Lunes, 25/11/2024   Paso de los libres -  Corrientes - República Argentina
 
POR ATILIO BORON
Trump ensaya la invasión a Venezuela
La frustrada incursión de un grupo de mercenarios pretendiendo desembarcar en las costas de Macuto, estado de La Guaira, es la enésima prueba de que Estados Unidos, es un “estado canalla”; es decir, un país que viola sistemáticamente la legalidad internacional y al hacerlo pone en peligro la paz mundial.


La tentativa de la madrugada del pasado domingo confirma que la Casa Blanca persiste en su criminal actitud de mantener el bloqueo e intentar por cualquier medio derrocar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. E insiste en esta actitud en medio del desastre que la pandemia está produciendo en su país (69.000 muertos y más de 30 millones de desempleados).

Imperturbable ante el caos, Trump tiene tiempo para ordenar que una banda de mercenarios ponga en marcha su criminal “licitación para una invasión tercerizada” tal como fuera formalmente anunciada por el bandolero neoyorquino.[1] El objetivo de este primer ataque fue testear la capacidad de respuesta de la FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana), su cohesión frente a los invasores y su eventual vulnerabilidad ante la tentación que despierta entre malhechores de todo tipo la millonaria recompensa ofrecida por Washington. A no confundirse: lo ocurrido en Macuto no es un incidente aislado sino un engranaje de un plan meticulosamente concebido y cuyo desenlace final, en la afiebrada alucinación de quienes lo pergeñaron, es el secuestro o el asesinato del presidente Nicolás Maduro y la concreción del tan ansiado como elusivo “cambio de régimen.” De hecho, al día siguiente del primer incidente en Macuto un nuevo colectivo mercenario fue interceptado y sometido por las milicias populares en Chuao, en la región costera del Estado Aragua.[2]

Es indudable que la escala de esta operación fue incomparablemente menor que la que lanzara un grupo de cubanos contrarrevolucionarios en el desembarco de Playa Girón, el 15 de abril de 1961. En aquella ocasión se movilizaron unos 1400 hombres, más de una docena de aviones de transporte y bombarderos, numerosos barcos, tanques y una impresionante armamento. La fulminante respuesta de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas impidió que los invasores lograran su primer objetivo estratégico, preámbulo de otros más ambiciosos: crear una “zona liberada” en donde se instalase un gobierno provisional que obtendría el inmediato reconocimiento de la Casa Blanca y de la OEA y que permitiría que los medios de comunicación y los políticos serviles y sirvientes del imperio presionar a otros gobiernos para que reconozcan el nuevo gobierno cubano y lanzar una campaña mundial para que la “comunidad internacional” avale esta maniobra.

Lo de Macuto tuvo otra dimensión, pero no se debería caer en el error de creer que ese era todo el plan. De hecho, la nueva incursión por Chuao prueba lo que venimos diciendo. Ambos operativos son “globos de ensayo” para medir la rapidez y contundencia de la respuesta del chavismo y, también, operaciones de distracción para facilitar el eventual ingreso de contingentes de mercenarios –“contratistas militares privados”, según las leyes de Estados Unidos, como Academi (ex Blackwater) y Triple Canopy que cuentan con miles de efectivos- regularmente contratados por la CIA y el Departamento de Estado para realizar lo que eufemísticamente se llaman “operaciones especiales.” Por ejemplo, organizar micro-operaciones en el dilatado litoral atlántico-caribeño de Venezuela o por la extensa frontera colombo-venezolana (2.219 kilómetros) que ofrece muchas rutas alternativas de ingreso ilegal y de difícil detección. Por supuesto que el narcogobierno de Iván Duque en Colombia hará absolutamente cualquier cosa que le sea solicitada por Trump pues es consciente que si desobedeciera la orden tanto él como su jefe político, Álvaro Uribe Vélez, podrían terminar sus días en una cárcel de máxima seguridad como el ex presidente panameño Manuel Antonio Noriega. Por otra parte no puede olvidarse el hecho de que la IVª Flota de Estados Unidos lleva semanas patrullando el Mar Caribe con el pretexto de desarticular las redes del narcotráfico cuando los informes de la DEA señalan que el 93 % de la cocaína que ingresa a ese país lo hace desde Colombia y vía el Océano Pacífico. Ese vasto despliegue naval fue diseñado para otorgar apoyo logístico, y eventualmente de tropas y equipos, a las operaciones desbaratadas en las últimas horas. La situación, por lo tanto, es de extrema gravedad y la subestimación de la prensa es la mejor prueba de que se quiere minimizar el peligro para que el gobierno bolivariano baje su guardia y piense que lo peor ya pasó. Tal actitud subestima grandemente al liderazgo de Nicolás Maduro y el patriotismo de venezolanas y venezolanos que, de producirse el ataque, propinarán una tremenda derrota a los invasores. Sería bueno que alguien le cuente al ignorante de Trump que fue lo que le ocurrió a Estados Unidos en Playa Girón y en Vietnam.



Miércoles, 6 de mayo de 2020

   

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