LA PRESIDENTA CUESTIONO LA DECISION DE ALGUNAS POTENCIAS CENTRALES DE AVANZAR EN UN ATAQUE CONTRA EL PAIS DE ASSAD Siria y los fondos buitre en el menú de la Cumbre “Pretender que no haya más muertos provocando muertes resulta una paradoja”, aseguró Cristina Fernández de Kirchner. También propuso “una ley de quiebras internacional” para limitar a los buitres y cambiar la denominación “paraísos” por la de “guaridas fiscales”. Desde San Petersburgo
“Vamos a pedir una vez más por la paz. Pretender que no haya más muertos provocando muertes resulta una paradoja o un ejercicio de cinismo”, aseguró ayer Cristina Fernández de Kirchner en referencia a la crisis en Siria, que se terminó por convertir en un tema de agenda formal en la cumbre del G-20, pese a que ese espacio está reservado para debatir cuestiones económicas. La tensión internacional y el hecho de que estuvieran los protagonistas principales del poder global inclinó la balanza. Sentados alrededor de una mesa perfectamente redonda, en un salón lleno de luz surgida de tres arañas propias de un palacio, los jefes de Estado tuvieron ayer una larga deliberación, que se extendió una hora más de lo previsto. Tras ese encuentro, los presidentes siguieron con una cena donde la cuestión central fue la situación en Medio Oriente (ver aparte).
Antes de participar del encuentro, la Presidenta fijó la posición argentina en diálogo con la prensa. “Lo que nos tenemos que plantear los dirigentes es si estamos dispuestos a sostener el multilateralismo como medio para solucionar los conflictos o si estamos ante una ficción del multilateralismo, que se aplica cuando me es favorable a mí como gran potencia, pero cuando no me sirve tomo las armas y decido lo que hago”, remarcó la mandataria.
“Es indispensable ver quién provee las armas a cada una de las partes, ya que todos sabemos lo que es la industria de las armas. La segunda cuestión –agregó– es tener organismos de la ONU que digan con precisión, exactitud y con pruebas, dentro de los parámetros legales, qué tipo de armas se están utilizando en los países en conflicto. Estamos proponiendo eso, porque creemos que una intervención militar, que no se refiere a lo terrestre, que puede ser un bombardeo, sería nefasta y desataría cosas tal vez imposibles de controlar”, sostuvo.
La Presidenta recordó que cuando comenzaron las crisis en el norte de Africa los analistas hablaban de una Primavera Arabe, pero luego se determinó que no fue un análisis correcto. “Hay que sentarse a analizar por qué los resultados fueron opuestos y Medio Oriente hoy es un polvorín. Hasta hace poco, lo más visible era el conflicto entre Israel y Palestina, pero hoy se suman Egipto y Siria, ¿mañana cuántos más se sumarán?”, se preguntó, e insistió en que “la responsabilidad de las potencias globales es la de repensar las estrategias, porque si se quiere solucionar con más muertos, vamos por mal camino”.
Una vez en el plenario, la dinámica fue más formal que otras veces. No hubo cruces o conversaciones espontáneas, sino que cada mandatario se limitó a leer su discurso o a exponer sus ideas como lo hace habitualmente CFK. Cuando le tocó el turno, la argentina prefirió resaltar los aspectos positivos de la cumbre para el país. En particular, la inclusión en el documento final de una condena a las “guaridas fiscales”, nombre que a partir de ahora utilizará el G-20 para designar lo que antes se mencionaba como “paraísos fiscales”.
“Hemos logrado cosas importantes”, celebró Cristina. “Por lo pronto, logramos que pongan guaridas fiscales, algo por lo que veníamos peleando desde hace muchísimo tiempo”, agregó. Según su explicación, el término de paraíso proviene de “una deformación en inglés, que cambió por heaven (cielo) lo que era haven (cueva)”. La alteración hace pasar más inadvertida la acción de grandes capitales para evadir impuestos. La Argentina es uno de los países que más empujaron en el G-20 para poner en caja a esos distritos financieros. La mayor resistencia provino de Inglaterra y Estados Unidos, que son las naciones que están detrás de esas islas donde abundan los lavadores de dinero. Pero finalmente el apoyo de los Brics y otros países terminó por rendir frutos. A su vez, la Argentina tiene previsto presentar en octubre en París un documento que le fue encomendado por el Grupo Anticorrupción del G-20. Ese trabajo está siendo elaborado por un equipo de la Oficina Anticorrupción, el Ministerio de Justicia, la Cancillería, la Unidad de Información Financiera (UIF), la AFIP, el Banco Central y el Ministerio de Economía.
El otro gran eje del discurso de CFK en el G-20 fue la cuestión de la deuda y los fondos buitre. Reclamó que se analice una ley de quiebras internacional, como la que aplican los países internamente. La Argentina, por ejemplo, considera aprobada una reestructuración de pasivos si el 66 por ciento de los acreedores acepta la oferta. “Necesitamos un sistema que sea igual para todos”, pidió. “No puede ser –dijo– que el país haya hecho una reestructuración de la deuda a la que ingresaron casi el 93 por ciento de los bonistas, y unos pocos ‘buitres’, apenas el 0,45 por ciento del total de acreedores, quiera impedir que la Argentina siga pagando en tiempo y forma su deuda, como lo viene haciendo desde 2005 con recursos propios.” “Lo que pasa –completó– es que los buitres son pocos pero tienen un lobby muy, muy poderoso.” En ese sentido, la Presidenta agradeció al gobierno de Francia su presentación ante la Justicia de Estados Unidos como Amicus curiae para defender la postura argentina. Ese agradecimiento marcó un contraste con la postura que adoptó Barack Obama, quien finalmente desistió de que su gobierno se presentara en las mismas condiciones que Francia para respaldar al país.
“El agradecimiento a Francia no fue sólo porque beneficia a la Argentina, sino a todas las naciones que deben o deberán reestructurar sus deudas en algún momento”, explicó. En la misma línea, Cristina Kirchner valoró el aporte de los jóvenes del G-20, quienes en su declaración final instaron a los líderes del grupo a “hacer frente a la incompatibilidad entre los procesos de reestructuración de deuda y la acción de los fondos buitre”. “Con jóvenes así –sostuvo CFK– que nos reemplazarán en un futuro, podemos tener esperanzas”, valoró. Por último, la presidenta también destacó que el G-20 haga referencias en sus conclusiones a la necesidad de promover el empleo, la producción y la demanda agregada. “Es un G-20 en el cual se está hablando de las cosas que se tienen que hablar; hemos logrado buenas inclusiones” en el documento final, destacó.
Por David Cufré.
Viernes, 6 de septiembre de 2013
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