CORRIENTES, POR EL SUELO Baja inversión educativa por alumno El promedio de gasto anual es de unos $30.000 por estudiante. Provincias como Tierra del Fuego, Santa Cruz y Neuquén están a la cabeza, con 50 mil a más de 75 mil pesos per cápita. Corrientes, apenas supera los 20 mil. La inversión educativa por alumno en la provincia de Corrientes se ubica entre las más bajas de la Argentina, según un estudio realizado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).
Dice el extenso informe elaborado por los especialistas Axel Rivas y Daniela Dborkin, que en cuanto a las disparidades en el esfuerzo educativo que se ven entre las provincias, estas guardan estrecha relación con las capacidades fiscales de cada provincia. No tiene que ver sólo con la prioridad que cada provincia adjudique a la educación, sino también con condiciones más estructurales y profundas que afectan los ingresos provinciales en relación a su población.
El apartado sobre la inversión por alumno es uno de los puntos fundamentales. "Es lo primero que uno tiene que mirar, porque mide comparativamente cuánto reparte el Estado en cada provincia, según la cantidad de alumnos que tiene. Eso nos muestra la desigualdad del federalismo argentino", explicó Axel Rivas, doctor en Ciencias Sociales especializado en educación y uno de los autores de la investigación del Cippec, al ser consultado por el diario La Nación.
Es en este rubro donde aparecen las diferencias mayores: a la cabeza del ranking están Tierra del Fuego (75.459 pesos), Santa Cruz (64.948 pesos) y Neuquén (56.726 pesos), mientras que en el extremo inferior se ubican Corrientes (20.361 pesos), Salta (20.275 pesos) y Santiago del Estero (16.070 pesos). El promedio nacional está apenas por debajo de los 30.000 pesos invertidos anualmente en cada estudiante que cursa en una escuela pública.
Esta es una de las tantas muestras que con la Ley de Financiamiento Educativo (aprobada en 2006) saltan a la vista -entre otras cuestiones- las grandes disparidades que existen entre las provincias. Esto inevitablemente abre la pregunta por cómo favorecer una distribución más justa y adecuada de los recursos que garantice el derecho igualitario a la educación.
La aprobación de la LFE estableció nuevos pisos para el gasto público en Educación y Ciencia y Técnica, y específicamente, estipuló que el gasto en Educación debería alcanzar el 6 por ciento del PIB en un plazo de 10 años. El Gasto Público Consolidado (GPC) (el gasto agregado de Nación, Provincias y Municipios) en Educación, Ciencia y Técnica incrementó en más de 50 por ciento su participación en el Producto Interno Bruto (PIB), al pasar de 4,2 por ciento del PIB en 2005 a 6,6 por ciento del PIB en 2015. No obstante, este aumento no fue un hecho aislado, sino que sucedió en un contexto de crecimiento de la economía y de una suba notoria en la presión tributaria y del gasto público. Es decir, se pudieron destinar mayores recursos al sector educativo, sin necesidad de priorizar en el agregado este rubro por sobre otros, por lo que su participación en el total se mantuvo constante en aproximadamente 15,5 por ciento del GPC.
El indicador del esfuerzo educativo financiero revela el porcentaje de los fondos que cada provincia destina a la educación. En el podio se ubican: Buenos Aires (36,1 por ciento), Río Negro (33,2 por ciento) y La Pampa (32,9 por ciento), mientras que las más rezagadas son Formosa (23,3 por ciento), la ciudad de Buenos Aires (22,4 por ciento) y, otra vez, Santiago del Estero (20,1 por ciento).
Son números que de alguna manera echan luz sobre la prioridad política que cada distrito le otorga al tema y sirven para matizar los datos duros de salarios e inversión por alumno. El caso paradigmático es el de Buenos Aires, que destina más de un tercio de sus ingresos fiscales al financiamiento de la educación y, sin embargo, apenas alcanza a invertir unos 27.627 pesos anuales por estudiante, por debajo del promedio nacional y lejos de las primeras posiciones.
"Si la inversión de una provincia es baja no es necesariamente porque invierta poco. Desde hace muchos años Buenos Aires hace un esfuerzo grande, pero tiene una inversión por alumno baja, porque tiene muy pocos recursos estatales -explica Rivas-. Es, por lejos, la provincia más pobre del país". Según el estudio del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), hay razones profundas que explican las diferencias de fondos disponibles que dependen de la estructura productiva y la riqueza de cada provincia, pero, sobre todo, de la coparticipación, es decir, de la distribución de dinero que hace la Nación.
El gasto nacional en educación está abocado, sobre todo, a la educación superior (60 por ciento) y los fondos salariales (17 por ciento). El gasto de las provincias varía mucho en cada caso. Este desequilibrio horizontal, es decir, las disparidades que existen entre las provincias, puede analizarse en relación a tres ejes: el esfuerzo educativo (qué porcentaje representa el gasto educativo en el gasto total provincial), el salario docente y el gasto por alumno estatal.
Miércoles, 14 de febrero de 2018
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