POR JORGE MURACCIOLE Las incógnitas del porvenir político  El interrogante no resuelto es qué candidato podrá profundizar las numerosas medidas aún pendientes, que permitan seguir el curso distributivo iniciado en 2003.
El presente político de Argentina ha estado atravesado por turbulencias económicas desde hace un año a esta parte. Desde las medidas cambiarias que generaron un rebrote en los índices de precio, la jefatura económica en manos del equipo del ministro Axel Kiciloff, afrontó con una batería de medidas junto al Área de Comercio Interior, una situación crítica implementando rees con los distintos actores responsables de los eslabones de la producción y distribución, que permitieron dar luz a lo largo de la cadena de valor, incorporando un criterio que diera racionalidad a los pedidos de incremento de precios por el sector empresario.
La creativa propuesta de Precios Cuidados fue instalándose y extendiéndose en diversidad de productos y penetrando en gran parte de la geografía de las distintas regiones del país. También se necesitaron de medidas regulatorias del mercado de cambios y la intervención activa del Estado para potenciar el consumo de masas, que permita revertir las tendencias recesívas, morigerando los efectos nocivos sobre el empleo. Para este objetivo la llegada a la presidencia del Banco Central, del ex responsable de la Comisión de Valores, Alejandro Vanoli, y la profundización de los controles sobre los actores financieros junto a la puesta en funcionamiento de los acuerdos económicos con la República China, permitieron en las últimas semanas desinflar las expectativas sobre el dólar ilegal, generando en el último mes un pronunciado retroceso en la cotización del dólar blue, que garantizaron en un piso superior a los 28 mil millones las reservas del Tesoro.
Todas estas iniciativas se dieron en un escenario atravesado –desde el mes de junio pasado– por la decisión adversa del juez del municipio de Nueva York Thomas Griesa, que no solamente obligó a una ardua negociación, sino a decidir por parte del gobierno una estrategia en distintos foros internacionales, que posicionaron a nuestro país de una incierta situación de riesgo financiero a liderar a escala internacional un vasto movimiento contra los fondos buitre.
Lo cierto es que a pesar de afrontar con éxito los múltiples obstáculos en diversos frentes, el ciclo kirchnerista de más de 12 años, que atravesó tres mandatos presidenciales, no sólo ha sido en sí mismo el período de mayor estabilidad política de la transición democrática, sino que ha permitido transformar el país hundido en la crisis de la post Convertibilidad, atrapado por la mayor deuda externa de su historia, en relación a su devaluado Producto Bruto Interno, y se ha podido poner en marcha el aparato productivo con niveles de incorporación de mano de obra superior a los 5 millones y medio de nuevos puestos de trabajo en poco más de una década.
Este verdadero resurgir económico tuvo que ver con el mejoramiento relativo de los precios de las materias primas, siendo la soja la gran abanderada de este fenómeno global, pero también con una inteligente batería de medidas neokeynesianas de corte distribucionista, que rompieron con el ciclo de más de 25 años de políticas neolilberales, iniciadas antes de la dictadura con el Rodrigazo, siendo profundizadas con Martínez de Hoz, y completándose en la década de los '90 con Cavallo tanto en el gobierno del caudillo de Anillaco como en el de la Alianza.
Lo cierto es que, a menos de un año de las elecciones presidenciales del mes de octubre de 2015, y ante la imposibilidad constitucional de un nuevo mandato de Cristina Fernández, el interrogante hoy no resuelto es qué candidato, de los que se presenten para las próximas elecciones generales, podrá profundizar las numerosas medidas aún pendientes, que permitan seguir el curso distributivo iniciado en marzo de 2003. Continuando con el proyecto emprendido por las naciones del sub-continente en la consolidación de los bloques regionales del Mercosur y la Unasur, que permitió encarar políticas conjuntas con niveles de autonomía en relación a la histórica hegemonía de los Estados Unidos de Norteamérica.
La herencia del kirchnerismo, llamado por algunos analistas como la etapa superior del peronismo, seguramente necesitará si pretende profundizar lo hecho, no sólo de un liderazgo hasta hoy vacante, sino de repensar la política de alianzas de las clases subalternas con algún sector del empresariado que deje de pensarse como un socio menor del capital transnacional. También es cierto que para poder sostener con densidad social las medidas necesarias para una argentina para todos, se deberá trascender los límites impuestos por sectores del poder real que han obstaculizado el avance hacia una sociedad más equitativa. En esa alianza, deberán participar desde los vastos sectores que retomaron su dignidad en el proceso de inclusión, hasta los jóvenes trabajadores que, más allá de estar incorporados en el mercado laboral, exigen en sus demandas un mejoramiento de sus condiciones de trabajo y la eliminación creciente de las diversas formas de precarización laboral que aquejan a más de la tercera parte de la mano de obra ocupada.
También es cierto que en la arena mediática, los candidatos que se fueron instalando no coinciden con el perfil necesario para tamaña tarea que queda por delante. Para ese objetivo será necesario que aquellos sectores que apuestan por la profundización del ideario de equidad aún pendiente, sepan construir sin sectarismo y sin caer en el mal menor, una fuerza capaz de defender lo logrado y avanzar en lo pendiente, teniendo como norte las necesidades de las mayorías sobre los intereses de los privilegiados de siempre.
Martes, 18 de noviembre de 2014
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