RENE RAMIREZ, SECRETARIO DE EDUCACION SUPERIOR DE ECUADOR “Hay convergencia social” Ramírez había sido titular de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, motor de la llamada Revolución Ciudadana. Por este motivo, voces opositoras al gobierno de Correa lo tildan de “ideólogo de la revolución”. Ecuador logró democratizar el acceso a la educación universitaria, históricamente al servicio de la elite. Con estas palabras resumió las transformaciones que se están dando en materia educativa el secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de ese país, René Ramírez. “El país ha tomado la decisión de pasar de la economía de los recursos finitos a la economía de los recursos infinitos, que es la del conocimiento. Hemos conjugado el acceso a la educación con la calidad y la excelencia, yendo en contra de los que dicen que siempre uno de los factores va en detrimento del otro”, aseguró a Página/12 el funcionario ecuatoriano, de visita en Buenos Aires. Desde su visión, la educación es el factor clave para el modelo de desarrollo de un país. “El acceso a la educación siempre estuvo reservado para las elites. Para un proyecto político y económico dado uno tiene que preguntarse cuál es el proyecto económico que está detrás. Y en el neoliberalismo el proyecto educativo está al servicio de la formación de ciertos grupos”, agregó.
El gobierno del presidente Rafael Correa, en el poder desde 2007, emprendió una “revolución” educativa que evalúa constantemente a docentes y alumnos y que busca garantizar la inclusión de aquellos sectores con menos recursos. “Antes, nueve de cada diez universidades tomaban examen de ingreso de conocimiento, y obviamente cuando se hace eso con personas que vienen del sector rural se les hace imposible entrar. Nosotros cambiamos la manera de evaluar a un examen de aptitudes, que mide el nivel cognitivo en el proceso de razonamiento numérico y verbal, y demostró que los pobres sacan las mismas notas que los ricos. Lo que faltaba, entonces, eran oportunidades”, señaló Ramírez.
El gobierno también amplió el sistema de becas para los alumnos más pobres, que reciben una remuneración básica de 340 dólares mensuales para que se dediquen exclusivamente a estudiar. Sin embargo, esta reforma encontró resistencia en partidos opositores, gremios docentes, universidades privadas y la Iglesia Católica por igual. “Cerramos 14 universidades particulares que no cumplían los mínimos estándares de calidad. Teníamos un sistema de educación superior mercantilizado, con fines de lucro y excluyente, totalmente autárquico, es decir, al margen de lo que el país necesitaba para su desarrollo. Claro, tuvimos problemas con la educación básica porque estaba metida la partidocracia. El MPD (Movimiento Popular Democrático, de izquierda) tenía el sindicato de maestros –la Unión Nacional de Educadores, UNE– y la Facultad de Filosofía”, explicó el secretario.
Parte de la oposición y la UNE desacreditan los cambios en el campo educativo argumentando que la Constitución de 2008 prohíbe los paros en las escuelas públicas. “En su artículo 326, la Constitución garantiza el derecho a huelga y a organizarse. Pero existen servicios que garantizan derechos que impiden que aquéllos se paralicen. Y cuando un derecho va en detrimento de otro derecho, va en contra del bien común”, dijo Ramírez.
Antes de desempeñarse en su cargo actual, Ramírez fue titular de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, desde donde aplicó el Plan Nacional de Desarrollo, pieza fundamental de la llamada Revolución Ciudadana. Por este motivo, algunas voces opositoras al gobierno de Correa lo tildan de “ideólogo de la revolución”, algo de lo que Ramírez no parece hacerse cargo. “Este proceso responde a demandas sociales de una transformación radical del país y al tedio de la población por cómo se llevaba a cabo antes la política. Hemos ganado diez procesos electorales. Es decir, si es que existe algún ideólogo es el pueblo ecuatoriano, que ha sabido decidir qué es lo que quiere y cuáles son sus aspiraciones”, afirmó.
Ramírez defendió los logros del gobierno y, sin despegarse del discurso oficial, destacó los avances sociales. “Lo que ha pasado en Ecuador es algo único en su historia: se tiene reducción de la pobreza y de la desigualdad. Hay también una reducción de la polarización económica, y esto se mide a través del decil más rico dividido por el decil más pobre. Se tiene una mejora en el desarrollo humano, el tercero a nivel mundial. Hay convergencia social, porque los estratos más pobres son los que más crecen a mayor velocidad respecto de los más ricos. Tenemos hoy, en consecuencia, una sociedad más cohesionada”, apuntó. Pese a esto, reconoció que es un “insatisfecho” porque el gobierno de Correa estará en deuda “mientras existan pobres”.
Durante la entrevista, el secretario se refirió a la falta de una moneda propia como una traba para el pleno desarrollo de Ecuador. “La dolarización ha sido una camisa de fuerza para la política económica del país. No podemos salirnos porque sería muy costoso en términos sociales y económicos. El punto es que a pesar de tener la economía dolarizada hemos hecho bien las cosas en el sentido de manejar una política macroeconómica contracíclica”, sostuvo, y remarcó un avance significativo en la redistribución de la riqueza.
Ramírez admitió que la lucha entre el gobierno y grupos concentrados de poder ha sido dura, pero aclaró que era necesaria para aplicar el programa del oficialismo. “Hemos desarrollado una propuesta que busca cambiar las correlaciones de fuerza. Si maquilláramos esas correlaciones, no podríamos traducir esas transformaciones en resultados. Uno de los temas que tenemos que batallar es el de la ingeniería institucional del país. Porque si algo hizo bien el neoliberalismo es construir un andamiaje institucional y normativo que podía canalizar la construcción de su proyecto. Lo más complicado ha sido la creación de nuevas leyes, porque en esas leyes están los intereses de los diferentes grupos”, concluyó.
Fuente: Página12.
Sábado, 17 de mayo de 2014
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