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GAZA DUELE
Ruinas y muerte en la ciudad de Shajaiya
Las fuerzas israelíes, a su vez, sufrieron 13 bajas. Las autoridades palestinas acusaron al gobierno israelí de desatar un infierno de sangre y fuego en la ciudad de Shajaiya en Gaza, como represalia por los soldados caídos.


Un día de feroz violencia causó más de cien muertos en la Franja de Gaza, el más mortífero desde que Israel lanzó la incursión terrestre el jueves pasado. Los palestinos acusaron al ejército israelí de querer vengar la muerte de 13 soldados israelíes atacando con toda su fuerza la ciudad de Shajaiya, dejando los edificios en ruinas y un tendal de cadáveres en las calles. Fue la mayor baja del ejército israelí en una operación militar de los últimos tiempos. Al Quds, el brazo armado de Hamas, declaró que las tropas cayeron en un campo minado, pero el ejército israelí dijo que las muertes ocurrieron en distintos enfrentamientos.

El gobierno de Mahmud Abbas calificó de “masacre atroz” y “crimen de guerra” las muertes de los palestinos en Shajaiya, con una gran cantidad de víctimas mujeres. Mushir al-Nasri, un funcionario de Hamas, dijo que “llevamos adelante una operación exitosa contra los israelíes y ellos se vengaron con los civiles indefensos”. Las bajas elevaron a 18 la cifra de soldados muertos desde que Israel lanzó la ofensiva terrestre en Gaza, tras la muerte de otros cinco soldados el sábado. El brazo armado del movimiento islamista palestino afirmó que capturó a un militar israelí durante los combates, algo que no confirmó Israel. El primer ministro Benjamin Netanyahu sí anunció que la ofensiva se ampliará y acusó a los palestinos de usar la ciudad como un “fuerte del terror” desde donde se disparan cohetes contra Israel.

La operación que bautizaron “Borde protector” cuando la lanzaron hace dos semanas, y durante las cuales han causado la muerte de al menos 437 palestinos y heridas a 3000, provocó una polémica que se profundizó ayer cuando el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, dijo con evidente ironía sin saber que el micrófono estaba abierto: “Vaya infierno de operación milimétrica”.

Pero más allá de las maniobras diplomáticas y las recriminaciones y acusaciones, está la terrible pérdida de vidas humanas en Shajaiya. Hania Um Aziz estuvo atrapada en su casa de la calle Bagdad con una pierna rota durante 14 horas de bombardeos en zonas cercanas. “Todo el tiempo había olor a sangre que venía de abajo”, dijo la mujer de 64 años después de ser rescatada; los cuerpos eran de su hermano y su sobrina, muertos por un disparo de un tanque.

La familia Al Qassas huía del barrio en medio del fuego junto a cientos de otras familias cuando un proyectil impactó en el lugar. Mahmud, de diez años, resultó herido y a pocos metros de allí una mujer fue partida en dos. Pero no sólo había civiles en la ciudad de Shajaiya. Se podía ver a combatientes de Hamas aprovechando un breve cese de fuego para evacuar a los pobladores heridos para esconder sus armas.

El incesante ataque aéreo y terrestre hacía muy difícil rescatar a los heridos y llevarse los cuerpos. Dos que lo intentaron, el médico Fouad Jabr y el paramédico Khalid Hamid, murieron. En la calle se veían cuatro ambulancias que habían sido atacadas y estaban dadas vuelta y en llamas Miles de personas del este del pequeño enclave se sumaron a los 50 mil que ya buscaron un sitio seguro. Todos los refugios de Naciones Unidas, la mayoría escuelas, fueron colmándose con el correr de los ataques, pero de alguna manera tendrán que albergar a más en los próximos días. Con el creciente número de muertes civiles en Shajaiya, ambos lados acordaron un alto el fuego de dos horas pedido por el Comité Internacional de la Cruz Roja. A los 48 minutos, el cese del fuego fue roto por enfrentamientos esporádicos. Ambos lados se acusaron, para luego acordar dos horas más de cese de hostilidades.

No hubo un lugar en la ciudad de Shajaiya que no fuera dañado. Rafiq al Naizi, de 65 años, contó que recibió una llamada del ejército israelí para que él y 15 personas más evacuaran en cinco minutos el edificio donde se encontraba. Su casa recibió varios impactos, al igual que la de al lado. Los vecinos salieron con lo puesto para huir de la violencia. Varios familiares de Naizi pudieron salir, otros se quedaron.

Algunos ataques eran objetivos concretos. Entre los fallecidos se encontraba Osama al Hayya, el hijo de uno de los jefes de Hamas, Khalil al Hayya, su esposa y dos niños.

Sin embargo, la familia Alwan denunció a los soldados israelíes por matar a dos de tres hermanos que estaban en la cocina cuando un tanque los atacó. Qassem, de tres años, e Imad, de seis, fueron muertos; Abdullá, de 14, sobrevivió con heridas en la pierna. Las ambulancias no pudieron llegar a esa calle porque dicen los residentes que los soldados no lo permitieron y después de esperar 45 minutos los padres llevaron a los tres en el auto. “Imad murió instantáneamente. Qassem estaba vivo pero sangraba mucho. Murió durante los 45 minutos en los que esperamos la ambulancia”, dijo el hermano mayor Mohammed, de 19 años, en el hospital Shifa de la ciudad de Gaza.

“Arrojaron panfletos desde el aire hace unos días, dándonos un ultimátum para irnos, pero la mayoría de las familias se quedó porque no está envuelta en nada que les dé motivos para atacarnos. Necesitamos que nos digan por qué mataron civiles. Lo hicieron antes y lo hacen ahora”, dijo Mohammed al lado de la cama de Abdullá.

Nayaf al Qassas, al mirar a su nieto en el hospital, estaba desesperado por la paz. “Tengo otros nietos que también están en peligro, que viven en Shajaiya. Estamos rodeados de miedo. Si nadie murió al final del día, pensamos que tuvo suerte.”




Por Kim Sengupta

Desde Shajaiya, Gaza



Lunes, 21 de julio de 2014

   

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