivos “estuvieron vacíos, andaban con muy pocas personas viajando”.
A su vez, Barrionuevo anticipó nuevas medidas de fuerza. “Esperamos respuestas y si no, tendremos que reunirnos nuevamente, pero quédense tranquilos porque la próxima vamos a estar en la calle y no vamos a hacer el acto en el Patio de las Palmeras, lo vamos a hacer en la Plaza de Mayo”, advirtió el titular de la CGT Azul y Blanco.
En contra de la tradición, ayer la nota del día no la dio el gastronómico, sino el número de bares y restaurantes que levantaron sus persianas. Otro dato que resaltó en el mar de declaraciones fue una admisión del presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, que a pesar de haber respaldado el paro declaró con sinceridad que “a lo mejor no fue tan contundente como otros”.
Desde el gobierno nacional, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, fue el primero en replicar las estimaciones de las centrales opositoras con números opuestos. En este sentido, aseguró que “el 75 por ciento de los trabajadores” concurrieron a sus empleos.
El funcionario discutió, por otra parte, el reclamo por Ganancias. “Ese impuesto alcanza al 10,4 por ciento de la población; son los trabajadores que más ganan”, señaló. Capitanich defendió la “equidad distributiva” de recursos que el Gobierno realiza con lo recaudado. “Que (las centrales opositoras) no oculten ese debate. Los que más enfáticamente se quejan son esos sindicatos que tienen los trabajadores de mayores niveles de ingreso”, remarcó. “No les interesa el rol del Estado en la protección de los que menos tienen. No les importa la política redistributiva. Si no quieren pagar impuestos, que lo digan claramente.”
El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, llamó por la tarde a una rueda de prensa en la que insistió en que la adhesión a la medida había sido baja. “La gran mayoría de los argentinos ha concurrido a trabajar”, por lo que “no se puede decir que lo que hoy ocurrió sea un paro general”, aseguró.
Tomada dio los datos de un relevamiento de su ministerio, según el cual la concurrencia a los lugares de trabajo fue de un 80 por ciento en la zona centro del país, de entre un 55 y 60 por ciento en el conurbano, de un 85 por ciento en el NOA y en la zona austral de un 65 por ciento.
Con una evaluación similar, la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme) aseguró que “en los principales centros urbanos del país, la mayor parte de las pymes industriales y los trabajadores cumplieron normalmente con sus actividades, a pesar de los inconvenientes en algunos medios de transportes y cortes de calles”.
“Han intentado producir el lógico daño económico que implica una medida de este tipo –agregó–, pero no lo han logrado porque el aparato productivo de nuestro país funcionó normalmente.”
Con respecto a los reclamos expresados en el paro, Tomada dijo sobre el empleo que el Gobierno va a continuar trabajando en el fortalecimiento de políticas para “que no se quiebre el vínculo laboral”. De la reapertura de las negociaciones salariales dijo que no es un tema demandado y que “la gran mayoría de las paritarias no se han terminado de cobrar”.
En la rueda de prensa también le preguntaron por una modificación en el piso del mínimo no imponible de Ganancias. El ministro contestó que “no es una prioridad en este momento” porque es una reclamo de los “sectores de mejores ingresos”, que no superan el 10 por ciento.
Por Laura Vales
Viernes, 29 de agosto de 2014
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