POR ADALBERTO SANTANA “Elecciones en Brasil” El 5 de octubre de 2014 se desarrollarán en Brasil elecciones generales. Los cargos que se disputan giran en torno a la elección de diputados locales, nacionales, senadores y la principal decisión será votar por quien ocupe durante los próximos años la presidencia de la República Federativa del Brasil.
En ese panorama electoral figuran esencialmente tres aspirantes para llegar a ocupar el Palacio de Planalto en Brasilia.
Decisión transcendental en un país con casi 207 millones de personas (según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, en información dada a conocer a fines del pasado mes de agosto). A Brasil se le ubica como la nación latinoamericana más poblada en la región y una de las mayores en el mundo.
En ese complejo escenario electoral figura en primer lugar la actual presidenta brasileña, Dilma Russeff. La candidata del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder va a enfrentar a la candidata postulada recientemente por el Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva. Militante y dirigente del Partido Verde (PV), quien en su alianza con el PSB sustituyó al candidato Edmundo Campos cuando sufrió un trágico accidente aéreo en el que perdió la vida. En tercer lugar figura Aécido Neves del Partido Social Democrata Brasileño (PSDB) quien descendió a ese tercer sitio tras un llamado “vertiginoso ascenso” de la ex senadora Silva.
La también ex ministra de Medio Ambiente y Desarrollo, se le ubica por poderosos medios de comunicación de la prensa escrita, televisiva y radial como la candidata que puede llegar a ganar las elecciones en la segunda ronda electoral. En esa visión del poder fáctico de los grandes monopolios de los medios de comunicación del Brasil, se suman también los sectores agropecuarios del país interesados en que el PT y Dilma Russeff no sigan en la presidencia. En sondeos dados a conocer por el diario O Globo y divulgados por otros medios de comunicación, de acuerdo con la encuesta de Datafolha señalan que hay un empate en el primer lugar entre Marina Silva y Dilma Russeff con 34% de votos para cada una. En dicha opinión se apunta que la primera ascendió 13 puntos y la segunda descendió dos. En tanto que Neves perdió cinco y se encuentra con el 15% de los votos.
Sin duda contra Dilma se ejerce una intensa campaña de los sectores más retrógados del poder económico brasileño. Tal parece que la candidata del PSB tiene un ropaje de cordero y por abajo de él se encuentra el lobo. Por ello se puede identificar que en el escenario electoral brasileño hay francos actores que convocan a votar contra el PT en plena guerra sucia. Por ejemplo, en una actitud poco ética, el Consejo Regional de Medicina de Goias, llamó en carta del 5 de agosto a sus asociados a lanzar toda una campaña antipetista durante la consulta de sus pacientes. En la misiva se convoca literalmente a los médicos para que desde sus consultorios ejerzan: “su papel de ciudadanos y pedir votos contra la reelección de la actual presidenta y su partido” (O Globo, Río de Janeiro, 30/08/2014).
La estrategia de los poderes fácticos es acumular el mayor número de votos para Marina Silva para impedir que Dilma gane en la primera vuelta electoral y con ello hacer un alianza para la segunda ronda entre el PSB y el PSDB para así superar a Dilma con el voto de la derecha. Para ello es preciso mediatizar el voto popular orientando a los sectores populares menos organizados y descontentos por la crisis para canalizarlos hacia la candidata opositora. Marina Silva figura como una candidata con un rápido ascenso producto de la campaña mediática en prensa y televisión. Al poder mediático le interesa destacarla como un personaje que por su extracción humilde, nació en el estado de Acre en el noroccidente brasileño perteneciendo a una minoría étnica (zambo) y de las sectas religiosas pentecostal. Fue compañera de lucha del activista medioambientalista Chicho Mendes. A la vez fue militante del PT a donde ingresó en 1985, saliendo más tarde en agosto de 2009 para ingresar al PV.
En tanto que a la presidenta Dilma la contrapone el poder mediático descalificándola por su origen en las clases medias, universitaria y sobre todo por su militancia en la guerriilla contra la dictadura y aliada del proyecto de la izquierda latinoamericana.
El programa de Marina Silva, no es muy claro para la mayoría de los votantes. En el fondo su programa busca reformas que en el plano político lleve a la desaparición de la representación proporcional. Pide menos control del gobierno y más acción de los bancos privados. En la educación propone menos escuelas y más infraestructura a las que existen. En la seguridad propone incrementar el número de efectivos de la Polícia Federal en 50%, así como alienta los derechos de los homosexuales y la posibilidad de la adopción para ellos, entre otros puntos. Por otra parte la crítica contra Dilma por parte de Marina Silva se orienta a que Brasil disminuya su presencia en el Mercosur.
Para los voceros del poder fáctico es que Marina incluya al Brasil en la Alianza del Pacífico y también que ella, de ganar, oriente su administración por la producción de otros energéticos como el etanol, el biodiesel y se entre en la dinámica de que Petrobas viva un proceso de menor estatización. En el fondo, si pierde Dilma la derecha latinoamericana trataría de replica esa situación en las elecciones de Bolivia (12 de octubre) y Uruguay (26 de octubre). Sin duda es un momento difícil para la izquierda brasileña que tiene que acumular sus fuerzas en el corto plazo y ganar de nueva cuenta las elecciones que le den continuidad al gobierno del PT y de Dilma Russeff.
Martes, 2 de septiembre de 2014
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