PARAGUAY Alianza para GANAR El progresismo en Latinoamérica retoma fuerzas y empieza otra etapa orientada a crear alianzas o coaliciones muy amplias para derrotar a las élites oligárquicas que pretenden llevar a Latinoamérica al pasado.
Luego del golpe parlamentario en 2012 contra Fernando Lugo, fraguado por los sectores concentrados de poder (y con mucha ayuda externa), parecía remota la posibilidad de consolidar una propuesta electoral capaz de desafiar al Partido Colorado. Esta formación política, heredera y continuadora de las secuelas dictatoriales de los 35 años del stronismo/partido colorado (1954-1989), dejó atornilladas prácticas antidemocráticas, represivas, en un marco de debilidad institucional y de manejo corporativo del Estado.
Sin embargo, a contramano de la situación en otros países de la región, se constituyó la alianza GANAR, conformada por el Partido Liberal (PLRA), el Frente Guasu (FA) y Avanzar (otras organizaciones vienen adhiriendo), con la propuesta programática de un cogobierno de perspectivas a largo plazo, para enterrar el "stronismo"[1].
La traición de Federico Franco[2], que facilitó el golpe, es un hecho difícil de pasar por alto, y constituye un antecedente a tener en cuenta. Renovar las posibilidades de la alianza entre los liberales y del Frente Guasu se logró por una definición de pragmatismo, según lo indica el candidato a vicepresidente de GANAR, Leo Rubín, quien dice con claridad que ninguna fuerza por sí sola podrá ganarle a la maquinaria clientelar del Partido Colorado. Rubín está convencido de poder ganar en abril de 2018 con una coalición mucho más madura y con aprendizajes adquiridos después de la experiencia de Lugo-Franco, que selló una alianza electoral coyuntural, sin agenda de Gobierno.
De acuerdo a lo convenido en los partidos de la Alianza Ganar, el nuevo compromiso corrige esos errores y se basa en construir un cogobierno, orientado por un programa que contiene ocho temas centrales (Justicia, Ambiente, Salud, Educación y Cultura, Equidad Tributaria, Soberanía Hidroeléctrica, Pueblos Indígenas y Estado de Derecho). Su realización necesitará de un conjunto de reformas constitucionales, como medidas de superación de la "enfermedad institucional" inoculada por el stronismo y profundizada por los gobiernos sucesivos del Partido Colorado. Como lo indica Leo Rubín, la alianza se realiza pensando en un programa, teniendo como referencia el pasado, pero mirando hacia adelante, porque "Creemos que para hacer esos cambios profundos que necesita el país se precisan varios períodos. Los progresistas dicen que le toca al PLRA la chapa (de la Presidencia), pero quizá en el 2023 nos toque a nosotros y así sucesivamente".
Los ejes de la disputa
1. Reforma a la justicia
Pasando a un examen del gobierno de Horacio Cartes y la estructura del poder judicial en Paraguay, uno de los temas centrales del programa de la Alianza Ganar es la reforma a la Justicia, por ser la columna vertebral del poder corporativo constituido desde la dictadura, atado a las redes económicas y políticas dominantes, sin independencia y con bajos estándares de profesionalismo en sus magistrados. Un Poder Judicial atrasado y conservador, que incluso recibe críticas de instituciones -no muy dadas a cuestionar a sus aliados- como el Foro Económico Mundial, que considera que Paraguay tiene uno de los peores sistemas judiciales del mundo[4]. Para la Alianza Ganar la Justicia es un desafío mayúsculo, por cuanto Horacio Cartes pretende una reforma cosmética antes de dejar la presidencia, con el objetivo de mantener su influencia política y poder en la rama judicial que, a su vez, juega un papel central en la estructura represora con la población y permisiva con las corporaciones.
2. La Salud
En temas de derechos sociales está todo por hacer en Paraguay. Las inequidades y debilidades de su estructura mantienen el sistema en permanente estado crítico; faltan medicamentos, centros de asistencia, dotación tecnológica y personal especializado[6]. Las declaraciones de Cartes que identifican un avance en materia de salud contrastan con una escasa inversión en el sistema sanitario (de apenas un 9,8 por ciento del Producto Interno Bruto, PIB), que apenas sirve para contrarrestar las enormes deficiencias de más de 1,5 millones de paraguayos que están en la breza.
Esta situación deficitaria es aprovechada por las empresas privadas de salud: la participación del sector privado en el sistema es del 54 por ciento, muy superior a la participación del Estado (que apenas llega a un 43,8 por ciento). Ello evidencia un grave riesgo para la población, que ve limitada la atención en salud a sus capacidades económicas[8]. Esta situación supone un malestar social generalizado, en especial, en los departamentos más pobres. En definitiva, la salud es un clave para la Alianza Ganar, y constituye un punto esencial del programa que propone superar la situación no sólo logrando sumar recursos, sino cambiando la concepción y organización del sistema.
3. Educación y cultura
La matrícula en educación secundaria es del 66,5 por ciento, y en primaria del 88,5 por ciento[9], lo cual indica que muchos niños, niñas y adolescentes están por fuera del sistema educativo. En resumen, una educación para pocos en los niveles básicos y elitista en la educación superior. Sin embargo, los problemas de la Educación no son sólo se circunscriben a la cobertura, la corrupción durante el gobierno de Cartes ha sido flagrante: mientras las escuelas se están cayendo, los docentes no reciben capacitación y actualización, además, el déficit en materia intercultural y bilingüe refleja muchas brechas[10].
El desafío en materia educativa es igualmente amplio y requerirá de un esfuerzo para diversificar la matriz productiva y el crecimiento del PIB, con un sistema progresivo en materia impositiva.
4. Equidad tributaria
El esquema tributario neoliberal, implementado por los colorados desde el año 2005, tiene grandes problemas que generan inequidad y bajo desarrollo del país. Con el argumento de atraer inversión extranjera, se tienen tasas muy bajas de impuestos. Por ejemplo, sólo se cobra el 10 por ciento para renta de capitales (en Uruguay es 25 por ciento y en Bolivia 25 por ciento), generando tan solo el 2,5 por ciento de ingresos al PIB por ese concepto[11]. Priman los impuestos indirectos, que los pagan los más pobres, y no los impuestos directos, que puede lograr progresividad (el 72 por ciento, impuestos indirectos y 21 por ciento, directos) y, en exenciones tributarias, los gastos o pérdidas para el fisco llegan a 1,7 por ciento del PIB.
Todo lo anterior en un país gobernado por un empresario, acusado por el departamento de armas, drogas y alcohol-ATF de los Estados Unidos, por contrabando de cigarrillos[12]. En relación con estas acusaciones, hace pocos meses las autoridades brasileras incautaron en la frontera seca del Paraguay con Brasil, un cargamento de 2,8 millones de cajas de cigarrillos de la empresa de Cartes destinados al contrabando[13]. Para la Alianza Ganar esta es una disputa con los poderes concentrados que quieren seguir sumando riqueza, sin distribución para el país, con trampas y delitos como el contrabando.
5. Soberanía hidroeléctrica y ambiente.
Paraguay posee la riqueza acuífera más grande del Cono Sur, el Acuífero Guaraní, un patrimonio nacional que no se refleja en las condiciones internas de la población, en buena medida, porque el país perdió soberanía sobre los proyectos de Itaipú (con Brasil) y Yacyretá (con Argentina), realizados en tiempos de la dictadura stronista. Paraguay recibe una porción de recursos muy baja por la generación de energía en ambos proyectos, sometidos por el pautas execrables del mercado energético[14]. Las condiciones regionales impuestas por Brasil y Argentina a Paraguay podrían cambiar si existiera con disposición a poner el tema sobre la mesa; el país tiene un excedente de 40 millones de megawatts, mientras los gigantes del sur tienen déficit energético.
En contravía a esta propuesta de la Alianza Ganar, el presidente Cartes ha optado por desfinanciar la empresa estatal de energía ANSES, con el objetivo de privartizarla incluyendo los proyectos hidroeléctricos de Itaipú y Yacyretá, con lo cual el Estado dejaría de percibir los 3.200 millones de dólares al año por los negocios eléctricos y menos convertir al sector en una potencia que genere mayores negocios e ingresos para el país.
Un escenario en construcción
En ese escenario, muy ligado al tema ambiental, el candidato Leo Rubín advierte que es necesario crear un Ministerio del Ambiente y el Agua para poner freno a la deforestación, y para generar acuerdos de explotación energética en condiciones favorables con las comunidades y territorios donde existen los proyectos, dando garantías constitucionales en los territorios de los pueblos originarios y del desarrollo pleno de las culturas.
Este es apenas un primer panorama de los temas en debate en Paraguay, que reúnen a la Alianza Ganar para enfrentarse al Partido Colorado por la Presidencia. No se contempla en el análisis el tema de la Ley de Defensa Nacional, modificada por Cartes recién posesionado como presidente en 2013, bajo la tesis de un enemigo interno que funciona como excusa para reprimir a las comunidades y militarizar el país[.
De esta forma, el progresismo en Latinoamérica retoma fuerzas y empieza otra etapa orientada a crear alianzas o coaliciones muy amplias para derrotar a las élites oligárquicas que pretenden llevar a Latinoamérica al pasado. El próximo 17 de diciembre se conocerán las fórmulas presidenciales de ambas formaciones políticas, luego de las elecciones internas primarias. Por ahora, la espera ha servido para que la Alianza Ganar explique el programa y organice los temas logísticos de la campaña, en especial, los de testigos electorales y defensa de los votos mesa por mesa, pues existen riesgos similares a lo ocurrido en Honduras, donde todo indica que existió un fraude mayúsculo que tiene en vilo la democracia.
Lunes, 4 de diciembre de 2017
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