MUNDO El reflejo de un mundo en constante cambio Un recordatorio de todo lo que ocurrió en el planeta desde aquel lejano diciembre de 2012 cuando apareció el primer suplemento de internacionales de Tiempo Argentino. Un material que ahora se ve como de archivo para entender lo que ocurre, donde desfiló un centenar de expertos que volcaron su análisis tan preciso como diverso.
Si como dicen, el periodismo es la primera versión de la historia, a lo largo de los últimos dos años, el suplemento Claves del Mundo dejó registro de los acontecimientos internacionales que luego serán temas de investigación y análisis. Fueron 24 meses intensos, en los que pasó de todo. Elecciones clave para Latinoamérica y Europa, conflictos regionales, crisis, levantamientos populares, catástrofes naturales, más guerras, un nuevo Papa, para más, latinoamericano.
Todo comenzó el 5 de diciembre de 2012, cuando el entonces presidente venezolano Hugo Chávez anunciaba lo que sería su cuarta y última operación en La Habana y designaba a Nicolás Maduro como su sucesor. En el medio corrió mucha agua bajo el puente. Tanta, que casi ningún rincón del mundo quedó fuera de estas páginas.
Latinoamérica, la región más desigual del mundo, fue la que más tapas se llevó. Este año, en el continente hubo una seguidilla de elecciones clave que marcó la continuidad de los proyectos políticos que gobiernan desde hace varios años. Los últimos comicios, en las que Tabaré Vázquez venció en Uruguay, permitieron que el Frente Amplio consiguiera su tercer mandato consecutivo.
También revalidó su cargo Dilma Rousseff en Brasil, y Evo Morales hizo lo propio en Bolivia. Antes, en mayo, el presidente colombiano Juan Manuel Santos había vencido al uribismo, en una elección clave para el proceso de paz que se celebra en La Habana con las FARC.
El 2013 fue un año importante para Chile por la vuelta al poder de Michelle Bachelet, que venció a la derecha pinochetista. La asunción del empresario Horacio Cartes, del Partido Colorado, marcó el regreso a la institucionalidad democrática en Paraguay, después del golpe de Estado contra Fernando Lugo. Rafael Correa reafirmó, con tranquilidad, su poder en Ecuador. Maduro le ganó a la derecha por estrecho margen y luego debió sufrir un constante boicoteo que denunció como un "golpe de Estado". En diciembre de 2012 también iniciaba su mandato Enrique Peña Nieto, el cuestionado presidente mexicano que este mes cumplió dos años en el poder, en medio de una profunda crisis de violencia.
La integración latinoamericana fue uno de los temas que más debates generó en las páginas del suplemento. Por allí pasaron las complejas relaciones entre la Argentina y Brasil, la amenaza que muchos suponen en la Alianza del Pacífico, los conflictos limítrofes que persisten en la región con la discusión por la salida al mar entre Chile y Bolivia. También se discutió sobre dos temas que coparon la agenda regional en la última década: la situación de los Derechos Humanos y la concentración de los medios de comunicación en cada país.
Especial cobertura tuvieron las masivas manifestaciones de junio del año pasado en Brasil por los gastos que ocasionaba la organización del Mundial de Fútbol disputado este año. Las movilizaciones se dirigieron primero contra las exorbitantes cifras que implicaba la construcción de estadios, para después pasar a cuestionar a la dirigencia política en pleno y reclamar más y mejores servicios públicos.
Al otro lado del Océano Atlántico, en Europa, las cosas no estuvieron menos agitadas. Si bien persiste la fenomenal crisis económica que golpea al continente desde 2009, el territorio es escenario de procesos sociales que provocan temor en aquellos que confían en la democracia como forma de gobierno. El avance de la ultra-derecha, que venía siendo lento y sigiloso en años anteriores, estalló en las elecciones Europarlamentarias de este año con victorias de partidos xenófobos en países como Francia, Dinamarca, Noruega y Suecia.
En ese marco, la región sigue siendo tierra de ajuste y recortes gracias a las políticas implementadas por la canciller alemana Angela Merkel. Sólo en España y Grecia, con fuerzas políticas de izquierda en ascenso como Podemos y Syriza, hay una luz de esperanza para enfrentar al ajuste con recetas distintas a las neoliberales.
Uno de los temas más importantes fue el estallido de la crisis ucraniana, un conflicto que involucró –directa e indirectamente– a Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea. La ex república soviética vive desde diciembre del año pasado sus días más difíciles. La mecha se encendió con la autodeclarada independencia del estratégico enclave de Crimea. Luego vino el levantamiento en el este del país, que pretende independizarse y para eso se alzó en armas contra el gobierno central de Kiev. Mientras tanto, la zona se fue militarizando cada vez más, con tropas de Rusia y la OTAN, en una crisis cuyo futuro y derivaciones parecen impredecibles.
También fue el año de los referéndums. El primero ocurrió en Escocia, que pretendió independizarse del Reino Unido en septiembre, aunque la mayoría de la población se pronunció en contra. Luego fue el turno de Cataluña, en un proceso secesionista complejo que finalmente llevó a la realización de una consulta no vinculante. Más del 80% de los votantes se pronunció a favor de la independencia, pero el gobierno español de Mariano Rajoy se mantiene firme en su intención de continuar unidos.
Como era de esperar, los últimos dos años tuvieron como protagonista a Estados Unidos y, en particular, al presidente Barack Obama. El mandatario tuvo que dar explicaciones a gobiernos como el de Brasil o Alemania por espiar los celulares personales de sus máximos líderes. Un escándalo que fue develado por el joven empleado de la CIA, Edward Snowden, y que obligó su refugio en Rusia, al igual que ocurrió en el pasado con Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, todavía encerrado en una habitación de la embajada ecuatoriana en Londres.
Después de llegar al poder con un discurso antibélico, el avance del grupo radical Estado Islámico (EI) le sirvió a Obama de excusa para lanzar una incursión en Medio Oriente que cuenta con el apoyo de gran parte de la comunidad internacional. Los planes del líder demócrata recuerdan más a los peores días de la gestión de George W. Bush, que al entusiasmo que provocó en personalidades del progresismo estadounidense cuando recién arribó a la Casa Blanca.
Uno de los objetivos militares de Obama es África, una de las regiones más conflictivas en el mapa global, donde la miseria, epidemias como el ébola y la guerra dejan miles de muertos a diario. Por estas páginas quedó retratado el problema de la violencia endémica en Nigeria y Sudán del Sur. También los planes colonialistas de las potencias en busca de petróleo en países como Mali.
Un párrafo aparte merece Egipto, el convulsionado país africano que desde la destitución del presidente Mohamed Mursi, en junio del año pasado, entró en una fenomenal crisis social y política. Las riendas del gobierno quedaron en manos del Ejército, cuya mano de hierro provoca muertes y detenciones a diario.
Otra zona altamente conflictiva e igualmente signada por la pobreza es Medio Oriente, donde este año los bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza dejaron miles de víctimas civiles y llamaron la atención de la comunidad internacional. Compleja por la diversidad de culturas, religiones y grupos étnicos que viven en el territorio, además de la presencia de potencias extranjeras, la región también fue escenario de la Primavera Árabe iniciada en 2011, un proceso que sigue abierto en muchos de sus países, pero que es sumamente incierto. Sobre todo en Siria, donde la guerra civil ya dejó más de 200 mil víctimas fatales y millones de desplazados.
Ese conflicto bélico es uno de los 33 existentes en todo el mapa, según informa el Programa de Datos sobre Conflictos de la Universidad de Uppsala, de Suecia. Lo que indica que hay una cosa clara: el mundo actual está en guerra. Y en el horizonte próximo no parece asomar la paz.
Sábado, 3 de enero de 2015
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