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DE PARADOS A ACOSTADOS
Para entender qué pasó con el paro
Seis de cada diez personas consideran que la medida de fuerza del jueves fue incorrecta, realizada para desgastar al Gobierno y para darle mayor peso político a Moyano y Barrionuevo. Sólo el 23 por ciento dijo que hubiera parado aun si el transporte hubiera sido normal.


Seis de cada diez personas consideraron incorrecta la realización del paro general del jueves, impulsado por Hugo Moyano, Luis Barrionuevo, la CTA de Pablo Micheli y los partidos de izquierda. Una sólida mayoría piensa que la huelga fue convocada por motivos mucho más políticos que sindicales y en primer lugar para “que Hugo Moyano logre mayor presencia política” o “para desgastar al Gobierno”. No sólo eso, apenas el 23 por ciento de los consultados sostienen que no hubieran ido a trabajar de existir cierta normalidad en el transporte y no estar alterado el clima por la situación de los piquetes. Una inmensa mayoría, de casi el setenta por ciento, se manifestó dispuesta a ir al trabajo en caso de no existir obstáculos. Los porcentajes en todos los rubros exhiben menos apoyos a los dirigentes gremiales y al paro que los que se registraron en el anterior movimiento de fuerza, en abril, algo que percibieron los propios líderes del movimiento.

Las conclusiones surgen de una vasta encuesta realizada, en forma exclusiva para Página/12, por la consultora Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera Roberto Bacman. El sondeo se hizo en la tarde del paro y en la mañana del viernes para que estuvieran frescas las reacciones frente a la huelga. En total se entrevistaron 521 personas de Capital Federal y los distritos del conurbano bonaerense, una muestra representativa de sectores socioeconómicos bajos, medios y altos. En la encuesta se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

Gremialistas cuestionados

“La encuesta muestra que la legitimidad del sector gremial que impulsó el paro no está pasando por su mejor momento –señaló Bacman–. Para la opinión pública estuvo claro que la medida de fuerza estuvo matizada por cuestiones políticas que empañaron los reclamos puramente gremiales. Y en ese punto llama la atención que ni siquiera entre los sectores bajos y medios es mayoría la postura de que el paro fue justo, precisamente la franja a la que dicen representar estos gremialistas.”

Los números indican en forma clara que, para los encuestados, este paro fue considerado más incorrecto e injustificado que el de abril. Página/12 publicó en ese momento la encuesta realizada por el CEOP. En abril, el 50 por ciento consideraba la huelga incorrecta, mientras que ahora subió al 58 por ciento, en tanto que los que veían el paro justificado pasaron del 40 por ciento en abril al 34 por ciento actual. “Por supuesto que uno de los elementos que juega es la situación del país –agrega Bacman–. El ciudadano común percibe que el cuadro no es sencillo, con el conflicto con los fondos buitre como escenario, las dificultades económicas y la repercusión mediática que tienen, por ejemplo, las suspensiones en la industria automotriz. O sea que, en ese marco, y con la percepción de que hay mucha intencionalidad política, una clara mayoría consideró el paro injustificado.”

Razones

Debe tenerse en cuenta que cuando se pregunta si la convocatoria a la huelga fue correcta o incorrecta, se están poniendo sobre el tapete las razones del paro. Y en ese terreno, hasta los dirigentes de la CGT más allegada al Gobierno han dicho que no están en desacuerdo con las razones como, por ejemplo, la necesidad de aumentar los mínimos en el Impuesto a las Ganancias, la inflación o la reapertura de paritarias. Es decir que ni frente a esa pregunta, los convocantes de la huelga consiguen una mayoría de opiniones favorables: “El 54 por ciento dice que ya no existen motivos válidos para llevar a cabo una medida de fuerza de tal magnitud. Aquí se ve que el paro tenía poca sustentación. Si a eso se agrega que las opiniones fueron parejas en los sectores bajos, medios y altos, se percibe que los gremialistas ni siquiera se hicieron fuertes con sus argumentos en las franjas bajas y medias que son las que, supuestamente, ellos representan”, concluye Bacman.

Una lectura detallada de las opiniones de los encuestados demuestra que son tres los factores que se asociaron para explicar por qué el paro estuvo dividido y no tuvo ni siquiera una adhesión del nivel de abril:

- La percepción de que el paro tenía motivaciones políticas.

- La baja legitimidad que presenta hoy ese sector del sindicalismo.

- El contexto económico-político en el cual un paro así no tiene consenso.

Política

Cuando se les preguntó a los encuestados sobre las motivaciones reales del paro, más de la mitad se refirió a razones políticas y lo que llama la atención es la primera de esas razones: que Moyano logre mayor presencia política. En el segundo puesto de estas razones se encuentra la búsqueda de un desgaste del Gobierno. O sea que las razones políticas tienen clara preminencia sobre las razones gremiales. La única de estas últimas que tuvo un cierto peso, la reducción en el Impuesto a las Ganancias, reunió el 21 por ciento de las opiniones.

Casi la mitad de los entrevistados –una proporción más alta que la de abril– percibe que hubo algún dirigente político que ha incentivado este paro. Y, en comparación con la encuesta de hace cuatro meses, los consultados sitúan a Sergio Massa como protagonista político del paro. “Yo supongo que esto tiene que ver con que saben que es peronista –dice Bacman– y se cree que este tipo de internas tiene que ver con el peronismo. Además, Mauricio Macri habló muy poco del paro y en cambio Moyano elogió a Massa, su hijo Facundo se pasó al massismo. Yo diría que es más Moyano el que involucró a Massa que lo que hizo Massa mismo. Por supuesto que también influye el clima electoral que poco a poco se va instalando. En agosto del año próximo, en menos de un año, serán las PASO.”

Hipótesis

El cuestionario del CEOP incluyó una pregunta predictiva, hipotética, partiendo de la idea de plantear a los entrevistados qué haría en una situación normal, o sea con el paro convocado, pero con el transporte funcionando normalmente –trenes y subtes se vieron afectados–, sin piquetes y sin el clima de cierto miedo que se instaló desde el día anterior sosteniendo que iba a ser imposible transitar y que existían peligros de situaciones de violencia. En este cuadro hipotético, sólo el 23 por ciento se hubiera adherido al paro, mientras que el 68 por ciento, siete de cada diez personas, afirmaron que hubieran ido a trabajar.

Y en este aspecto, hay pocas distinciones. Los sectores de menores recursos, la clase media y los de altos ingresos dijeron que irían a trabajar en la misma proporción, aproximadamente siete de cada diez. Lo que llama la atención es la distribución por edad: los jóvenes irían a trabajar en un 80 por ciento, es decir son los menos propensos a aceptar los argumentos de los dirigentes gremiales.

La encuesta del CEOP refleja lo que se vio en la jornada misma del paro: una repercusión disímil, inferior en convocatoria al movimiento de abril. Esto se notó incluso en el poco triunfalismo de Moyano y Barrionuevo en las conferencias de prensa que concretaron ese día. La lógica del sondeo indica que, en la medida que se va acercando el proceso electoral, el ciudadano común percibirá más motivaciones políticas y, en cierto sentido, menos razones para utilizar los paros en ese terreno, cuando la cuestión está cerca de dirimirse en las urnas.





Por Raúl Kollmann


Domingo, 31 de agosto de 2014

   

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