ANÁLISIS En su paso por Corrientes dejó más dudas que certezas  Se fue antes y dejó esperando a intendentes y legisladores. Esperan definiciones que Scioli aún no está dispuesto a asumir.
Que Corrientes no es una provincia fácil nadie lo ignora. Menos lo es para el peronismo. Daniel Scioli, aun con las severas limitaciones que le impone su difícil relación con la Casa Rosada, viene recorriendo el país. En muchos distritos asume compromisos de cara a sus intenciones de suceder a Cristina al término de su mandato. Lo hizo en Río Negro con Pichetto. Lo hizo en Chubut y en algunas provincias más donde ya tiene definido el equipo con el que correrá la carrera presidencial.
Ayer -en su paso por Corrientes- no tuvo definiciones políticas, y precisamente de eso se trata en vísperas de un año electoral y frente a la ansiedad de los militantes que -muchas veces- desbordan la especulación y el sentido de oportunidad que tienen los dirigentes.
Repitió una y otra vez el carácter institucional de la visita, una forma de estar y no estar a la vez, propia del estilo Scioli; un Nicolino Locche, si de box se tratara.
Scioli volvió de Corrientes como en otras oportunidades. Sin asumir compromisos políticos y sin que sector alguno se pronuncie abiertamente en favor de las aspiraciones presidenciales del ex motonauta, que se mostró particularmente esquivo en definiciones y en su relación con la prensa, al punto que se restringió la toma de fotos a los medios presentes en el Municipio.
La anunciada reunión con legisladores e intendentes que debía cumplirse al término de su actividad en el salón Pocho Roch no se dio porque Scioli dio por concluida su visita después de la firma de los convenios con el Jefe comunal.
Algunos especularon con que el calor había minado la resistencia del Gobernador, otros con que la asistencia de intendentes no fue la esperada; y no faltaron quienes aludieron a una bajada de línea que habría llegado desde la Casa Rosada en el trayecto desde Bañado Norte hacia el edificio municipal, lo cual se asocia con el pico de tensión que se viene dando en los últimos días entre el Gobernador y el círculo íntimo de la Presidenta, léase Julio De Vido, La Cámpora, cuando no la propia Cristina, que quiere manejar los tiempos de definiciones que -según Jorge Capitanich- recién se estarían dando para mayo.
Hasta entonces, pareciera claro, la disputa estará centrada entre Scioli y Florencio Randazzo, quien ha dicho una y otra vez que no se bajará de su candidatura presidencial como moneda de cambio para ser el candidato del oficialismo en la provincia de Buenos Aires.
La disputa que se da en las alturas del poder se refleja inevitablemente en los distritos. Gobernadores e intendentes sienten en carne propia la dispersión del voto peronista y ven en Sergio Massa y en Mauricio Macri una amenaza latente para un ballotage que se torna a esta altura inevitable.
En los hechos, Daniel Scioli es el candidato mejor posicionado dentro del espacio del Frente para la Victoria.
Todos, salvo Randazzo, vienen muy detrás de él.
Y además de lo que indican las encuestas, es el precandidato ligado al espacio K que mejor perfil de competitividad tiene para una eventual segunda vuelta.
Aunque también es un dato de la realidad que si las elecciones fueran hoy, Scioli aun llegando a la final no es el favorito, un dato éste que no es menor a la hora de las especulaciones de los dirigentes.
Aun así, el Gobierno nacional no baja línea. Algunos creen que se debe a la necesidad de la Presidenta de constituirse -allá al final- en la gran electora. Otros que el hacerlo diluiría su poder no sólo puertas adentro del justicialismo, sino también hacia afuera con un inevitable impacto sobre la gobernabilidad del país al debilitar la figura presidencial.
No faltan los que hacen otras especulaciones y hasta concluyen en que finalmente Scioli no será el bendecido, arguyendo que el voto del Frente para la Victoria es "cristino-dependiente", como que poco más del 60 por ciento se orientará donde indique la primera mandataria.
En la esfera íntima del poder se analizan dos variantes.
Una, el reemplazo de Scioli a última hora, con el premio consuelo de la candidatura a la Jefatura de Gobierno porteño; otra, una negociación que le asegure a la Presidenta la postulación acordada del Gobernador de Buenos Aires y tener ella misma -léase Carlos Zannini- la birome para nominar a los 35 diputados nacionales que representan a la provincia de Buenos Aires.
En este marco, ya dentro del sciolismo están los halcones y las palomas, y en el medio la proverbial paciencia, así como la prudencia de un Daniel Scioli que prefiere él mismo manejar los tiempos y las formas. Escucha a todos, pero en definitiva es él quien toma la decisión que no es otra que la de mantenerse alineado a los dictados de la Casa Rosada.
Hasta ahora, su propia carrera política ha mostrado resultados. Su imagen se mantiene alta, aun superando varias circunstancias desfavorables.
El viaje de ayer a Corrientes pudo apuntar a acelerar los tiempos de las definiciones del propio peronismo local, aunque no parece un hecho menor que las internas provinciales se hagan en marzo, las provinciales en junio y las Paso en agosto.
Por lo demás, no fue un viaje más. Por un lado, la relación de "Pepe" Scioli con el Gobierno de Colombi; por otro lado, la situación del justicialismo local en el que tres sectores se disputan el control del partido. Y finalmente, algunas prevenciones renovadas de la Casa Rosada que creyeron ver en las decisiones influencias de alguien cercano al entorno presidencial, algo que la Presidenta controla muy de cerca.
La ida apresurada del candidato, sin concluir la agenda programada, dejó tela para cortar. De hecho, no cayó bien en legisladores, intendentes, dirigentes y militantes que esperaban el broche de oro de definiciones políticas acordes a los tiempos que no llegaron.
Otra cuestión que no se puede obviar es la toma de distancias del Gobierno de Colombi. Esto -puertas adentro del peronismo- se ve como un dato positivo, aunque aún esperan definiciones que son parte de los compromisos que podría asumir con el justicialismo correntino de cara a la pretensión de éste de pelear la Gobernación de 2017.
Fuente: Ellibertador
Miércoles, 10 de diciembre de 2014
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