Jueves, 6/2/2025   Paso de los libres -  Corrientes - República Argentina
 
LUEGO DE IDAS Y VENIDAS, DESENCUENTROS Y CRUCES...
Las elecciones quedaron atrás
Ricardo en la Provincia y Fabián en la Capital son el resultado de una pelea que confirmó lo anticipado por EL LIBERTADOR. Una elección reñida, con final abierto, sin segunda vuelta y con un Nito que terminó siendo la variable de ajuste de los dos grandes frentes.

El escrutinio definitivo mostrará diferencias menores a las inicialmente informadas. Esta última elección mostró muy claramente que Corrientes no puede votar una sola vez más con este vetusto sistema vigente. Se impone la necesidad de la boleta única y el sistema electrónico. El domingo último hubo en el cuarto oscuro 38 boletas distintas. La confección de las planillas de los escrutinios provisorios y la facción de los telegramas fue un drama; y la carga de los datos y la difusión de los resultados echaron un innecesario manto de dudas sobre la transparencia del proceso, aspectos estos que deben corregirse de cara al futuro. El Superior aún no definió el criterio respecto a la inversión de la fórmula y la aptitud legal de los Viceintendentes para serlo. Se esperaría la conclusión del escrutinio definitivo, aunque la idea es no trasladar a las elecciones de 2017 una cuestión de tan alta conflictividad. Por un criterio u otro, la decisión sería fijar un criterio interpretativo inequívoco del texto constitucional.

Un informe especial elaborado por EL LIBERTADOR da cuenta de las debilidades y fortalezas de los dos principales frentes, justificando los resultados que se dieron el domingo último.

Es cierto que hubo sorpresas, como fueron las imprevistas derrotas del justicialismo en Monte Caseros, Curuzú Cuatiá, Bella Vista o Sauce; o de ECO en Goya, Mercedes, Ituzaingó o Empedrado.

Colombi mostró una fuerte presencia en el territorio, imponiéndose en 53 de las 71 comunas de la Provincia, quizás producto de su permanente presencia en todo el territorio provincial, con especial atención a localidades que aun pequeñas le reportaron notables diferencias para su cosecha provincial. El caso de Pujol en el Departamento Monte Caseros, o San Carlos y Liebig en Ituzaingó; o Colonia Pando en San Roque, sólo para citar a título de ejemplo la importancia del análisis estratégico para la diagramación de la política de alianzas y correcta asignación de los recursos junto a la presencia de los candidatos.

Los tiempos actuales demandan, en este aspecto, un alto grado de profesionalización que no exime ni mucho menos la responsabilidad del análisis político de laboratorio para llevar adelante una campaña electoral a conciencia que permita la eficacia de resultados ganadores.

En este aspecto, una vez más quedó demostrado que las elecciones se ganan o se pierden en la provincia de Corrientes. En el territorio es dónde se plantea la lucha y dónde se dirime la contienda.

El poder central, aun poniendo todo, como en otras ocasiones, perdió de vista que Corrientes es Corrientes, una provincia tradicionalmente esquiva en la que Perón no pudo ganar en el ‘46 ni en el ’52; y en la que ni el menemismo, ni el kirchnerismo pudo hacer pie en las dos décadas que dominó el escenario político nacional.

Fuera de toda duda está la importancia del candidato como tal. Mucho menos la importancia del apoyo nacional en una campaña donde enfrente está la estructura de un Gobierno consolidado por varios años de gestión. Aun así, está visto a la luz de los resultados que faltó cinco para el peso. Y en política no hay dudas de que lo importante es el análisis de los votos que faltan para llegar, lo que falta para lograr el objetivo.

Colombi mostró -una vez más- que no es un improvisado. Aun con el desgaste propio de más de una década en el poder, Ricardo sigue siendo un peso pesado capaz de desafiar sin remilgos al poder central o de tocarle la oreja al multimedios más importante del país. Ha mostrado ser un hombre de suerte, que además sabe cuándo refichar.

El justicialismo pagó el costo de algunos errores, como el de no haberse organizado con mayor tiempo y profesionalidad para una campaña compleja; no haber tenido en cuenta para el diseño de la misma elementos que hacen a mejorar sus chances en distritos en los que no estaba bien; no haberle dado importancia al armado territorial con alianzas más acordes a la particularidad de cada uno de los municipios; o no haber sabido transmitir un mensaje más acorde a la idiosincrasia del correntino.

Quizás, en este aspecto, la nacionalización de la campaña electoral no resultó favorable a la propuesta del candidato del FpV. Quizás hasta no haya sido aconsejable que el justicialismo apele a la denominación de un frente que está muy vinculado a la política nacional, en un momento en que, precisamente, los indicadores muestran una progresiva caída en el favor de la ciudadanía.

Aun así la elección fue reñida, como lo habíamos anticipado desde esta columna meses atrás. Se definió en primera vuelta, y la opción que tardíamente pretendió impulsar Nito Artaza no llegó a prender; quizás porque llegó demasiado tarde.

Luego del domingo fue el radicalismo el que mostró cortocircuitos hacia afuera. Los reproches contra Nito Artaza estuvieron a la luz del día. Se le endilga haber provocado la derrota de ECO en la Capital.

En el justicialismo las señales que se dieron fueron otras. Más allá de la autocrítica que se debe de cara a la necesidad de corregir errores que se han dado en este turno electoral, parece existir conciencia de la necesidad de postergar el análisis en el desafío de lograr armonizar las nuevas realidades que ofrece el mosaico interno, en el cual ganadores y perdedores deben ser conscientes de que la necesidad que tiene el justicialismo de no prescindir de ninguno de sus cuadros, sin perjuicio de que la correcta lectura de los resultados imponen adecuarse a los nuevos tiempos que tiene por delante.

Un dato es importante. El peronismo pasó de tener 16 a 25 intendencias, igualando a ECO, sin computar algunas que permanecen por ahora en manos del peronismo disidente, como la de Pago de los Deseos, Tapebicuá o Santa Rosa. Y de hecho, conduce las tres comunas más importantes de la Provincia, como la Capital, Goya y Santo Tomé, lo cual no es poca cosa en términos de poder territorial.

Prima en el justicialismo la necesidad de avanzar en construcciones colectivas en un marco de consenso que no exima la eventual necesidad de procesos electorales internos. Aunque para ello, una asignatura pendiente es adecuar la carta orgánica partidaria a la realidad política que impone la participación y la contención de los sectores internos, propendiendo a la jerarquización de los dirigentes territoriales mediante el reconocimiento de mecanismos que preservan los marcos de unidad logrados en sus localidades, tanto más cuanto en ellas el peronismo sea gobierno.

Quizás, hoy por hoy, sea algo más que prematuro conjeturar el escenario de 2017, al menos en términos de personalización, en orden a que no hay candidatos naturales para lo que será la revancha de una elección tan pareja como fue la del domingo último.

En el radicalismo, el triunfo de Ricardo ha abierto desde ya las expectativas por su sucesión. No será una decisión fácil. Nadie duda que el mandatario provincial, que está impedido para una nueva reelección, terminará siendo el gran elector. En la gatera asoman "Peteco" Vischi, Eduardo Tassano y hasta el propio titular de la UCR local, un hombre de estrecha confianza del Gobernador.



ALGO QUE NO VA MÁS



La elección del domingo mostró en su justa dimensión el dislate de mantener un sistema electoral arcaico que no tiene razón de ser. Que por sí es un agravio a la inteligencia de los correntinos, y cuya modernización no puede seguir siendo dilatada por la Legislatura provincial.

Una enorme cantidad de problemas se subsanarían con la implementación de la boleta única que no sea impresa por los partidos o frentes, sino aportada por el propio Estado; y la incorporación del voto electrónico que, junto a la boleta única, contribuiría de manera decisiva a la transparencia del proceso comicial y a permitir que los resultados sean el reflejo cabal de la voluntad de un votante que el domingo último se sintió atribulado al entrar en los cuartos oscuros, como atribulados se sintieron los presidentes de mesa y fiscales que luego debieron volcar en engorrosas planillas los resultados.

No menos atribulados quienes deben participar de largas jornadas en un escrutinio definitivo innecesariamente complejo, donde siempre la Justicia debe quedar expuesta a las idas y vueltas de las presiones y tensiones políticas que se ejercen, muchas veces sin disimulo.

¿Quiénes son los que no quieren, y por qué, el cambio que los tiempos exigen para modernizar nuestro sistema electoral? Es increíble ver, fronteras afuera, en el Brasil, cómo vota la gente y cómo se dan los resultados a las pocas horas con notable precisión, y sin derechos a reclamos ¿Por qué no hacerlo en Corrientes?

Las elecciones del domingo fueron reñidas, pero los resultados marcaron diferencias que permitieron zanjar muchas de las dudas ¿Qué hubiera pasado si en lugar de 28.000 votos la diferencia hubiera sido de 1.000 o menos? Sin duda la Provincia hubiera entrado en zona de emergencia. No se ha dado ahora, pero puede darse en el futuro. Pareciera hora de prevenir a tiempo con decisiones acordes a la responsabilidad que los dirigentes tienen.



OTRO TEMA A RESOLVER



Este turno electoral de 2013 tuvo un alto grado de conflictividad en el marco de la Justicia. En parte, por responsabilidad del mismísimo Superior Tribunal, que hasta la salida poco decorosa de Carlos Rubín hizo mucho para llegar a un virtual colapso.

Lo cierto es que una cuestión central resta resolver, y es bueno que en un sentido u otro lo haga la Corte provincial en este turno electoral, de modo que en 2017 no se reedite una discusión en este sentido.

Se trata de la habilitación o no de quienes eran intendentes para ser viceintendentes. Esto es, interpretar el texto constitucional parece determinar si el impedimento que pesa para una nueva reelección como Intendente lo habilita, o no, para ir por la Viceintendencia.

Esta definición contribuiría, y mucho, a zanjar graves problemas a futuro. Sólo se trata de discernir lo que el constituyente quiso decir, que claro está no lo dijo de manera muy clara y explícita como para evitar las disquisiciones que se han planteado.



EL NUEVO MINISTRO

QUE SE ESPERA



La ida de Rubín del Superior era, desde hace tiempo, valga la redundancia, cuestión de tiempo. Su continuidad se había vuelto absolutamente insostenible. Finalmente tiró la toalla y salió por la puerta de atrás con más pena que gloria.

En el justicialismo le reprocharon lo que consideraron el último acto de servicio para con el Gobierno, esto es, entregar a Colombi una vacante antes de que se sepa quién ganaría las elecciones. En verdad, nunca el PJ terminó de entender la posición de quien llegó a la función por pedido del partido para luego convertirse en un llanero solitario que renegó de su origen. Acaso como si hubiera salido de un repollo. En los hechos, fue a lo largo de más de una década un obediente alfil del gobierno de turno, al que rindió algo más que pleitesías llevando a la Justicia a un grado de descrédito tal que estuvo al borde de la Intervención Federal, que si no se dio quizás haya sido porque la senadora Meabe prefirió pisar el freno cuando advirtió que podría ser un salto al vacío al no existir garantías respecto a quién asumiría la responsabilidad de que el remedio sea tal y no termine siendo peor que la enfermedad que se buscaba sanar.

Lo cierto es que la salida de Rubín, por un lado, la decisión del Tribunal en torno a las re-re, y la decisión de la Cámara del Crimen desprocesando a los funcionarios municipales, terminaron por disipar el peligro intervencionista en lo que pareció ser una acción oportuna de los actores judiciales de la Provincia, para preservar la institucionalidad a la que Rubín había puesto en juego.

Por estas horas, el mandatario provincial deshoja la margarita para definir el nombre de quien sucederá al juez curuzucuateño, que dejó su cargo en el Superior. Candidato natural podría decirse que sería César Sotelo, que -en más de una oportunidad- se mostró dispuesto a dejar la Fiscalía General para integrarse a la Corte provincial. Aun así, no es el único que está en el bolillero. Se habla de un camarista Penal que ya estuvo en consideración cuando finalmente se designó a Alejandro Chaín. También una camarista del fuero Civil, y la Decana de la Facultad de Derecho que a su favor tiene el hecho de ser mujer, algo en lo cual la Corte correntina está en deuda.

Intertanto, los vientos que soplan en el Tribunal han cambiado. La sola salida del conflictivo Ministro renunciante determinó una saludable oxigenación y un nuevo esquema de poder interno en el cual el Presidente dejó de atribuirse el poder supremo para establecer un marco de participación con el acompañamiento de los otros ministros, particularmente Chaín y Niz, que han logrado conformar un trípode que tiene por delante la toma de decisiones trascendentes para ordenar, hacia adentro, el Poder Judicial.

El desafío que tiene la cúpula tribunalicia es el de recuperar el prestigio y la jerarquía, perdidos con las gestiones de Farizano -primero- y de Rubín, después. En los hechos, no le costará mucho porque se llegó tan al fondo que todos los cambios se notarán.

Es previsible, en este contexto, esperar cambios como la salida del Secretario Administrativo y del Jefe de Prensa y Protocolo, que dejarían sus cargos a finales de año. Los cambios alcanzarían a las distintas áreas, entre ellas la de Administración, el cuerpo médico y demás.



EL CONSEJO DE LA

MAGISTRATURA ESPERA

QUE LOS CAMBIOS LE DEN

EL BRILLO QUE NO TUVO



Así como en el Superior se esperan sucesivos cambios, también en el Consejo de la Magistratura se aguarda que una nueva impronta apunte a recuperar la seriedad en su funcionamiento. La primera señal debería ser el recambio de la secretaria, siguiendo el ejemplo del Jury que, advirtiendo la incompatibilidad manifiesta que tenía la doctora Esperanza, dispuso con inaceptable demora la realización del concurso que el propio reglamento incumplido indica.

En el foro y en el mundo tribunalicio, desde su creación es moneda corriente la falta de seriedad con que se desenvuelven los concursos. No hay anonimato, siendo conocidos los nombres de los postulantes al momento de corregir, con el agravante de que se ha convertido al coloquio final en una instancia que permite recomponer por completo los resultados, sin que exista la mínima transparencia que sí hay en el orden nacional, en el cual las entrevistas son filmadas y quedan en soporte magnético a disposición de los participantes, con un mínimo grado de posibilidad de modificación en los puntajes, de modo de no convertir al coloquio en una instancia distorsiva del proceso de selección.

Otro de los aspectos perversos del sistema, que han sido puestos de manifiesto por el mismo Poder Ejecutivo, es que cuando hay más de un cargo no se conforman ternas por separado para cada uno de ellos, limitándose con ello indebidamente la facultad que tiene el Gobernador a la hora de proponer los nombres.

La falta de un presupuesto propio, y el hecho de no tener un edificio al menos locado, y personal dependiente, convierte al Consejo en un apéndice del Superior Tribunal, con grave menoscabo a su investidura y responsabilidad constitucional.



PANORAMA

NACIONAL



A pesar de su obsesivo enfrascamiento en la campaña electoral, Sergio Massa empieza a sacar la cabeza de debajo del agua para divisar el escenario posterior al 27 de octubre. La confirmación de una gira al exterior en noviembre representa un adelanto de intenciones.

El Intendente de Tigre quiere actuar como un candidato presidencial, pero sin formalizar aún su postulación, ya que entiende que dicho paso sería prematuro y podría dañar su imagen pública.

Mientras tanto, Massa comienza a recibir numerosas adhesiones de afuera de su provincia. Estos días recibió, por ejemplo, a una delegación del sector del peronismo entrerriano que responde al ex gobernador, Jorge Busti. En el entorno de Massa se comenta con entusiasmo la gran cantidad de intendentes de todo el país que enfilan sigilosamente hacia Tigre.

Por ahora, la idea del massismo es no formalizar ninguna estructura orgánica, sino cosechar adhesiones variopintas. Sin embargo, hay ciertos casos ya definidos en la Patagonia. El gobernador santacruceño, Daniel Peralta; el ex gobernador chubutense, Mario Das Neves y el candidato a senador por el Movimiento Popular Neuquino, Guillermo Pereyra (secretario general del sindicato petrolero y adjunto de Hugo Moyano en la CGT de Azopardo), serán sus referentes obligados en esos tres distritos.

La razón de estos alineamientos es bastante sencilla: por distintos motivos, vinculados con sus respectivas situaciones locales, ninguno de estos tres dirigentes tendrán lugar al lado de Daniel Scioli, a quien Massa visualiza como su principal contendiente para 2015. Peralta tiene un pleito insoluble con el kirchnerismo en su provincia de origen. Das Neves está enfrentado con el actual mandatario, Martín Buzzi, quien sin duda apoyará a Scioli. Lo mismo ocurre con Pereyra, peleado con el gobernador neuquino, Jorge Sapag.

Massa sabe que hay algunos sectores del oficialismo que alientan una confrontación abierta. Tal el caso de Carlos Kunkel, quien acaba de señalar que el Intendente de Tigre no puede presentarse en una elección interna del Partido Justicialista, por haber desertado de la estructura oficial del peronismo. Paradójicamente, Massa entiende que una contraposición con Kunkel puede resultarle más favorable que perjudicial.

Una situación semejante se presenta con el Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a quien Massa parece haber escogido como frontón para sus críticas al Gobierno nacional. De allí que Moreno esté convencido de que el reciente auto de procesamiento en su contra dictado por el juez federal, Claudio Bonadío obedece a la cercanía entre este magistrado, quien en la década del ‘90 se desempeñó como Subsecretario Legal de la Presidencia al lado de Carlos Corach y Massa.

En medios gubernamentales se afirma que Bonadío y el fiscal federal, Guillermo Marijuan, quien lleva adelante una de las causas penales en trámite contra el empresario Lázaro Báez, originada en las denuncias del programa periodístico de Jorge Lanata, asesoran a Massa en temas judiciales.

En la puja por el asesoramiento a Massa, acaba de ganar públicamente la delantera el ex Ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien en la presentación de un libro coredactado con varios técnicos de prestigio, se posicionó como el referente de un "think tank" con pretensiones de ocupar un espacio significativo en el futuro Gobierno nacional.



SCIOLI TAMBIÉN

SE PREPARA



Scioli no se queda atrás. El mandatario bonaerense sabe que tendrá que absorber un resultado desfavorable en las elecciones de octubre. Esa realidad lo obliga a responder con rapidez para modificar ese escenario negativo. Para ello, especula con el respaldo de la enorme mayoría de los mandatarios provinciales justicialistas, que están interesados en preservar la gobernabilidad en los dos últimos años de mandato constitucional de Cristina Kirchner.

En primer lugar, Scioli tiene que afianzar su alianza con los intendentes peronistas del Conurbano alineados en el Frente para la Victoria. Su prioridad es evitar nuevas fugas hacia el massismo. A tal efecto, planea avanzar en una propuesta de descentralización administrativa de la provincia que favorecería el poder de los municipios. De este modo, busca construir un dique de contención para frenar el avance de la Liga de Intendentes prohijada por Massa. En esta iniciativa trabajaría el titular del grupo Bapro, Santiago Montoya, autor de un antiguo plan de regionalización que fue archivado y ahora se trata de reactualizar.

Simultáneamente, el Gobernador intentará blanquear su acuerdo con Francisco De Narváez, con su designación al frente de algún ministerio importante. Este paso implicaría, además, un gesto de aproximación hacia aquellos sectores del peronismo disidente que desconfían de Massa. Scioli quiere aparecer como el abanderado de la reunificación del peronismo. Para ello, hará hincapié en el fortalecimiento del Partido Justicialista, que actualmente preside.

Scioli es consciente de que libra una guerra en dos frentes. Por un lado, confronta con Massa. Por detrás, tiene que lidiar con la desconfianza y la susceptibilidad del kirchnerismo, que alimenta las aspiraciones de otros gobernadores, en particular del entrerriano Sergio Uribarri y el chaqueño, Jorge Capitanich, ninguno de los cuales tiene envergadura para un desafío de esta naturaleza.



CRISTINA NO

ESTÁ DIBUJADA



Ni Massa, ni Scioli pueden desentenderse de los movimientos de Cristina Kirchner. El hecho de que haya quedado descartada la hipótesis de la reelección presidencial no implica que la primera mandataria se haya resignado a no ejercer su rol de custodia de su legado gubernamental y de gran electora por su espacio para 2015. La gran incógnita reside en que, aún en la misma Casa Rosada, nadie conoce a ciencia cierta la estrategia que escogerá para cumplir con ese previsible objetivo.

La suposición de que Cristina Kirchner preferiría ceder el gobierno a un adversario no peronista, para pavimentar su retorno en 2019, tal como se supone que ocurrió con Carlos Menem en 1999, no parece demasiado verosímil. Todo indica que, en cualquier circunstancia, su voluntad política se orientará hacia el mantenimiento de la mayor cuota posible de poder. Esa es también la recóndita esperanza de Scioli.

En este contexto, la Jefa de Estado tendrá que conciliar dos necesidades a menudo contrapuestas: la preservación a ultranza de su capital político y la adopción de algunas medidas de gobierno que pueden enajenarle algunos de sus apoyos tradicionales.

Esa disyuntiva se presenta claramente en la problemática de la seguridad interior. En este punto, Cristina Kirchner parece dispuesta a dar un giro que seguramente le ocasionará críticas desde la izquierda. En cambio, no es de esperar ningún cambio que suponga nada parecido a un ajuste de la economía.

Donde los dilemas presidenciales resultan más inciertos es en el terreno internacional. Es lógico: se trata de un campo en que influyen diversos actores y un escenario fluctuante. Pero lo cierto es que, en la medida de lo posible, la Presidenta se inclinaría a promover una suave y silenciosa recomposición de relaciones con la comunidad financiera internacional. El interrogante es cuál será el margen de maniobra de la Argentina.

En lo inmediato, el objetivo gubernamental sería apresurar la aprobación parlamentaria del proyecto de presupuesto para el año próximo, y en particular la prórroga de la Ley de Emergencia Económica. La intención oficial es lograr esa aprobación antes del 27 de octubre. Para conseguirlo se desarrollan negociaciones reservadas con los diputados del bloque que responde políticamente a Adolfo Rodríguez Saá.



¿Y LA CAPITAL?



Tras haber resuelto el armado de su oferta electoral para la Legislatura y revisado datos preliminares de algunos sondeos que evidenciaban cierta recuperación electoral de su partido, Mauricio Macri se preparó para encarar tranquilo su visita al Vaticano, donde tiene previsto reunirse con el Papa Francisco. Sin embargo, el inicio de la semana le deparó un nuevo imprevisto: su asesor estrella, Jaime Durán Barba le machacó sobre un dato de esas encuestas en el que el Jefe de Gobierno no había reparado lo suficiente.

Pese a la recuperación, leve por cierto, de voto favorable a sus candidatos en algunos barrios del Norte de la Ciudad, Durán Barba se mostró especialmente inquieto por la performance del ex ministro de Economía, Martín Lousteau, quien secunda a Elisa Carrió en la lista de candidatos a diputados nacionales de Unen.

Según esos sondeos, Lousteau mantiene en el distrito el caudal de votos propios que cosechó en las Paso de agosto junto a Rodolfo Terragno, lo que refuerza el nivel de adhesiones de la nómina de la alianza de centroizquierda, compensando el deterioro que registró en las últimas semanas la postulación de Carrió a partir de sus insistentes denuncias sobre un supuesto intento de golpe contra el Gobierno nacional.

La consolidación de la intención de voto del ex funcionario kirchnerista, concentrada sobre todo en la zona Norte y Centro de la Ciudad, hizo mella en los estrategas macristas que habían minimizado el aporte electoral de Lousteau a la lista de Unen, con el argumento de que en política uno más uno nunca es igual a dos. "A veces hay excepciones que es necesario tener en cuenta para evitar después problemas mayores", fue el consejo que recibió Macri.

De inmediato, ordenó a sus asesores fortalecer la imagen pública del titular del Banco Ciudad, el economista Federico Sturzenegger, que integra la lista de diputados que encabeza el rabino Sergio Bergman, en la apuesta de contraponer a la figura de Lousteau un contendiente ubicado en la misma dimensión discursiva.

El resto de la estrategia de campaña del PRO "no se toca", fue el mensaje que bajó Macri a su tropa en la previa del acto de presentación pública de sus candidatos para la Legislatura local, que encabezó el martes en el Buenos Aires Design. Se refería concretamente a la decisión del partido de concentrar los ejes de la campaña en la defensa de la gestión macrista al frente de la ciudad, que según todas las encuestas cosecha niveles de aprobación superiores al 50 por ciento.

De acuerdo con el análisis político de la primera línea del PRO, sólo la apuesta por llevar la discusión electoral al terreno de los logros de la administración porteña, sumado a la profundización de la táctica del fortalecimiento del contacto directo con los vecinos, permitirá al partido recuperar los votos perdidos a manos de Carrió en las Primarias de agosto.

Está claro que, al menos en su aspiración por retener el liderazgo en su principal bastión político, Macri tendrá que abstenerse de cualquier movimiento que ahonde tanto en un esquema de nacionalización de la campaña porteña como en una confrontación abierta con Carrió, justamente la principal pretensión de Unen.

El diseño de la campaña macrista apunta en especial a atender las necesidades políticas de la gestión de fortalecer la representación propia en el parlamento local, para evitar disgustos durante los próximos dos años, un período en el que el Jefe de Gobierno imagina estar concentrado en su proyecto presidencial.

Por ahora las encuestas siguen favoreciendo ampliamente la postulación de Gabriela Michetti para el Senado, pero pese a la mejora en la intención de voto del partido, la candidatura de Bergman no logra despegarse de la pelea con Carrió, situación que mantiene firme la preocupación del PRO por un posible corte de boleta en favor de Unen que complique sus chances de retener por lo menos las 26 bancas que pondrá en juego en la Legislatura.

Para las pretensiones de la alianza de centroizquierda, justamente en la pulseada directa con el macrismo está la clave de su desafío en octubre. Polarizar con el PRO es para Unen el gran objetivo, para garantizar tanto la victoria de Carrió en la elección para la Cámara baja como para amplificar su poder político en el distrito, pensando en la puja por la sucesión de la Jefatura de Gobierno local.

El problema para Unen es que ese desafío teórico sucumbe cada vez más con una realidad que acumula sólo dolores de cabeza para la alianza: el empecinamiento de Carrió por llevar el discurso al terreno de la nacionalización de la elección, machacando más en sus diferencias con la administración de Cristina Fernández que en la disputa directa con Macri.

Si bien en parte esos errores han comenzado a restar adhesiones a la propia Carrió, sus principales efectos golpean especialmente sobre la postulación de Fernando "Pino" Solanas para el Senado. El cineasta sigue corriendo muy desde atrás a Michetti y no ha logrado desplazar al kirchnerista, Daniel Filmus del segundo lugar en las preferencias del electorado porteño, en la pulseada por el escaño por la minoría en la Cámara alta.

La impronta de su postulación se desdibuja al mismo ritmo en que Carrió acapara el centro de la campaña de la agrupación, priorizando sus intereses políticos por sobre los del resto de las fuerzas que integran la alianza.



Fuente: Ellibertador.


Domingo, 22 de septiembre de 2013

   

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