Lunes, 25/11/2024   Paso de los libres -  Corrientes - República Argentina
 
A DOS AÑOS DE UNA ARBITRARIA DETENCIÓN
La situación judicial de Tato Romero Feris podría acarrear una sanción para la Argentina
¿Quién me devuelve los años que me quitaron?, se quejó en su última salida radial el líder del Partido Nuevo. Hace dos años sufre una arbitraria detención.


Por muy exagera­do que parezca, el Estado Nacional argentino corre el riesgo de recibir una condena internacional, en materia de la aplicación del Derecho y puntualmente de los Derechos Humanos, como consecuencia de la nefasta actuación del Poder Judicial de Corrientes en las causas que afectan al ex go­bernador de la provincia y dos veces intendente de la Capital, Raúl Rolando “Tato” Romero Feris. La sanción po­dría tener un impacto mayús­culo si no llegaran a corregir­se a tiempo las arbitrarieda­des a las que está siendo so­metido el ex mandatario, y si, además, no se repara el daño causado en estos 18 años de vidrioso proceso judicial.

Estas condiciones son las que muy posiblemente defi­na la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (Cidh), que declaró admisible la presentación de Rome­ro Feris, es decir le atribuyó verosimilitud a su denuncia por denegación de justicia y persecución sistemática con fines políticos.

Si la resolución de la Co­misión Interamericana se sustancia en el sentido que ha avanzado hasta el presen­te, será el Estado argentino el que tendrá que lidiar con la sanción internacional. Esa penalización no estará dirigi­da a la provincia de Corrien­tes en particular sino al país y será justamente gracias a los jueces de Corrientes. Así las cosas, el significativo es­fuerzo que viene haciendo el gobierno de Mauricio Macri por insertar a la Argentina en el mundo y recuperar la confianza de organismos, mercados y actores inter­nacionales tropezaría con una piedra del Taragüí. No es un logro para sen­tirse orgullo.

Ese obstáculo en el camino no es precisa­mente Tato Romero Feris sino un tal Guillermo Ho­racio Semhan, presidente del Superior Tribunal de Justicia de Corrientes, com­pueblano del ex gobernador Horacio Ricardo Colombi (UCR), y brazo ejecutor de una batería de bochornosas medidas judiciales (en con­tra de TRF) que han mereci­do el reproche incluso de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. No conforme con esto, el jefe de los “Superio­res” provinciales ha llevado el estropicio a un nivel más alto, tanto que se advierte desde el exterior. Evidentemente la cancha le queda chica al mercedeño Semhan y está a punto de meter a la Argentina en la lista de los estados seña­lados (y sancionados) por fal­ta de Justicia. Esa calificación podría tener consecuencias impredecibles.

Más temprano que tarde, Macri seguramente pregun­tará por el tal Semhan, si es que ya no le pasaron el dato. El ministro de Justicia, Ger­mán Garavano ha estado ocupándose del caso Romero Feris a propósito de la admi­sión que hizo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, es toda una se­ñal, quizás en un corto plazo alumbren novedades.

¿Y por qué le toca al Poder Ejecutivo (Macri, Garavano) resolver esta cuestión y no a la Corte Suprema? Porque la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de­manda al Estado Nacional que corrija los desaguisados y garantice una administración de Justicia ajustada a derecho, por eso será el Gobierno el encargado de intervenir y de allí los movimientos prelimi­nares que -dicen- estaría rea­lizando el ministro Garavano.

Sin embargo, mientras tan­to se sigue consumando un perjuicio que resultará irre­parable, porque el ex gober­nador Raúl Romero Feris -la víctima en este proceso- con­tinúa privado de su libertad. Ayer se cumplieron dos años de su detención, tan arbitra­ria como lesiva de derechos elementales.

Este nuevo proceso, que degrada la imagen de la Jus­ticia provincial, comenzó el 9 de mayo de 2016 cuando la juez de Ejecución de Conde­na, María Teresa Zacarías, re­cibió del Tribunal Oral Penal Nº 2 la resolución de unifica­ción de las condenas impues­tas a Romero Feris en distin­tos juicios. Según el cómputo efectuado por el TOP Nº 2 le restan por cumplir 7 años, 9 meses y 2 de prisión para completar una pena que recibió en una causa por presunto peculado con sentencia dictada en el año 2012.

En el Tribunal Nº 2 encontró cobijo Juan José Cochia el magistrado que le tendió un paraguas protector al entonces go­bernador Ricardo Colombi durante los apuros que pasó en la Justicia Federal en una causa por enriquecimiento (ver aparte).

Lo concreto es que para la fecha en que se produjo la unificación, todas las con­denas contra Romero Feris estaban cuestionadas para revisión y además el planteo ante la Comisión Interame­ricana de Derechos Huma­nos ya estaba en curso, con guiño favorable; en paralelo había un par de recursos ex­traordinarios ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Los magistrados correntinos decidieron avanzar sin reparar en esas advertencias.
En agosto de 2017, los abogados Ramón Le­guizamón y José María Arrieta hicieron una pre­sentación a la jueza María Teresa Zacarías solicitando “la suspensión de la ejecu­ción de pena por concesión de remedio federal e instan­cia internacional admisible”. Traducido: los defensores de Tato le indicaban a la magis­trada que el Superior Tribu­nal de Justicia les concedió el recurso extraordinario para llevar el caso (la unificación) a la Corte Suprema y al mis­mo tiempo la Comisión In­teramericana de Derechos Humanos había admitido la denuncia de Romero Feris.

Habiendo dos instancias de revisión (una de ellas con perspectivas muy favorables) la jueza de Ejecución de Con­dena siguió adelante. De he­cho ni siquiera respondió el pedido.

En octubre de 2017, la fis­cal del juzgado de Ejecución de Condena, Patricia Mariela Armendía, firmó un dicta­men a favor de la petición de la defensa de Romero Feris, para que sea dejado en liber­tad inmediatamente mien­tras se sustancia el fondo de la causa, en la Corte y funda­mentalmente en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Así lo estipula la jurisprudencia, que también fue pasada por alto.

En noviembre los aboga­dos efectuaron un urgimien­to para que la doctora Za­carías resuelva, no tuvieron éxito. Más cerca en el tiempo hicieron un nuevo intento, también resultó infructuoso. En medio de este capítulo se conoció una resolución de la Corte Suprema de Justicia que falló a favor de Romero Feris y ordenó dictar nueva sentencia en instancia de ca­sación. Un mazazo para Se­mhan (ver aparte).

Sin embargo, la pregunta de fondo persiste: ¿Cuál es la razón que impide a la jueza contestar las presentaciones formales que hacen los abo­gados de Tato? Acaso el moti­vo de tan prolongada dilación es que no tiene otra alterna­tiva que disponer la libertad inmediata de Romero Feris, y por eso se refugia en una des­comedida indiferencia. Suce­de que actuando conforme a lo que establece el Derecho, la jueza Zacarías debió haber levantado la detención hace por lo menos un año, sin em­bargo la doctora eligió seguir el camino de sus “superiores” empantanando un proceso judicial que estuvo amañado, desde sus inicios, a los intere­ses políticos.

¿La jueza de Ejecución de Condena incurre en nega­ción de justicia? En tal caso su conducta se corresponde con la de otros magistra­dos que han abonado, en estas casi dos décadas, la sistematización del atro­pello antijurídico, que es justamente motivo de preocupación de la Co­misión Interamericana de Derechos Humanos.

No es sólo lo que hicie­ron sino lo que aún con­tinúan haciendo los jueces correntinos. Y la obstinación supone un riesgo cada vez más serio. El Estado argen­tino podría ser conminado a una reparación material e inmaterial del daño que se la ha causado a Tato Romero Feris.


La Corte ya opinó

“¿Quién me devuelve lo que me quitaron?”, se preguntó con desazón Raúl Tato Romero Feris en su última aparición mediática. Se refería a los años que pasó pri­vado de la libertad, pero además del obligado alejamiento de su fa­milia, de la pérdida del patrimonio y el menos­cabo de su honor. Tam­bién fue marginado de la política y por lo tanto conculcado sus dere­chos civiles, sin embar­go no pudieron alejarlo de la gente que igual lo sigue buscando y mani­festando cariño.

“Esto fue político, una persecución que tuvo a la Justicia como brazo ejecutor”, resume y argumenta “causas armadas, con jueces es­peciales”. La Comisión Interamericana de Dere­chos Humanos admitió esa sospecha y hasta la Corte Suprema de Jus­ticia de la Nación le dio la razón en un fallo de febrero pasado en el que resaltó que “hubo me­noscabo del Derecho” en la causa Tato.


Camarista

El 5 de mayo de 2016 el Tribunal Oral Penal Nº 2 de esta ciudad dictó la resolución unificando las conde­nas que recibió Tato Romero Feris en distintos juicios y lo giró al Juzgado de Ejecución de Condena para que la haga efectiva, desde el 9 de mayo el ex gobernador per­manece detenido en su domicilio por cuestiones de salud. En el TOP Nº 2 se desempeña Juan José Cochia, quien tie­ne en su legajo de servicios una invaluable tarea para el entonces gobernador Horacio Ricardo Colombi: le dictó un hábeas corpus cuando era requerido por la Justicia Federal en la causa por enriquecimiento.

La Comisión Intera­mericana de Derechos Humanos (Cidh), declaró admisible la presentación de Romero Feris, es decir le atribuyó verosimilitud a su de­nuncia por denegación de justicia y persecución sistemática con fines políticos.

¿Cuál es la razón que impide a la jueza de Ejecución de Condena contestar las presenta­ciones? Acaso el motivo es que no tiene otra alternativa que disponer la libertad inmediata de Romero Feris.


Viernes, 11 de mayo de 2018

   

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