PENAS DE ENTRE 11 Y 18 AÑOS Caso Schaerer: condenas para el resto de la banda El ex policía federal Miguel Ramírez, los hermanos Sergio y Oscar Salgán, María Esther Sudo y su hijo, Jorge Sudo, fueron sentenciados por “secuestro extorsivo agravado por la participación de tres o más personas” en perjuicio del estudiante correntino. La Cámara Federal de Casación Penal condenó a penas de entre 11 y 18 años de prisión a cinco integrantes de una banda acusada de haber secuestrado en 2003 en Corrientes al joven estudiante correntino Christian Schaerer, los cuales habían sido absueltos en el juicio oral realizado en 2009.
El fallo de la sala III, difundido ayer, alcanza al policía Miguel Ángel Ramírez (18 años) y a otros partícipes necesarios: los hermanos Sergio y Oscar Salgán (17 años), María Esther Sudo (17 años) y su hijo, Jorge Sudo (11 años), sentenciados por “secuestro extorsivo agravado por la participación de tres o más personas”.
Los camaristas Liliana Catucci, Mariano Borinsky y Eduardo Riggi además confirmaron las condenas a 25 años a los líderes de la banda, Cristian Carro Córdoba y Raúl “Caniche” Salgán; y a 12 años de Claudio Cornelli Belén. En tanto, los jueces subieron a 20 años la pena de 16 que pesaba contra Gonzalo “Paragüita” Acosta.
El segundo juicio por el secuestro del estudiante universitario Schaerer, que nunca apareció, culminó el 28 de agosto de 2009 y debido a las condenas y absoluciones dispuestas por el Tribunal Oral Federal de Corrientes, el caso llegó a Casación, que ahora anuló gran parte de la sentencia. Schaerer fue secuestrado la noche del 21 de septiembre de 2003 cuando descendía de su auto Mercedes Benz para abrir el portón del garaje de su casa del barrio Las Tejas, a 15 cuadras del microcentro correntino.
Durante la investigación se determinó que los secuestradores lo mantuvieron oculto en varios lugares: la localidad de Saladas, a 100 kilómetros de la capital provincial; la ciudad correntina de Paso de los Libres y la brasileña de Uruguayana.
Dos meses después de su captura, la madre de Cristian pagó un rescate de 277.000 dólares en Ciudad del Este (Paraguay) pero Cristian nunca fue liberado.
Bajo la lupa
Los camaristas analizaron pormenorizadamente el rol que tuvo cada integrante de la banda, pero especialmente el de aquellos que fueron absueltos en el juicio oral. Sobre el policía Ramírez mencionaron que, según una escucha telefónica, el 19 de noviembre de 2003 Sergio Salgán fue alertado por éste de los inminentes allanamientos a distintas propiedades de su familia en la localidad correntina de Paso de los Libres.
“Con dicho accionar privó a la investigación de la posibilidad de adquirir los elementos de prueba necesarios para develar con la celeridad que el caso requería el destino de la víctima”, se remarcó en el fallo.
Los jueces agregaron que “la conducta adoptada por Miguel Ángel Ramírez significó un valioso aporte al ocultamiento de Schaerer que llevaban a cabo los autores del hecho, quienes contaron a través del imputado con información privilegiada sobre los avances de la investigación y los movimientos de las fuerzas policiales”.
Acerca de María Ester Sudo, dieron por probado que realizó nueve llamadas a una cabaña del paraje Ombucito donde el joven estuvo cautivo y que su auto Volkswagen Gol fue empleado para trasladar a la víctima desde Paso de los Libres hasta allí.
Remarcaron que como concubina de Salgán aprobó tanto la utilización de la chacra familiar como del auto. Sobre su hijo Gabriel, afirmaron que efectuó “una tarea de vigilancia respecto a los movimientos que los familiares de la víctima estaban efectuando a la hora del pago del rescate”.
Respecto de los hermanos Salgán, Casación entendió que “prestaron colaboración para que la información recabada por Miguel Ángel Ramírez respecto a los avances de la investigación, llegue en tiempo oportuno a conocimiento de Raúl Salgán, a fin de asegurar que el lugar de cautiverio de Schaerer no sea descubierto por las autoridades policiales asignadas a la pesquisa”.
Para imponer las penas, los camaristas dijeron que “no puede soslayarse la trágica consecuencia del hecho, que no sólo ha marcado la vida de la víctima, de tan sólo 21 años de edad, sino que, sin duda alguna, afecta diariamente a su núcleo familiar, que difícilmente pueda desarrollar su vida cotidiana exenta de sentimientos de profundo dolor y tristeza”.
Fuente: Época.
Miércoles, 6 de noviembre de 2013
|