ANTONIO TARRAGÓ ROS “El chamamé siempre fue sinónimo de resistencia”  Se concretó ayer la segunda jornada chamamecera en la Usina del Arte. Tilo Escobar y Gicela Méndez Ribeiro hicieron bailar al público.
Para esta noche se espera con expectativas la presencia de Rudi y Nini Flores, Mario Bofill, Tupá con Gabino Chávez y Florencia de Pompert.
La fiesta del chamamé se prepara para sus bodas de plata y los festejos comenzaron el sábado en la Usina del Arte ubicada en el barrio porteño de La Boca, donde la música litoraleña está dando cátedra a través de sus artistas. Las actividades continuarán hasta esta noche e incluyen comidas típicas, baile y todo lo que hace que el chamamé sea para sus amantes más que un género, una religión. “El chamamé fue desde siempre y sobre todo en los años 70, sinónimo de resistencia”, consideró Antonio Tarragó Ros, quien en la jornada inaugural participó de un tributo a su padre y a Tránsito Cocomarola.
El Litoral argentino es sin dudas la cuna del chamamé. No obstante, desde la década del 40 este género viene experimentando un notable arraigo en Buenos Aires, donde año tras año crece el número de bailantas y de asistentes a ellas. No es casual entonces que la Capital del país haya sido elegida una vez más como sede del lanzamiento nacional de la fiesta que se celebrará del 16 al 25 de enero en el anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola de Corrientes.
El sábado, luego del acto de lanzamiento tuvo lugar en el salón auditorio de la Usina del Arte (La Boca) un tributo a Tarragó Ros y Tránsito Cocomarola, dos líneas fundadoras del género chamamecero. El homenaje se realizó a partir de los herederos directos de estos artistas, el acordeonista Antonio Tarragó Ros, hijo del rey del chamamé y Gabriel Cocomarola, nieto del Taita.
“El hecho de que el lanzamiento se realice con una fiesta de tres días en Buenos Aires, es una referencia clara de la importancia que tiene el chamamé a nivel nacional”, dijo Antonio Atarragó Ros a El Litoral y resaltó: “La nuestra es una música única, llena de luz, llena de cultura, porque con el chamamé nosotros aprendimos a rezar, a arrimarnos a nuestra guaina, a llorar en la distancia. Tiene religiosidad, miedo, hasta la fe nos vino en el chamamé”.
El artista calificó a este género como la música de la resistencia: “Los que vivimos en los años 70 agarramos el chamamé porque era la resistencia contra el latifundio. Porque en Corrientes, a diferencia de otras provincias, los ricos perseguían esta música, no querían que hablen en guaraní. Sin embargo, en Santiago del Estero no era así, o sea ahí o en Salta un camarista como el Cuchi Leguizamón tocaba folclore”, marcó.
Dijo entonces que el chamamé es la resistencia a la colonización, a la despersonalización, al desarraigo, “es amor por tu tierra, por tu familia, que son las cosas que te salvan”.
Este sentimiento chamamecero se vio reflejado el sábado en la gran cantidad de personas que visitaron la Usina y tras presenciar los homenajes danzaron al ritmo de Blas Martínez Riera y su conjunto. Ayer, al cierre de esta edición, tocaban en la Usina del Arte los nuevos instrumentistas César Frete Trío, Pablo del Valle y Ariel Fernández Aguado. También se esperaba la presencia de Tilo Escobar y Gicela Méndez Ribeiro.
Para esta noche se anuncia la actuación de Rudi y Nini Flores, Mario Bofill, Tupá con Gabino Chávez y Florencia de Pompert.
Fuente: Ellitoral.
Lunes, 13 de octubre de 2014
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