“SI ALGUNO SOñABA CON UNA CORRIDA CAMBIARIA O CON DESESTABILIZAR, ESTA CLARO QUE NO LO VA A LOGRAR”, AS Lo que había detrás del apocalipsis que no fue Kicillof y Vanoli destinaron sus exposiciones en las jornadas de debate en el Banco Central a describir las ideas e intenciones de quienes, hace sesenta días, alentaban una corrida y la desestabilización. Por qué “no lo lograron”. “En estos 45 días ha quedado claro que, si alguno soñaba con una corrida cambiaria o creía que podía desestabilizar, no lo va a lograr. Hay una firme decisión política y una ejecución técnica para dar certidumbre y tranquilidad a los argentinos.” Así lo expresó el presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, durante el discurso de apertura de las Jornadas Monetarias y Bancarias 2014, que se llevaron a cabo ayer en el Hotel Alvear, en las que participaron economistas y funcionarios del sistema financiero y bancario de distintos países. El titular del Central recordó que en septiembre último había en el país un clima instalado de inestabilidad cambiaria y financiera. “Pueden buscar todo lo que se dijo, todo lo que se ha publicado respecto de las perspectivas más apocalípticas para los próximos meses. Muchos pronósticos son producto de la enorme miopía ideológica de distintos sectores”, aseguró Vanoli. Al respecto, el ministro de Economía, Axel Kicillof, encargado del cierre del evento, sostuvo que esos pronósticos derivan de una clara intencionalidad política por desestabilizar, lo que termina impactando en las decisiones de consumo de la gente.
Más austera que en años anteriores y con una cantidad menor de expositores, se llevó a cabo una nueva edición del evento que busca posicionarse como un espacio plural de debate, incluso con exposiciones disonantes de la línea de pensamiento del BCRA. Por ejemplo, el tema de las metas de inflación fue un punto recurrente en varias ponencias, una herramienta descartada por el gobierno nacional. El presidente del organismo anfitrión abrió el encuentro con un discurso que matizó entre lo técnico y teórico del encuentro con lo político. “Necesitamos poder discutir de aspectos que hacen a la teoría económica, a la teoría financiera, pero también tenemos que conjugar la experiencia práctica”, afirmó el funcionario. Consideró que muchos pronósticos apocalípticos están teñidos de intencionalidad política. “Tratan de posicionarse política o económicamente tratando de pescar a río revuelto y generar las condiciones de inestabilidad. Lo cierto es que muchos de los actores económicos financieros estaban convencidos o trataban, incluso, de provocar incertidumbre”, agregó.
El funcionario reconoció que el contexto global, la baja en el precio de los commodities, la volatilidad financiera y la retracción del comercio mundial eran elementos que limitaban el margen de maniobra para hacer política. El fallo judicial estadounidense a favor de los fondos buitre es también un condicionante adicional. “Había que tomar las medidas tendientes a crear confianza”, aseguró. En esa línea, se refirió a los acuerdos para que “quienes retenían divisas vuelvan a liquidarlas y mecanismos para que los argentinos vuelvan a tener confianza en su moneda”. “Todo esos pronósticos quedaron reducidos al ámbito de sus deseos y no de la realidad”, afirmó. Se refirió también a los controles en el mercado paralelo. “Toda esa expectativa vinculada con las actividades ilegales en el mercado cambiario se desalentó a partir del trabajo coordinado entre los distintos organismos de regulación y supervisión. Es clara la decisión de trabajar muy fuertemente para prevenir el lavado de dinero, evitar vulneraciones al régimen penal cambiario y prevenir evasión impositiva”, agregó.
El ministro Kicillof criticó los pronósticos. “Para esta época el dólar iba a estar a 20 pesos, ¿no?”, dijo con tono irónico a los periodistas apostados en la puerta del barroco hotel porteño al retirarse. “A mí no me gusta pronosticar, pero se les puede preguntar a los que lo hicieron”, agregó. En el cierre formal del evento evitó –explícitamente– hablar de la coyuntura local y se refirió a su experiencia como representante de la cumbre de líderes de países que integran el Grupo de los 20 (G-20). Esa había sido –según expresó Vanoli– la excusa para invitarlo. “Estas jornadas se dan en un momento muy especial en el mundo. La semana pasada se llevó a cabo la reunión del G-20, que ha emitido una comunicación respecto de todos los aspectos que hacen a una política económica y social orientada al crecimiento y el desarrollo”, aseguró el titular del Central. Kicillof detalló lo ocurrido entre la década del ochenta y la crisis de 2008, período que denominó de “financiarización global”. Durante esos años, la riqueza financiera global pasó de representar el 100 por ciento del producto bruto mundial en 1980 a 400 por ciento en 2007. “Lo que queda claro es que en ese lapso hubo la más grande explosión de riqueza financiera respecto de la riqueza real”, aseguró el ministro. Ese aumento y creación de instrumentos financieros no tuvo como correlato un aumento en la participación de la inversión en el producto bruto mundial que, por el contrario, se mantuvo estancado. En ese diagnóstico coincidieron los economistas José Gabriel Palma (Cambridge University), Esteban Pérez-Caldentey (de la Comisión Económica para América latina de Naciones Unidas) y Amar Battacharya (integrante del G-24). Según demostraron, la tasa de inversión desde los ochenta se mantiene en los mismos niveles respecto del producto, mientras que en experiencias exitosas como las de China o Vietnam creció hasta diez veces en ese período. El ministro sostuvo que una proliferación de instrumentos de ahorro no da origen a procesos de inversión.
Respecto de los pronósticos recogidos en la cumbre del G-20, afirmó que la economía global “no goza de buena salud”. “El comercio mundial se mantiene comprimido. Se habló de la pérdida de 33 millones de puestos trabajo en el mundo y que nos va a llevar hasta 2018 recuperarlos. Hablamos de diez años de recesión en la creación de puestos trabajo”, resaltó el titular del Palacio de Hacienda.
Tanto Kicillof como Vanoli insistieron en que la emisión monetaria para reactivar la economía no genera inflación. “Estados Unidos e Inglaterra, los países de mejor desempeño este año entre los más afectados por la crisis, llevaron a cabo la más extraordinaria expansión monetaria y no hubo correlato en los precios. No hay un canal directo entre el aumento de la base monetaria y los precios”, aseguró Kicillof.
Sin embargo, se refirió al error de considerar el recorte fiscal como una política que permite reducir el peso de la deuda en países comprometidos presupuestariamente. “En el mundo prendió la idea de que para reducir la exposición del endeudamiento era necesario reducir los gastos de los Estados. Lo que se observó es que la política fiscal contractiva, en vez de ayudar, tuvo el efecto contrario, porque las economías dejaron de crecer, con lo que el peso de la deuda sobre el PIB aumentó”, explicó el ministro de Economía. Según opinó, “en el comunicado final del G-20 se empieza a mostrar que la salida de la crisis es a través del estímulo de la demanda agregada y la inversión en infraestructura”.
Pese a estos avances, todavía hay resistencia para aplicar estas políticas. “Quiero citar la exposición de Aldo Ferrer –dijo Vanoli–, quien marcó la diferencia entre la crisis del 30, que implicó un quiebre del paradigma neoliberal hacia el keynesianismo, mientras que hoy, con la peor crisis desde entonces, el paradigma neoliberal sigue su preeminencia”, cerró el titular del Central.
Miércoles, 19 de noviembre de 2014
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