POR ERNESTO LOPEZ Bolsonaro, los militares y Trump Jair Bolsonaro llegó a la presidencia impulsado por un consorcio formado por un grupo importante de medios (entre otros, Folha de Sao Paulo y la red Globo); los Departamentos de Estado, de Defensa (Comando Sur) y de Justicia estadounidenses; el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB) y el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), al que pertenece el ex Presidente Michel Temer; y los militares. Vale decir, simplificando, un cuadrilátero consorcial integrado por un grupo de medios, el gobierno de los Estados Unidos, dos de los tres partidos más importantes del país (el restante es obviamente el Partido de los Trabajadores) y los uniformados.
Esta entente desalojó del poder a Dilma Rousseff mediante un cuestionable procedimiento parlamentario para reemplazarla por Michel Temer. Y condenó y encarceló a Luis Inácio Lula Da Silva valiéndose de un espurio trámite judicial, para sacarlo del juego electoral. Como demostró el impeachment de Dilma, Bolsonaro, en aquellos tiempos, era nada más que un provocador actor de reparto. Por aquel entonces, los precandidatos a Presidente del consorcio, potables para suceder a Temer, se encontraban en el PSDB: José Serra y Aecio Neves. Pero el primero debió abandonar por razones de salud y el segundo fue pesadamente afectado por el proceso judicial que lo ligó al caso Odebrecht. Por su lado, el MDB había quedado muy desacreditado por las acusaciones de corrupción que acosaban a Temer y por las maniobras contra Lula y Dilma. Todo lo cual forzó la búsqueda de un nuevo candidato. Bolsonaro, ese opaco y necio político de extrema derecha, ex capitán del Ejército –del que fue dado de baja por comportamientos inapropiados—, racista y homofóbico, fue el elegido por descarte. Era el que mejor pintaba electoralmente en el mediocre espacio de la centro-derecha brasileña, única cantera que le quedaba disponible a la antedicha entente.
El consorcio perdió consistencia tras la asunción de Bolsonaro. El PSDB y MDB fueron con candidatos propios a la elección, es decir, diferenciados del ex capitán y no tuvieron prácticamente representantes en el elenco gubernamental. Podría decirse que acompañaron un trecho por inercia y con desgano, dado que el nuevo habitante del Palacio de la Alborada no paraba de incurrir en dislates groseros y agraviantes. Por estos mismos motivos, el apoyo mediático inicial también se fue diluyendo. El cuadrado perdió así dos lados y su superficie se fue desdibujando. No obstante, los otros dos actores permanecieron como sostenes del Presidente.
Washington se mantuvo firme pues debía preservar la inversión política que había hecho en esa operación de largo aliento dirigida a desalojar del gobierno al PT y a abrirse oportunidades económicas y geopolíticas en el gigante sudamericano. Esto era concomitante con su pretensión de recuperar su posición hegemónica en la región, puesta en discusión por la emergencia de gobiernos populares en diversos países del área desde comienzo de los años 2000, así como por el avance de China y Rusia.
Chisporroteos con los militares
Por el lado de los militares las cosas han sido complejas pues han debido atravesar por cortocircuitos y rencillas con el Presidente.
El 14 de junio pasado Bolsonaro destituyó al prestigioso general Santos Cruz —que comandó la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití y la Misión de Paz de Naciones Unidas en la República Democrática del Congo—, al que había designado en la importante Secretaría de Gobierno. En abril pasado, el general tuvo encontronazos con Carlos Bolsonaro –hijo del presidente y concejal de Río de Janeiro— sobre el uso de las redes sociales. Por el mismo asunto chocó también con Olavo de Carvalho, el gurú presidencial. “Algo hay que hacer con mucho cuidado para que [la red] no se torne una bomba en manos de grupos radicales, de un extremo u otro” había declarado Santos Cruz. Recibió una injuriosa respuesta de de Carvalho:”¿Controlar internet, Santos Cruz? Controla tu boca. Eres una mierda” (El País, 14/06/2019). Cruz espero un apoyo del Presidente que nunca llegó. Y fue dimitido dos meses después.
Miércoles, 18 de septiembre de 2019
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