EL PRESIDENTE NOMBRO PRIMER MINISTRO A UN POLITICO QUE POLARIZA AUN MAS A PERU Humala contraataca a la oposición Tras el voto de censura a la primera ministra, Ana Jara, el mandatario eligió como sucesor a Pedro Cateriano, abiertamente antifujimorista y antiaprista. Si no lo aprueban, Humala puede cerrar el Congreso y llamar a elecciones.
Después de la derrota que sufrió en el Congreso con la censura a su primera ministra, Ana Jara, el presidente peruano respondió pasando a la ofensiva. Cuando la oposición le exigía un primer ministro de consenso, Humala designó como nuevo jefe del gabinete ministerial a un político con un alto perfil confrontativo, abiertamente enfrentado al fujimorismo y al Partido Aprista del ex presidente Alan García, las dos fuerzas políticas que impulsaron la censura de Jara. Otras bancadas opositoras también habían expresado su desacuerdo con el nombramiento de Pedro Cateriano, hasta ayer ministro de Defensa, cuando su nombre sonaba como una posibilidad. Si la oposición parlamentaria no lo ratifica en el cargo, el presidente Humala quedaría constitucionalmente habilitado para cerrar el Congreso y llamar a nuevas elecciones parlamentarias.
Con el nombramiento de Cateriano, Humala contraataca contra el fujimorismo y el aprismo, que tumbaron a su primera ministra por el escándalo del espionaje político, poniendo en ese cargo a alguien con quien estas dos fuerzas políticas se sienten bastante más incómodas de lo que se sentían con la censurada Ana Jara. La designación de Cateriano pone en difícil situación a los congresistas fujimoristas y apristas –hasta ayer exultantes con su victoria en la censura a Jara– enfrentándolos a la disyuntiva de aceptar como primer ministro a un declarado enemigo político y tal vez la última persona a la que habrían querido ver en ese puesto, o promover su censura y abrir las puertas para que Humala cierre el Congreso, con lo que esos congresistas se quedarían sin sus bancas parlamentarias. Pero la jugada de Humala trae el riesgo de agudizar aún más la polarización política existente. Algo que a un gobierno debilitado y aislado puede salirle caro.
Pedro Cateriano, abogado neoliberal muy cercano al escritor Mario Vargas Llosa, ingresó a la política en 1990 de la mano del novelista, cuando el hoy Nobel de Literatura se postuló sin éxito a la presidencia de la República. Desde entonces, es uno de los políticos peruanos más cercanos a Vargas Llosa, con quien comparte un fundamentalismo neoliberal. Cateriano también forma parte del círculo político cercano a la primera dama, Nadine Heredia, quien tiene una influencia decisiva en el gobierno de su esposo Ollanta. Con la designación de Cateriano, Humala pone en el cargo clave de primer ministro a un político con la decisión de enfrentarse a la oposición, especialmente al fujimorismo y al aprismo, en el año electoral que se abre para las elecciones presidenciales de abril de 2016. Precisamente, estas dos agrupaciones, con sus postulantes Keiko Fujimori y Alan García, se proyectan como dos candidaturas de fuerza. Un tercer candidato en disputa es el banquero Pedro Pablo Kuczynski, políticamente cercano a Cateriano. La izquierda, por su parte, está embarcada en un complicado proceso de unificación. El oficialismo, descartada la candidatura de la primera dama Nadine Heredia por un impedimento legal, no parece tener una alternativa que pueda dar pelea.
Fujimoristas y apristas criticaron duramente el nombramiento de Cateriano, pero, tal vez pensando en su continuidad en el Congreso, parlamentarios de ambas bancadas se negaron a anunciar un voto en contra del nuevo gabinete. Hubo voces conciliadoras, pero también otras que anunciaron un duro enfrentamiento. El congresista Kenji Fujimori, hijo del encarcelado ex dictador Alberto Fujimori, calificó el nombramiento de Cateriano como “una declaratoria de guerra”.
Estando al frente del Ministerio de Defensa, Cateriano desató, desde las trincheras del Twitter, una guerra contra fujimoristas y apristas, recordándoles sin pausa las acusaciones de corrupción contra sus líderes, Alberto Fujimori y Alan García. Pero en sus primeras declaraciones como primer ministro se esforzó por mostrarse conciliador. “Voy a tener que cambiar, porque como presidente del Consejo de Ministros voy a ser vocero del gobierno y mis opiniones políticas personales tendrán que ser reemplazadas por las opiniones del gobierno”, anunció minutos después de su juramento.
Humala ratificó a 15 de los 18 ministros del gabinete de la censurada Ana Jara. Entre los tres ministros cambiados estuvo el canciller Gonzalo Gutiérrez, quien fue reemplazado por Ana María Sánchez, diplomática de carrera. Apenas el día anterior Sánchez había sido nombrada embajadora en Francia, lo que revela que el cambio del canciller y la elección de su reemplazante fue una decisión de último minuto. Gutiérrez habría decidido apartarse del gobierno por su de-sacuerdo con la designación de Cateriano, con quien, según especulaciones de la prensa local, mantendría diferencias sobre el manejo del conflicto diplomático con Chile por el escándalo del espionaje chileno a la Armada peruana. Queda por ver si Vargas Llosa, un ferviente crítico de los gobiernos progresistas de la región, logra, a través de Cateriano, con quien comparte esa posición, imponer en el gobierno sus criterios internacionales. Esta habría sido otra razón para el alejamiento del canciller. Los otros dos cambios se han dado en el Ministerio de Justicia y en el de Defensa con la salida de Cateriano para asumir el premierato. La tecnocracia neoliberal, que controla el manejo económico y productivo, queda inamovible. Y ahora se refuerza con un primer ministro que milita en el neoliberalismo más ortodoxo.
Sábado, 4 de abril de 2015
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