HONGYI LAI, PROFESOR DEL DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS CHINOS DE LA UNIVERSIDAD DE NOTTINGHAM “El sector estatal chino ha declinado” Cambio de modelo: el tercer plenario del Partido Comunista, que concluyó el 12 de noviembre, dio algunas pistas para entender hacia dónde avanza el país bajo el liderazgo de Xi Jinping, quien asumió en marzo la presidencia. China es uno de los grandes enigmas de la economía mundial. Este año el crecimiento ha caído por debajo de un 8 por ciento, algo que sería considerado una hazaña en otras partes del mundo, pero que en China equivale a una de-saceleración económica. Según algunos, esta desaceleración es un aterrizaje suave de una economía que crecía a niveles insostenibles, señal de un cambio de modelo, más vinculado con el consumo doméstico que con la exportación. Una visión más pesimista habla del agotamiento de un sistema heterodoxo que combina un poderosísimo sector estatal, una gran apertura a las multinacionales y un férreo control de las demandas laborales. El tercer plenario del Partido Comunista, que concluyó el 12 de noviembre, dio algunas pistas para entender hacia dónde avanza el país bajo el liderazgo de Xi Jinping, quien asumió en marzo la presidencia. Página/12 entrevistó al profesor del Departamento de Estudios Chinos de la Universidad de Nottingham, Hongyi Lai, para analizar el rumbo de la economía china.
–El tercer plenario del Partido Comunista suele ser el escenario de los grandes anuncios económicos. En 1978, bosquejó el cambio del modelo estatista de Mao Tse-tung al de economía mixta de Deng Xiao Ping. En 1993 inició el camino que culminaría con la incorporación de China a la Organización Mundial del Comercio en 2002, hecho que cambió tanto a China como al mundo. ¿Qué sabemos de este plenario? ¿Estamos ante el lanzamiento de una nueva ola de reformas?
–Los cambios anunciados son bastante más radicales de los que llevó adelante Hu Jintao en los diez años previos, pero al mismo tiempo sigue habiendo un mensaje equilibrado para conformar a todas las líneas internas. Según el comunicado final, el rol del Estado sigue siendo “primordial”. Las empresas estatales se concentrarán en las empresas que son “la arteria” de la economía nacional, sea en servicios públicos o en industrias estratégicas. Estos sectores no estarán abiertos a la competencia privada. Pero el resto de la actividad económica estará abierta al sector privado que incluye a las empresas extranjeras, que podrán entrar en sectores como finanzas, arquitectura, salud, educación y manufactura.
–El comunicado decía que el mercado tiene que desempeñar un papel “decisivo” en la asignación de recursos. En el pasado se hablaba de un papel “básico”. ¿Puede cambiar esta diferente adjetivación el actual equilibrio que existe en China entre un poderoso sector estatal y un también poderoso sector privado?
–Buena pregunta. En las últimas dos décadas el sector estatal ha declinado, cediendo cada vez más espacio a la propiedad mixta y a la privada. De modo que todo parece indicar que habrá un mayor papel aún para el sector privado en la asignación de recursos. En este sentido a nivel retórico hay un cambio muy importante. No es lo mismo decir “decisivo” que decir “básico”. Pero quedan por verse muchas cosas, por ejemplo qué tanto se va a abrir el sector financiero. Es decir, como parte del ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio los bancos extranjeros han podido operar en el país, pero se ve muy poca participación de bancos privados chinos. Habrá que ver si esto cambia.
–Todos estos anuncios ocurren en el medio de un cambio de modelo económico que pone más el acento en el consumo interno que en la exportación. ¿Cuánto se ha avanzado en este camino?
–Desde la crisis mundial de 2008 una buena parte del crecimiento económico ha sido por la inversión masiva. Hoy hay mucho debate respecto de qué rol debe tener la inversión. En el comunicado del Partido Comunista hay una alusión a posibles cambios en el sistema de Houkou, el permiso de residencia, que es fundamental para tener acceso a la educación y la salud. Si se les permitiera a los campesinos migrar libremente a las ciudades, se avanzaría mucho en términos de consumo, porque se generaría una fuerte demanda de los bienes y servicios que requiere la vida urbana. Pero el gobierno siempre ha sido muy cauteloso sobre este sistema. Creo que habrá más experimentos y reformas parciales antes de avanzar en un cambio más profundo.
–Otra clave para avanzar en este cambio de modelo es la reforma del sistema de salud y de pensiones, que debería aportar una cobertura universal entre 2015 y 2020. Está claro que si los chinos no sienten seguridad sobre su vejez o la atención sanitaria, en vez de consumir van a ahorrar para cubrirse frente a esas eventualidades. ¿Cuánto se ha avanzado en suministrar este tipo de seguridad social?
–Se ha avanzado, pero falta mucho. Además, depende de definiciones. Cuando el gobierno dice “cobertura universal” en salud, es una cobertura muy limitada. Hay fuertes restricciones respecto de lo que se puede pedir de reintegro respecto del gasto hecho en una operación o en determinada atención sanitaria. No es una cobertura muy amplia. En algún momento se llegará a ese objetivo de que los más pobres tengan acceso a esa cobertura universal, pero por ahora es muy limitado.
–Otro pilar del cambio de modelo es el aumento salarial. En China no existe el derecho de huelga, pero los conflictos laborales son con frecuencia “tolerados” por las autoridades porque un aumento salarial es esencial para un mayor consumo doméstico.
–Los salarios han aumentado mucho en los últimos cinco años, tanto que algunos sectores de producción intensiva, dependiente de la labor humana, han perdido competitividad. China depende de otras ventajas ahora. No tanto del salario bajo, sino de su vasta infraestructura y de sistemas industriales bien integrados que producen todos los suministros necesarios para la manufacturación de los productos.
–Se ha hablado mucho de un agotamiento del modelo chino y de este crecimiento menor del 8 por ciento. ¿Cómo ve el futuro de la economía?
–Habrá que ver el impacto de estas medidas. Pero también hay otras tendencias que pueden ser fundamentales para el futuro de China. Una de esas tendencias es la urbanización. Tenemos millones de campesinos que quieren mudarse a zonas urbanas. De manera que se necesitará una política de vivienda, salud, servicios financieros que tiene un enorme potencial de expansión económica. Como en toda política económica hay riesgos. Uno de los temas de los que se ha hablado mucho es de la burbuja inmobiliaria que disparó los precios de la vivienda. El gobierno intervino y logró calmar la burbuja pero no ha domado por completo el problema.
Por Marcelo Justo.
Viernes, 29 de noviembre de 2013
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